¿Con qué sensación se fue a la cama al sábado viendo al equipo en un histórico segundo puesto?

¿Quién no se va contento a dormir cuando vas segundo? Pero también me fui tranquilo. La semana pasada veníamos de perder en Cádiz y la gente ya se pensaba que no íbamos a estar arriba. Ahora ganamos al Oviedo y todo cambia. Para nosotros estar arriba es bueno sobre todo porque son muchos puntos y, como siempre hemos dicho, la salvación es lo primero. La temporada pasada con el Leganés me pasó algo parecido y ascendimos directos. Tampoco quiero animar a la gente a que piense en cosas que de momento están muy lejos, pero sí les animo a que tengan un poco de esperanza y de ilusión.

A estas mismas alturas su Leganés iba el 11º con 20 puntos, uno menos que ahora la SD Huesca.

La clave fue que luego cogimos una dinámica muy buena en casa y creo que nos está pasando algo parecido con el Huesca. Hacernos fuertes en el Alcoraz es primordial. Para mi fue un sueño lograr el ascenso y espero, aunque sin decirlo muy alto porque luego se estropea, poder por lo menos volver a luchar por ello aquí.

Por su experiencia, ¿qué se hace para no entregarse a la euforia?

Es muy complicado, pero allí teníamos un regulador muy grande que era Garitano, que era muy parecido en este sentido a Anquela. Siempre nos insistía en que ni por ganar un partido éramos los mejores ni por perder uno los peores. Lo importante era el trabajo diario y saber de dónde veníamos ya que muchos habíamos jugado en Tercera y Segunda B.

¿Cómo lo está viviendo Anquela?

Se le ve tranquilo, pero también ilusionado porque ¿quién no va a estarlo yendo quintos y con 21 puntos? Pero sí que es cierto que el míster rebaja cualquier euforia y hace bien porque esto no ha hecho más que empezar y tiene que ser también un regulador grande para que no nos volvamos locos.

¿Se creían al descanso el baño que le habían dado al Oviedo?

Durante toda la semana fuimos conscientes de que si ganábamos, nos podíamos meter arriba y salimos súper concienciados. Y el equipo estuvo de diez.

¿Cómo le ha sentado anímicamente su segundo gol en liga?

Estoy contento y espero que vayan llegando muchos más, pero la verdad es que el tema de la falta de goles de los delanteros me resulta ya más que aburrido. Creo que se le da demasiada bola. Yo soy el primero que si tengo ocasiones y no marco, me voy a casa y le doy muchas vueltas, pero es una posición complicada para el sistema de juego del Huesca porque tenemos que trabajar mucho. Por suerte Anquela es el primero que le quita hierro al asunto y habla conmigo diciéndome que esté tranquilo y que lo importante es el trabajo y las victorias del equipo, y tiene toda la razón.

¿Le va a obligar a reinventarse?

Eso siempre es bueno. Vengo de jugar en un sistema totalmente diferente y por eso al principio sí que me costó adaptarme un poco a lo que me exigía Anquela. Pero cada partido que pasa me acoplo mejor. Necesitaba un margen para conocer a mis compañeros y ahora ya sé por dónde me pueden llegar más balones.

Ante el Cádiz ya jugó algunos minutos junto a Urko Vera. ¿Cree que son compatibles?

Por supuesto. La gente dice que somos dos delanteros muy parecidos, pero yo sigo pensando que somos muy diferentes. Le admiro porque ha demostrando en toda su carrera que siempre ha hecho goles. Y en el caso de Boris es joven aún y le queda mucho por aprender. En Cádiz jugamos los dos pero ya era complicado. Si algún día el míster nos necesitara a los dos estoy seguro de que las cosas saldrían bien.