Campeón con un coche de los 80

Ismael Pina nació en Zaragoza en 1983, año en que su Opel Manta (un coche con aire deportivo que se fabricó de 1970 a 1988) se puso en el mercado y con el que se ha proclamado por primera vez campeón de Aragón de Rallys de asfalto, una de las disciplinas más atractivas del automovilismo. "Es un ‘rara avis’, ya no se ve en la calle y menos corriendo en pruebas. Todo un clásico", reconoce. Un vehículo que el piloto ha transformado desde entonces, animado por sus conocimientos técnicos y por una pasión por las carreras que nació de adolescente. Una obra de ingeniería –carrera en la que se formó siendo universitario– creada en el taller que levantó su padre, Mariano, en 1972 en el barrio de San José, Autronic, donde ahora trabaja con su hermano Víctor. "Se ha convertido en un coche de carrera investigando para hacerlo más competitivo. Es un coche alemán y ya estaba todo inventado. En España hubo pocos. Mirando por foros ingleses y alemanes, y pidiéndolas en el mercado de origen, he podido ir reconstruyéndolo.

Investigando qué piezas ponerle, adaptando elementos de otros modelos. No lo preparé para conseguir estos logros pero, a base de echarle muchas y muchas horas, ha llegado el premio", explica el campeón, de 33 años.

Ismael Pina creció agarrado al volante gracias a un programa de formación de pilotos de Slalom que puso en marcha en 2001 la Federación Aragonesa de Automovilismo. Logró una beca y completó el Campeonato de Aragón de esta disciplina durante un año y con los gastos pagados. "Fue un gran aprendizaje y la plataforma para lanzarme a metas más ambiciosas. Después, estuve dos años en blanco y luego retomé mi sueño, que era correr carreras de rally", evoca.

Tras completar la carrera de Ingeniería, se puso a trabajar con su padre. "Con mi primer sueldo me compré el Opel Manta. Estaba abandonado en Barbastro y pagué por él 700 euros. Le hice un favor al vendedor, que se lo quería quitar de encima –cuenta entre risas–. Y con la segunda nómina empecé a equipar el coche. El automovilismo es un deporte que requiere mucho sacrificio personal y económico".

En el cuarto Campeonato de Aragón de rallys que disputa, le ha llegado la gloria. Y fue en la última cita (tras las disputadas en Sabiñánigo, Nueno y Borja), en el VIII Rallysprint Villa de Tabuenca-Memorial Antonio Martín, donde sumó su primer triunfo, que le dio la corona regional. "La clave ha sido la regularidad. Y se ha demostrado que con un coche del siglo pasado se pueden sacar resultados", destaca Pina, que se llevó el premio gordo junto con su copiloto Carlos Serrano. El Opel Manta se puso líder de la carrera y se aprovechó de las averías sufridas por sus máximos rivales: José Luis Carrillo y David Torrubia, con su Mitsubishi Lancer Evo IX, y Climent Domingo y Joan Venceslao, con su Citroën DS3.

No es el único trofeo con el que Ismael Pina ha embellecido su palmarés. Ya que en la prueba que cerraba el Regional de Tramos de Tierra, celebrada en Esplús, firmaba el doblete. En este caso, el título al mejor copiloto del certamen autonómico al lado de Raúl Huerta (Peugeot 205 MI), que conquistaba su primer campeonato en esta especialidad. "Me gusta la labor de acompañante del piloto, entender el libro. Esto también me ha servido para ganar la competición de rallys. La verdad es que el año ha salido a pedir de boca, completo", cuenta con satisfacción.

El único hándicap que frena su impulso por dar el salto al Nacional se resume en una palabra: dinero. "En Aragón tiene mucho mérito ser piloto. El automovilismo es muy amateur.Hago un llamamiento a los patrocinadores, para que se animen a apoyar", reclama Pina, que continuará "un año más" con su Opel Manta.