Juliá suelta lastre

A falta de Diego Suárez y Whalley, el club ya tiene resuelto el capítulo de salidas, una cuestión esencial.

Narciso Juliá, en la sala de prensa de la Ciudad Deportiva.
Narciso Juliá, en la sala de prensa de la Ciudad Deportiva.
Oliver Duch

La salida de Manu Herrera rumbo al Betis representa la última gran plomada salarial de la que el Zaragoza pretendía liberarse a toda costa. Un movimiento esencial para que Narciso Juliá contara con la liquidez suficiente para acometer las operaciones finales en el diseño de la plantilla. El adiós de Manu Herrera es el octavo de los diez que se fijaron prioritarios para recomponer la estructura de gasto y configurar un plantel con nuevos nombres. A Narciso Juliá solo le quedan dos futbolistas por sacar: Diego Suárez, que desde ayer se entrena con el equipo filial, y Óscar Whalley. No obstante, ambos casos son menores en cuanto a relevancia: el trabajo duro ya está realizado. A diferencias de otros años recientes, el Zaragoza no tendrá en la plantilla ningún futbolista cuya relación coste-rendimiento no encaje en los planes del club. La pasada campaña, por ejemplo, Ángel Martín González se enquistó en algunos frentes, como Abraham Minero, Pablo Alcolea o Rubén... Casos que a los que se les buscó salida sin éxito.


Este escenario ha cambiado esta temporada. Narciso Juliá ha pasado la desbrozadora con éxito sobre la silueta de la plantilla. La salida de Manu Herrera es la última de las forzosas, aunque en el club tampoco se vería con malos ojos la venta de Cabrera si repercute en forma de ingresos por traspasos.


En poco más de un mes, el Zaragoza ha alcanzado acuerdos de rescisión de contrato o de cesión con todos los futbolistas que se había propuesto excepto Diego Suárez y Whalley, a los que se confía en sacar en los próximos días. Los futbolistas tachados de la lista de Luis Milla y con vinculación con el primer equipo eran Manu Herrera, Pablo Alcolea, Abraham Minero, Pedro Sánchez, Jorge Díaz, Diamanka, Adán Pérez y Jorge Ortí. A ellos, hay que sumar la desvinculación unilateral ejercida por Culio -un derecho contemplado en su contrato-. Otra salida, en principio no planificada, pero que tampoco alteró el paso del Zaragoza, pues ayudó a liberar otro salario importante. En total, el club ha abierto espacio, con todas estas salidas, por valor de unos 1,5 millones de euros. Una cifra que va a permitir a la dirección deportiva mayor operatividad en la confección de la plantilla, especialmente en la recta final del mercado. Con la salida de Manu Herrera, el Zaragoza dispone de cierto colchón salarial -que aún se ampliaría más si Cabrera es traspasado- para satisfacer aquellas posiciones que Luis Milla aún considera prioritarias: un central, un centrocampista ofensivo y un delantero centro.


De momento, Narciso Juliá ha aligerado las nóminas hasta el punto previsto. Faltan, eso sí, Whalley y Diego Suárez. El portero es reacio a jugar en Segunda B. El Sporting de Gijón, de Primera, le ha sondeado para completar la portería, pero su rol sería terciario y no acumularía los minutos que el Zaragoza pretende. El fútbol inglés es una vía aún abierta. Y Diego Suárez está en la agenda de clubes de Segunda B como el Burgos y el Racing de Santander. Ellos deberían unirse a Pedro, liberado para irse al Elche, como Diamanka al Almería, y Manu Herrera, al Betis. Además, se ha cedido a Abraham al Levante, a Jorge Díaz al Reus, a Jorge Ortí a la Cultural Leonesa y a Pablo Alcolea al Toledo. También se le rescindió contrato a Adán Pérez.

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