Xiscu: "No tengo una extraordinaria calidad, por eso creo tanto en el trabajo"

Menorquín, de 21 años, Xiscu Martínez destacó por su puesta en escena contra el Oviedo. El joven extremo revive las últimas horas y describe su carta de presentación.

Xiscu, un entrenamiento con el primer equipo del Real Zaragoza.
Xiscu: "No tengo una extraordinaria calidad, por eso creo tanto en el trabajo"
Toni Galán

¿Cuándo le comunica Agné su titularidad contra el Oviedo?

Ya durante la semana, el entrenador me comenta que existe esa posibilidad. Me dice que puedo entrar en el once. Pero no me confirma la titularidad hasta el sábado. Me dio un par de consejos, sobre todo que jugara tranquilo, y me mostró su seguridad en que todo saldría bien.


¿Cuál fue su reacción?

De alegría. De mucha alegría, claro.


¿Con quién la compartió?

Lo primero que hice fue llamar a mi padre, y se puso a llorar. Yo estaba algo nervioso en una situación así, porque la experiencia es nueva, pero, bueno, al final se impone la felicidad por una oportunidad como esta.


¿Por qué lloró su padre?

Porque hemos vivido juntos en el fútbol muchas cosas. Desde niño, ha sido muy insistente conmigo. Siempre me ha animado y ha estado convencido de que llegaría a un primer equipo. Estaba seguro que algún día vería a su hijo jugar por la televisión.


¿Estamos, pues, ante un sueño cumplido para toda la familia?

Así es. Mi partido contra el Oviedo tiene mucho significado para ellos. Se ha cumplido ese sueño. Yo sé que, realmente, aún no estoy, aún no he llegado, porque hasta que no te asientas no es así, pero lo están viviendo con mucho orgullo.


Usted es menorquín, de Ciudadela. Vino hace 18 meses, con poco más de 19 años, al Zaragoza para potenciar el filial. Un cambio vital considerable, más saliendo del contexto de una isla. ¿Le costó alejarse de su casa?

Yo vine al Zaragoza muy mentalizado, con la idea de trabajar duro. Tenía la sensación de que me iba a costar adaptarme más. Solo había salido de casa un año, para jugar en Mallorca en el juvenil del Atlético Baleares, pero venir a la península es distinto. En parte, por eso, por cómo iba a vivir la situación de estar lejos de la familia.


¿Cómo es la historia de su fichaje por el Zaragoza?

Hice un buen año en el Mercadal, en la Tercera División. Yo no tenía agente entonces, pero me llamaron varios representantes para ofrecerme a algunos clubes, y así surgió la opción del Zaragoza. Creí que era un buen proyecto, un buen destino para llegar a ser profesional.


¿Cree que es mejor jugador que hace un año?

Sí. Sabía que mi formación en Zaragoza sería mejor. Creo que he crecido como futbolista.


¿Cómo está encajando su aterrizaje en el primer equipo?

Como cuesta tanto entrar, hay que exprimir cada minuto que te dan. Si subes, te arrugas y no te enseñas, no vas a tener más oportunidades. Lo estoy viviendo muy intensamente. Nunca se sabe si, dentro de una semana o después de Navidad, me van a decir de regresar al Deportivo Aragón. Así lo haré si se produce, para trabajar y volver a jugar cuanto antes con el primer equipo. Y si no vuelvo, pues muy feliz de haber tenido esta oportunidad.


Contra el Oviedo, dejó la sensación de que Agné acertó con su apuesta. Su fútbol fue muy dañino para el rival. ¿Qué le ordenó el entrenador?

Me dijo que hiciera lo que yo sé, ante todo, que fuera fiel a mi fútbol. Me pidió que buscara balones al espacio, que lanzara esprines, y, si no se daban esas situaciones, que, entonces, bajara a recibir al pie. Creo que el equipo estuvo bien y supimos leer perfectamente el partido.


¿Se marchó a casa convencido de que había dado la talla?

Todo futbolista busca una oportunidad como esta y aprovecharla. Yo lo que quería es eso. Si te dan una opción en un equipo como el Zaragoza, donde ya de por sí es complicado entrar, hay que aprovecharlo. Quería tocar balón y hacerlo bien. Al principio, jugué un poco nervioso, perdí algún balón, pero conforme pasó el tiempo me fui soltando. Intenté hacerlo bien. No tengo aún el ritmo de Segunda y por eso perdí balones o quizá en algún choque parecía más débil. Aunque también hice alguna jugada que estuvo bien.


¿Ha notado el salto, entonces?

Terminé reventado. Los gemelos ya comenzaban a subirse. Pensaba que no aguantaría tanto. En Cádiz, por ejemplo, jugué 25 minutos y ya acabé bastante agotado.


Rapidez, agresividad al espacio, sentido de la movilidad, sacrificio defensivo, intensidad… ¿Su juego contra el Oviedo resume sus virtudes?

Sí, soy ese tipo de extremo. Yo no soy un futbolista que tenga una calidad extraordinaria, por lo que creo en el trabajo como la clave del éxito. Desde niño me ha gustado el trabajo, el entrenamiento. No he sido un jugador perezoso nunca. Me gusta trabajar, defender para poder atacar, y jugar al espacio, con profundidad.


Es un perfil escaso en esta plantilla. Más allá del lesionado Xumetra, los extremos del equipo no son especialistas de banda, ni jugadores veloces o explosivos. ¿Esto abre aún más le rendija para poder asentarse?

Sí. Yo lo voy a intentar. Y si en algún partido o frente a algunos rivales es necesario ese tipo de juego, buscar más profundidad, y puedo estar ahí, lo intentaré aprovechar.

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