El fervor y el buen ambiente se adueñan de las gradas

El latir del circuito de Motorland Aragón es el público. Es el músculo más fuerte y el que no escatima en esfuerzos para empujar con su aliento a los pilotos por los que han recorrido cientos de kilómetros. Para algunos, sumando la vuelta, los cientos se convierten en miles. Para otros, apenas unas decenas porque son los de casa.

El público arropó la cita como lo hace desde 2010 y dio sentido a la renovación del Gran Premio durante cinco años. La entrada batió récord de asistencia durante todo el fin de semana con 117.326 espectadores. Supera el dato de 2010, el mejor hasta la fecha. El calor que venció a los pronósticos de lluvia, lo facilitó.

En la pelouse, las gradas de tierra, se encuentra la esencia de este deporte. Como otros tantos cientos, entre una mesa plegable, sillas y varias neveras portátiles vio las carreras Diego Rozas. Llegó desde Bujaraloz con siete amigos para continuar con un ritual que inició en 2010, al mismo tiempo que el Gran Premio de Aragón. A lo largo de estos años han pasado por varias gradas aunque aseguran que donde mejor se está es en la pelouse 6, en la final de recta. "Aquí nos montamos nuestro campamento. Hemos traído de todo un poco para pasar la mañana y disfrutar de las motos. Ese es el objetivo", dijeron parapetados entre gorras y gafas de sol.

Las jóvenes promesas del motor tampoco se perdieron la ocasión de ver a sus ídolos en acción, entre ellos, Víctor Cubeles, un niño de cinco años que acudió con sus padres, José y Cristina, y su hermana. Aunque proceden de Caspe, residen en Zuera, donde Víctor es asiduo al karting. Además, forma parte de la Escuela de Lorenzo. "Este verano hemos venido al menos 8 veces al karting de Alcañiz. Nos encantan las motos y al pequeño más. De hecho, el jueves los dos hermanos participaron en la Promo Aragón con los pilotos en el paddock", relató su padre. Admite que a su hijo la afición le venía por su parte y le encantaría que algún día pudiera correr en Alcañiz.  "¡Uf!… Sería emocionante", admitió.

En la pelouse 6 hubo un invitado de lujo para animar a Álex Rins. El piloto barcelonés desciende de Valdealgorfa, donde reside gran parte de su familia, y desde el pueblo cada año se desviven para animar a su hijo más ilustre. Ayer, medio millar de personas vistieron la camiseta del Fan Club y se llevaron al gigante de la comparsa que representa al ilustre botánico José Pardo Sastrón. "Empezó como broma antes del verano con Gloria, la presidenta, pero ella empezó a moverlo para poder entrar y aquí estamos", dijo Jorge Alloza, el que lo llevó en sus hombros. El gigante fue objeto de muchas fotografías y de muchas preguntas. En el centro del Fan Club se desplegó una bandera de 30 metros cuadrados color naranja con el 42 en el centro tejida a mano por vecinos de la localidad.

La emoción del GP

La carrera de Moto 2 dio paso a la de Moto GP y la tensión, aunque repartida, se notó sobre todo, en la grada 3. La comparten los fans de Jorge Lorenzo, Álex Márquez, Álvaro Bautista y muchos de Valentino Rossi. Los de Márquez estallaron en el momento en que el de Cervera adelantó a Rossi y se puso en cabeza. "Después de Crivillé vino Marc y he apoyado a todos los españoles pero el que me ha motivado para ser fan es él", dijo Roser Zapata, que viajó desde Alcocebre (Castellón). Respecto al circuito aseguró que "está muy bien en todos los sentidos y va mejorando con los años".

También siguen a Márquez desde que iba en su KTM Marga Palacios y su marido, que se desplazaron al GP de Aragón desde Logroño. "Nos gusta porque se sale en lo deportivo y, en lo personal, transmite mucho", dijo Marga, que tuvo la suerte de conocerlo en una ocasión tras ganar en un sorteo un pase de paddock. "Es un tío muy cachondo", comentaron.

Una vez se afianzó en la primera posición, la tensión se repartió entre seguidores de Rossi y Lorenzo por la segunda plaza. Ambos comparten equipo pero pocas buenas relaciones. El mallorquín adelantó al italiano y la grada, con 200 personas del club de fans de Lorenzo, estalló en aplausos. Acudieron aficionados de todas partes de España, Francia y algún italiano ‘lorenzista’.