El Zaragoza se recompone

La derrota de Palamós de hace quince días fue un golpe tan duro que ha obligado a los directivos del club a revisar hasta las bases societarias de la entidad.

Luis Milla, nuevo entrenador, y Narciso Juliá, dando un paseo, el pasado jueves.
Luis Milla, nuevo entrenador, y Narciso Juliá, dando un paseo, el pasado jueves.
José Miguel Marco

El plan deportivo y de viabilidad del Real Zaragoza pasaba por ascender a Primera División, espacio que han ocupado definitivamente Alavés, Leganés y Osasuna. Malograda la conquista de este objetivo, a los directivos del club aragonés no les queda más solución que redefinir el proyecto en casi todas sus dimensiones.


La sociedad anónima deportiva aragonesa puede ser un buen negocio en la élite o, por el contrario, una peligrosa arena movediza si se atasca en Segunda, como ha sucedido. Se trata del mismo club, de igual balance de situación y de idéntico pasivo. Pero nada tienen que ver las herramientas con que se encuentran los gestores para gobernar los retos del presente y futuro en una categoría u otra.


Instalado el Real Zaragoza por cuarto año consecutivo en la Liga Adelante, al Consejo de Administración se le plantea un reto económico de considerable proporción: hacer viable la sociedad anónima deportiva donde ahora mismo no lo es. Así de claro. Ésta es la primera tarea.


Tomando en consideración los ingresos ordinarios del club en Segunda y su pesada herencia (ahora situada en 87 millones de euros de pasivo), el Real Zaragoza no dispone de solución. El déficit de caja anual ronda los 10 millones de euros. Necesita, por tanto, de otras medidas, de recursos extraordinarios que alivien las tensiones de tesorería y eviten al mismo tiempo la caída en causa de liquidación.


En situaciones de esta naturaleza, el mundo empresarial enseña que una salida es acudir a una ampliación de capital o a la entrada de nuevos socios inversores. Algunos fondos de inversión internacionales, de hecho, se han movido durante los pasados días, con el Real Zaragoza como objetivo. Sin embargo, la actual propiedad no baraja a corto plazo una medida de este tipo.


Jesús Vallejo fue el ingreso extraordinario que necesitaba el Real Zaragoza el pasado ejercicio, mecanismo a través del cual se solventaron en buena medida los problemas de déficit de caja.


Ni al menos advertido se le escapa que en esta ocasión Diego Rico puede ser la fórmula. En un mundo cainita como es el fútbol profesional, los clubes interesados en el joven lateral zurdo no mueven pieza a una hora tan temprana del verano, con el fin de que baje su precio tanto como sea posible; es decir, tanto como suban las necesidades financieras de su propietario.


En este contexto, los planes del Consejo de Administración del Real Zaragoza para hacer viable la entidad en Segunda División van encaminados por otro lado.


En primer lugar, se han abierto negociaciones con los acreedores del club, con el fin de retocar los términos del convenio, cuyas obligaciones de pago han estado suspendidas durante tres ejercicios. Se activan el próximo 1 de julio. Este año deben pagarse 1,5 millones de euros.


La idea básica del club en este orden pasa por estirar la carencia dos años más y por pactar nuevas quitas, para lo que el Real Zaragoza, con el fin de sacar adelante esta propuesta, precisará del voto afirmativo de una mayoría reforzada de los acreedores (el 60% de los mismos).


Clubes, jugadores, representantes y agencias de representación permitieron que en 2012 saliera adelante el convenio del concurso. Ahora, se confía en algo similar. Del Milan, por ejemplo, se espera una respuesta positiva por el caso Oliveira, que constituye una de las deudas ordinarias más elevadas. Más complicaciones presenta el Shakhtar Donetsk, por el fichaje de Matuzalem. La deuda que se generó con el club ucraniano es, en términos redondos, de 13 millones de euros.


Un segundo vector de este fuerzo por hacer viable al Real Zaragoza en Segunda pasa por pactar un nuevo convenio singular con Hacienda, a la que se han abonado 25 millones de euros en las dos últimas campañas, sumando los pagos por la deuda histórica con el erario y el abono del corriente de estos años.


De acuerdo con los actuales términos del convenio singular, el Real Zaragoza, estando en Segunda, satisface al erario 4 millones de euros al año por su deuda histórica, una cifra que viene a resultar muy similar a todo su presupuesto para la plantilla de jugadores: 4,5 millones de euros. La pretensión del club aragonés es renegociar a la baja el convenio singular.


Los consejeros del Real Zaragoza entienden, asimismo, que es fundamental que se desbloquee el proyecto de reforma de La Romareda, con el fin de habilitar usos terciarios en esta infraestructura. Viejo y obsoleto, el campo no da ninguna opción de incorporar nuevos ingresos al club, que es, en el fondo, otra fuga de modernidad y competitividad.


Ciudades de menor tamaño que Zaragoza ya han explorado esta vía, sea en Europa o en España. La falta de acción en este punto es clamorosa. Se suman varios lustros de conversaciones baldías, sin que ganen nada ni la ciudad ni el club. Las pérdidas de jugosas oportunidades son evidentes.


Los directivos del Real Zaragoza trabajan, igualmente, por mejorar otras vías de ingresos: derechos de televisión y patrocinios, principalmente.

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