Los últimos 102 kilómetros de los cuatro superhombres aragoneses

Ya han recorrido 458 kilómetros por el Pirineo, pasando noches sin dormir y subiendo un desnivel positivo de 30.895 metros, el equivalente a nueve veces la altura del Aneto o más de tres el Everest. Pero a Óscar Vázquez, Alejandro Castarlenas, Jorge Aramburo y Ángel Hernando, los únicos deportistas que aspirar a completar la gesta de la Challenge La Magia de los Pirineos, todavía les quedan 102 kilómetros y 6.100 metros de subida para convertirse en superhombres.

Estos cuatro aragoneses participarán este fin de semana en la Ultra Trail Guara Somontano, la prueba que cierra uno de los circuitos más duros del panorama nacional. Si acaban la última de las seis pruebas que lo componen (Ultra Trail Jaca, Gran Trail Sobrarbe, Gran Trail Aneto Posets, Trail Valle de Tena, Canfranc-Canfranc y Ultra Trail Guara Somontano) habrán recorrido 560 kilómetros por las montañas aragonesas, acumulando en sus piernas un total de 32.818 metros metros de desnivel positivo.

A pocas horas de comenzar la última carrera, los cuatro destacan la extrema dureza de las pruebas y, sobre todo, de tener que correrlas en menos de cinco meses, lo que ha supuesto un gran esfuerzo tanto físico como mental. En las madrugadas de travesía por el Pirineo, en ocasiones en soledad, han tenido que sobreponerse al cansancio, al dolor e incluso a la idea de abandonar que suele aparecer en algún momento para llegar hasta este punto. Ahora, pese a que todavía les quedan más de un centenar de kilómetros, vislumbran, a lo lejos, el final de la aventura.

“En una carrera de más de 30 horas te da tiempo a pensar en todo y pasas por todos los estados de ánimo posibles. Tienes momentos de alegría, de frustración...”, asegura Jorge Aramburo, zaragozano de 35 años y trabajador a turnos en una fábrica: “Cuando pasas un mal momento durante una prueba así piensas en que no puedes tirar al traste todo lo que has superado hasta entonces. Pero en muchas ocasiones la línea entre decidir retirarte o seguir es muy delgada”.

Aunque físicamente es un esfuerzo titánico, la mayoría coinciden en que la cabeza manda. “Para mí ha sido más duro mental que físicamente. Yo no voy a competir, sino a acabar, por lo que no fuerzo al máximo el cuerpo para llegar unos minutos antes o adelantar a un rival. Pero la cabeza hay veces que te traiciona. Pensar en retirarme no, pero sí he llegado a pensar que qué hacía yo allí. De hecho, me pasó en la primera cuesta de la primera carrera, cuando me di cuenta del lío en el que me había metido”, indica Óscar Vázquez, ingeniero oscense de 45 años que vive en Zaragoza.

Quien contaba con cierta ventaja era Ángel Hernando, un zaragozano de 43 años que reside en la localidad navarra de Ablitas. “Yo ya hice el reto el año pasado, aunque era una prueba menos, así que ya sabía a qué me enfrentaba. Esto me ha permitido gestionar mejor el aspecto físico y el mental”, reconoce.

Mientras Aramburo, Vázquez y Hernando ya se habían apuntado a todas las carreras desde el principio, el reto de completar la Challenge La Magia de los Pirineos surgió sobre la marcha para Alejandro Castarlenas, veterinario de 49 años natural de Estadilla, aunque residente en Barbastro: “Al principio me apunté a tres y no me planteaba correrlas todas, pero sin planearlo he llegado hasta aquí”, explica.

Ahora, con el objetivo cada vez más cerca, solo quiere disfrutar de este último tramo. “Llegados a este punto y después de todo lo que he pasado, el objetivo en esta carrera es pasarlo bien”, explica Castarlenas, quien no piensa en la clasificación -computan los tres mejores resultados en las diferentes pruebas- pese a que ahora mismo es segundo. El primer puesto ya se lo ha asegurado Dani Amat, uno de los corredores de trail más destacados del panorama nacional, pero aún quedan por decidir los otros dos puestos del podio.

Para Castarlenas, el momento más emotivo de esta experiencia fue cuando cruzó la meta de la Aneto Posets tras invertir más de 28 horas en recorrer sus 109 kilómetros. “Tardé más de lo previsto y acabé a las 4 de la madrugada, por lo que pensaba que la meta iba a estar desierta. Pero me recibieron mi familia y un gran grupo de amigos, fue una sorpresa enorme”, confiesa.

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La más dura, la Canfranc-Canfranc

En lo que sí coinciden los cuatro es en cuál es la prueba más dura. “La Canfranc-Canfranc, con diferencia”, reconoce Hernando. Sus 100 kilómetros y, sobre todos, su desnivel y su recorrido, muy salvaje en varios tramos, hacen de esta ultratrail la reina de este circuito. “Yo estuve a punto de tirar la toalla cuando quedaban 20 kilómetros”, dice Castarlenas. Igual que Aramburo, quien tuvo serias dudas de que acabaría. “Pensaba que no iba a llegar antes del cierre y me planteé incluso en retirarme. Al final llegué 15 minutos antes. Aunque un amigo aún fue más justo, llegó solo 18 segundos antes...”.

Además de la dureza de las pruebas, los que han corrido las cinco primeras carreras han tenido que lidiar con el escaso tiempo de recuperación. “Las pruebas han sido muy duras, pero también el hecho de tener tan poco tiempo entre una y otra. Creo que cuando acabe esta ya sentiré una gran liberación, ya que hasta ahora cuando finalizaba una me venía a la cabeza que en pocas semanas tenía la siguiente”, indica Vázquez.

Una experiencia inolvidable

Aunque aún quedan los 102 kilómetros de la Ultra Trail Guara Somontano para seguir recolectando recuerdos, los cuatro corredores hacen un balance positivo de la experiencia. “Recorrer los valles del Pirineo de esta forma ha sido maravilloso. Pese al cansancio se puede disfrutar del paisaje y de la naturaleza. De hecho, yo siempre me llevo mi cámara de fotos y de vez en cuando me paro a hacer alguna”, explica Óscar Vázquez.

“De momento voy a descansar un tiempo, pero no veo necesidad de repetir”, bromea Aramburo, quien pese a los malos momentos cree que ha merecido la pena: “Claro que lo recomendaría, pero también advertiría a los que se lo planteen que hay que estar muy preparado”.