Se puede practicar en mares, ríos y lagos, ayuda a tonificar y fortalecer la musculatura y a mejorar el equilibrio. Es un actividad aeróbica fácil de realizar y por ello cada vez hay más aficionados a esta modalidad deportiva. Este verano ya no sorprende ver en la playa a personas que deciden levantarse y remar -de hecho el paddle surf también se denomina 'stand up' (levantarse) paddle surf- en lugar de quedarse en la toalla.

Pero el paddle surf no solo ha recalado en las costas españolas. En Aragón, se puede practicar desde hace tiempo en el pantano de La Sotonera, en el embalse de La Loteta, en el Parque del Agua y hasta en el Ebro -como se ha mostrado alguna vez en la feria que organiza el Club Náutico de Zaragoza-

Aunque en el pantano de La Sotonera lo que más se practica es el kitesurf “tenemos algunas unidades de paddle surf desde hace 4 años”, explica Carlos Gutiérrez, responsable de la empresa La Loteta Sports.

Para aprender a remar y mantenerse en pie sobre la tabla en La Loteta Sports ofrecen cursos de 2 horas que incluyen monitor, seguro y el material necesario (tabla, remo y chaleco). Para los iniciados en el paddle surf, existe la posibilidad de alquilar la tabla y el remo o comprar el material en su tienda. Además, durante los meses de verano también se organizan excursiones de hasta 2 horas por el embalse de La Loteta.

El origen de esta disciplina se encuentra en la Polinesia y en épocas más recientes, a partir de la década de los 60 fue evolucionando como modalidad deportiva en las playas de Hawai.

Para impulsarse solo hace falta remar, no precisa de olas ni de viento -incluso pueden ser un inconveniente-. En ríos, lagos y aguas tranquilas el paddle surf permite combinar el ejercicio sobre la tabla con otras prácticas como yoga o pilates.

Este deporte también se caracteriza por utilizar un material específico para su práctica. No vale cualquier tabla de surf y hay que tener en cuenta aspectos como el lugar donde se quiere navegar -tiene oleaje o no-, así como la altura y peso de quien vaya a subirse en ella. Cuanto mayor sea la persona, mayor deberá ser la superficie de la tabla, y viceversa.

Existen tablas rígidas e hinchables que oscilan entre los 300 y los 1.000 euros. Las hinchables pueden llegar a tener la misma estabilidad que las rígidas si se inflan con la presión adecuada y tienen como ventaja su facilidad de transporte.

Para principiantes se aconsejan tablas de mayor dimensión y para quienes dominen la técnica, las de menor, ya que permiten maniobrar de forma más ágil aunque requieran mayor destreza y equilibrio para que la travesía no acabe haciendo agua.