Andrea Blas: "No me queda tiempo para echar de menos el waterpolo"

Cinco meses después de su retirada, la zaragozana recibió un homenaje este lunes en la XVII Gala del Deporte.

Andrea Blas, en imagen de archivo.
Andrea Blas, en imagen de archivo.
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Cinco meses han pasado desde que la waterpolista Andrea Blas anunciase su prematura retirada de la actividad profesional. "Llega un día en el que tienes que tomar una de las decisiones más difíciles de tu vida. Después de muchos años disfrutando de lo que más me gusta, por varias circunstancias he de decir adiós a mi pasión", rezaba el mensaje con el que, a través de Instagram, puso fin a una gloriosa trayectoria. "Con lágrimas en los ojos y con un gran dolor me despido de mi colonia favorita: el cloro. Pero una no siempre tiene lo que quiere y, aunque duela, hay que seguir adelante", continúaba, antes de agradecer el "apoyo" de quienes la rodearon.

Una lesión en el hombro sufrida en la final del Campeonato de Europa 2014 venía lastrando su rendimiento en las dos últimas temporadas, impidiéndole formar parte de los éxitos de la Selección. Previamente, a lo largo de una década que se abrió con el Europeo juvenil de 2007, Blas había acudido con asiduidad a las convocatorias del mejor combinado de waterpolo femenino de la historia de España. Una medalla de plata en los Juegos Olímpicos de Londres 2012, un oro en el Mundial de Barcelona 2013 y otro oro en Budapest, donde inició su particular calvario de problemás físicos, lo avalan.

"Mi etapa con la Selección es lo más especial que he vivido. Jamás olvidaré el haber participado en torneos de tanta importancia defendiendo a mi país; me siento una afortunada", recordó este lunes Blas, momentos antes de ser homenajeada en la XVII Gala del Deporte Ciudad de Zaragoza que organizó el Ayuntamiento. "Me hace mucha ilusión que me sigan valorando después de todo este tiempo alejada de la competición", añadió, y reconoció que su vida "no ha cambiado tanto".

Por las mañanas, Blas ejerce de fisioterapeuta con personas discapacitadas; por las tardes, se lanza a la piscina en un centro de fisioterapia acuática y natación terapéutica. "No he dejado por completo el agua", comentó entre risas, aunque confesó que "no es lo mismo" y que le sigue picando el "gusanillo" cuando acude a ver al Escuela de Waterpolo de Zaragoza (EWZ): "Cada vez que voy a animar a mis antiguas compañeras me entran ganas de jugar. Es algo normal, teniendo en cuenta lo que este club ha significado para mí".

Con solo 24 años, Blas era el estandarte del EWZ. Siempre rechazó cualquier oferta de otro equipo -nacional o extranjero- para ser fiel al color naranja. "Al dejarlo, todo el mundo me decía que iba a echar de menos esto, pero lo cierto es que no está siendo así. No me queda tiempo para pensar si hice bien o mal. Soy feliz con lo que hago", prosiguió, y admitió que la principal diferencia respecto a su pasado es que tiene más tiempo libre: "Los entrenamientos y los partidos solo me permitían centrarme en el waterpolo; ahora, principalmente los fines de semana, tengo la opción de hacer otras cosas".

Por último, la zaragozana subrayó que, a pesar de que la lesión de hombro supuso el peor episodio de su carrera, tras la operación y la posterior rehabilitación quedó totalmente recuperada.

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