A diez centímetros de la gloria

La aragonesa María Álvarez regresa a España tras proclamarse subcampeona del NCAA Tournament con el Oklahoma State University en Estados Unidos.

María Álvarez golpea a la bola durante un entrenamiento.
A diez centímetros de la gloria

Nació en Zaragoza el 17 de agosto de 1994, y desde ese día su vida gira entorno a una raqueta de tenis. María Álvarez ha regresado a España –por el momento– después de cerrar una de las etapas más enriquecedoras de su vida en Estados Unidos. Tanto personal como deportiva. La joven ha completado sus estudios universitarios durante los últimos cuatro años en Oklahoma State University. Una universidad ubicada en la ciudad americana de Stillwater, situada en el estado de Oklahoma.


Allí la joven ha compaginado sus estudios de economía internacional con una de sus grandes pasiones: jugar a tenis. "Ha sido la mejor decisión que he tomado en mi vida. Aunque al principio me costó irme ya que me daba un poco de miedo dejar mi casa, a mi familia, a mis amigos, volvería a repetir. Ha sido una experiencia única", relata la deportista, que dio el paso gracias a una beca deportiva otorgada por la empresa aragonesa AGM Sports. Una institución que cada año facilita a diferentes deportistas de toda España dar el salto a Estados Unidos con el objetivo de poder seguir conciliando sus estudios con la práctica deportiva.


María ha formado parte del equipo de tenis de su universidad, con el que este año ha cosechado importantes éxitos. Junto a sus siete compañeras de diferentes nacionalidades –Serbia, Montenegro, Ucrania, Eslovaquia, Argentina, América y España– esta última temporada se han proclamado campeonas de la liga regular de su conferencia (Big 12), campeonas de copa, terminaron invictas en casa sin caer en ninguna eliminatoria como local y subcampeonas del NCAA Tournament Division I.


Se trata de la primera final que disputaba el equipo en su historia, donde acariciaron con los dedos el sabor del triunfo. Pero no pudo ser. En un partido muy disputado, después de disponer incluso de una bola de partido que se fue al pasillo por diez centímetros, finalmente cayeron contra el Stanford. Un conjunto que ha levantado el trofeo de campeón en 19 ocasiones.


El día a día de la aragonesa en suelo americano se basaba en una exigente rutina de entrenamientos de cinco horas entre seis y siete días a la semana. "Nos levantábamos a las cinco y media de la mañana. A las seis hacíamos una hora y media de sesiones físicas, para después ir a clase hasta la una del mediodía. Comíamos y para las dos de la tarde estábamos de nuevo en la pista. A última hora del día podías tener una tutoría con un profesor para resolver cualquier duda académica. El apoyo que recibes para poder compaginar el deporte y los estudios es tremendo. En España cuando estudié la ESO me tuve que cambiar a un instituto para poder seguir yendo a entrenar por las tardes", explica.


Sus inicios en el mundo de la raqueta comenzaron con tan solo seis años como fruto del amor que desprende por el mundo del deporte en general, sin importar la disciplina. "Siempre me han encantado muchos deportes, no solo el tenis. Cuando era pequeña, mis padres me apuntaron a un campus en verano para que lo practicara y allí vieron que se me daba bien el tenis", cuenta la zaragozana, que tiene en el tenista suizo, Roger Federer, a su gran ídolo.


Actualmente, María Álvarez se encuentra disfrutando de unas merecidas vacaciones en su Zaragoza natal, aunque por ahora no contempla instalar su residencia en la capital. "El año que viene me gustaría hacer un máster y seguir formándome. No sé si en Estados Unidos, en Inglaterra o en qué sitio. Lo que sí sé es que esté donde esté, quiero poder seguir vinculada al mundo del tenis, ya sea como jugadora o como entrenadora", concluye.

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