Unión y compromiso

El nuevo entrenador del Tecnyconta, Luis Guil, recuerda la necesidad de fortalecer la defensa y quiere imponer un baloncesto "que se identifique con la ciudad".

Luis Guil realizó ayer su primer entrenamiento con el Tecnyconta.
Unión y compromiso
Toni Galán

Históricamente, el Tecnyconta se ha distinguido por la fuerza del grupo, por la implicación de todos los jugadores en un proyecto común. Por ser un bloque tenaz, comprometido, solidario, con carácter, con orgullo, con alma y con fe. Por ahí ha edificado gran parte de sus éxitos, Esos son, precisamente, los valores que el nuevo técnico de los zaragozanos, Luis Guil, pretende restaurar en el equipo para acometer el reto de la salvación. Sobre todo en el aspecto defensivo, donde los aragoneses han presentado importantes desequilibrios en sus actuaciones más recientes. "Debemos fortalecernos atrás, ser más sólidos y constantes. En principio, la defensa sería el principal aspecto a corregir, ya que nos han metido una media de 90 puntos por choque en las últimas jornadas", recordó ayer el técnico, durante su presentación oficial, nada más finalizar su primer entrenamiento con los zaragozanos.

Guil compareció tranquilo, con un discurso comedido y prudente, aunque al mismo tiempo ambicioso. Asume esta nueva etapa con "ilusión, confianza y seguridad", convencido de la inmediata reacción del equipo, y cree firmemente "en los jugadores, en el cuerpo técnico y en el proyecto deportivo" de la entidad. Considera, de hecho, que el club dispone de una plantilla "talentosa, con muchos puntos en las manos", y reiteró que el principal hándicap de los zaragozanos atiende a su sistema de contención: "Lo primero, lo más importante, será aplicarnos con sacrificio atrás. En ataque, ya sacaremos el talento que atesora este grupo, que es muy elevado".

En este sentido, el ideario de Guil trata de ser "atractivo para el espectador", a través de una propuesta "dinámica", destinada a facturar "muchos puntos". Un estilo enérgico, a campo abierto, que favorecerá el tipo de juego de los dos bases del equipo, a quienes conoce "a la perfección desde hace ya mucho tiempo". El técnico sigue las evoluciones de Tomás Bellas "desde que él tenía 13 años, cuando actuaba en la cantera del Real Madrid"; y dirigió a Sergi García en las categorías inferiores de la selección española. En el combinado nacional, Guil también entrenó a Jonathan Barreiro y Miki Servera, dos jugadores que, por su juventud, han venido desempeñando un papel residual a lo largo de la temporada. "Intentaremos que, poco a poco, tanto Jonathan como Miki eleven su aportación y nos ayuden cada vez más en las rotaciones. En los minutos que salten a la pista, tendrán que ir demostrando que están preparados para jugar", advirtió Guil. "En el caso de Sergi, actúa ya como un veterano", añadió.

El técnico insistió "en la capacidad de la plantilla", que ya demostró su potencial "en el tramo inicial de la temporada". "Me gusta el equipo. Ahora se trata de que los jugadores recuperen sensaciones y recuperen la confianza. Podemos practicar un baloncesto divertido –añadió el preparador sevillano–. Quiero un juego dinámico, que nos permita emplear todo el campo, que favorezca las transiciones, que nos aporte tiros abiertos en todas las posiciones de la pista", anunció Guil, quien considera que "incluso el pívot" puede representar una amenaza desde el exterior: "Si, por ejemplo, utilizamos a Fotu de ‘5’, como es un jugador capacitado para lanzar desde fuera, podríamos aprovechar esta circunstancia para encontrar buenos espacios", develó.

Un club grande

El técnico ha trabajado en Venezuela durante las tres últimas campañas. Lo hizo en las filas del Bucaneros de la Guaira, al que catapultó de manera extraordinaria. De hecho, fue designado Entrenador del Año en 2015, y el pasado curso alcanzó la final de la Liga de las Américas, lo que supuso la mayor gesta en la historia del club venezolano. Sin embargo, Guil no ocultó su "entusiasmo" por el nuevo escenario que ahora se le presenta: "Vengo a un club grande, a un histórico. Zaragoza es una ciudad que destila baloncesto por los cuatro costados. Además, cuenta con una afición magnífica, muy entendida, que siempre respalda al equipo. Por eso, quiero practicar un baloncesto alegre, que se identifique con la ciudad", anunció Guil. "Creo que este equipo, en este proyecto. De lo contrario, no hubiera venido. Ojalá este idilio se prolongue en el tiempo", destacó el técnico, que inicialmente ha firmado hasta el próximo mes de junio.

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