Álvaro del Valle da el salto a Europa

Después de rescindir su contrato con Anaitasuna, el joven aragonés se embarca en una nueva aventura que le lleva a formar parte del Cavigal Nice francés.

Álvaro Del Valle posa con una pelota de balonmano.
Álvaro Del Valle posa con una pelota de balonmano.
Aránzazu Navarro

Quienes lo conocen aseguran que nació para jugar a balonmano. A sus 22 años y después de toda una vida perforando porterías con el poderoso lanzamiento de su brazo izquierdo por los pabellones de su Zaragoza natal, Álvaro del Valle está a punto de dar el paso más importante de su, todavía, breve trayectoria deportiva. Tras disputar la última temporada y media en las filas del Anaitasuna de Pamplona, el joven jugador se ha convertido en la primera incorporación invernal del Cavigal Nice Handball en Niza, donde ha firmado para lo que resta de temporada y una más opcional. Después de disfrutar de la Navidad en la capital, junto a familiares y amigos, el aragonés hará las maletas para embarcarse en uno de los proyectos más ilusionantes de su carrera.


"Ya se habían puesto en contacto conmigo el año pasado. Hace aproximadamente un mes volvieron a preguntar y me ofrecieron la posibilidad de incorporarme de forma inmediata al equipo. Teniendo en cuenta mi situación en Anaitasuna, donde no estaba jugando muchos minutos, decidí dar el paso y aceptar la propuesta del Niza", asegura Del Valle, antes de precisar que "me iré el próximo 7 u 8 de enero".


Una vez allí se pondrá a las órdenes del técnico español Eduardo Fernández, encargado de liderar un proyecto que actualmente encabeza la clasificación en la Tercera División del balonmano francés, sustentado por otros jugadores nacionales como Rubén Montávez o Asier Antonio, viejo conocido de la afición aragonesa, con quien Álvaro ya coincidió durante su etapa en el desaparecido Balonmano Aragón.


"De momento lo único que sé es que voy a vivir solo en un piso cercano a la costa. No hablo francés, así que los primeros días intentaré apañarme con el inglés. Tengo muchas ganas de vivir esta experiencia", relata.


Al amparo de San Fermín, Álvaro del Valle ha disfrutado el último año y medio del deporte de su vida alejado de lo que más quiere: su familia. Sin embargo, a pesar de la falta de continuidad en los últimos meses, el jugador ha aprovechado este tiempo para continuar creciendo como deportista y como persona. "El irme entonces me sirvió, sobre todo, para madurar. Salir fuera de casa cuesta, sobre todo al principio cuando estás lejos de los tuyos. Ese paso al principio no fue fácil, aunque creo que me costó más el irme a Pamplona que dar el paso ahora de marcharme a Niza, puesto que aquella era la primera vez que me iba de casa", explica el mayor de los cuatro hermanos Del Valle.


La capacidad adquisitiva de los clubes o el nivel técnico de los jugadores son algunas de las diferencias que el zaragozano aprecia entre la competición en Asobal y su próximo destino. "Pienso que el tema físico es uno de los aspectos que más me puede costar. En España el juego es más colectivo y táctico, mientras que en Francia predomina más el uno contra uno", afirma.

Cantera corazonista

Álvaro del Valle constituye una de las piezas más preciadas que ha dado aquella mágica generación del 94 en Corazonistas. En ese pabellón, el aragonés comenzó a despuntar bajo la batuta del experimentado José Luis Tejel. Él fue el encargado de guiar a aquella camada de jóvenes talentos durante la mayor parte de su etapa formativa, la cual redondearon con el subcampeonato en la Mini Copa del Rey de Antequera en 2010. Una competición en la que Del Valle se erigió como máximo anotador.


Un año después, todavía en edad juvenil, disfrutó de su primera experiencia en la plantilla del Balonmano Aragón, donde aprendió de Mariano Ortega primero y Demetrio Lozano después, antes de poner rumbo a Navarra.


El lateral zaragozano también ha defendido los colores de las categorías inferiores de la selección española, donde coincidió con otra de las grandes promesas del balonmano aragonés, Javier Ariño, actual jugador del Bada Huesca. A ambos, además de una gran amistad, les une la medalla de bronce conseguida en el Europeo sub 20 de Austria en 2014, o el séptimo puesto en el Mundial de Brasil celebrado el año pasado.


"Defender los colores de mi país es uno de los recuerdos más bonitos que me ha dejado el balonmano hasta ahora. Por lo que significa y por lo que representa. En ese momento eres el reflejo de los miles de chicos que, como tú, tienen una ficha federativa de balonmano", recuerda con una sonrisa en su rostro.


Todos estos recuerdos forman ya parte del pasado. El presente dibuja una Navidad diferente y el futuro será quien dictamine hacia donde se dirige la carrera profesional de Álvaro del Valle.

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