"Al ver abandonar a Beloki, he dicho: ¿a dónde voy yo?"

Casi la mitad de los 9.000 inscritos en la Quebrantahuesos no cruzaron la línea de meta ayer. El frío y la lluvia animaron a muchos de ellos a darse la vuelta ya en Somport.

Los ciclistas se refugiaron en esta nave en lo alto de Somport esperando que escampara.
Los ciclistas se refugiaron en esta nave en lo alto de Somport esperando que escampara.
Rafael Gobantes

Casi la mitad de los 9.000 inscritos en la Quebrantahuesos no cruzaron ayer la línea de meta. Más de 2.000 abandonaron, la mayoría de ellos en el primer puerto de la jornada. Otros muchos decidieron pasarse a la Treparriscos. Y el resto optaron directamente por no acudir a Sabiñánigo al ver las malas previsiones meteorológicas, que se cumplieron.


"Cuando he visto bajar a Beloki en Somport, he pensado: si se da la vuelta el homenajeado, ¿a dónde voy yo? Y he hecho lo mismo", confesó a su llegada a meta Santiago Ayerbe, de Huesca, que afrontaba ayer su tercera Quebrantahuesos. Y eso que llegó a Somport "con muy buenas sensaciones". Sin embargo, la lluvia "de paraguas" que comenzó a caer entonces le hizo desanimarse. "Había momentos que bajaba tanta gente caso como subía. Además, arriba me han dicho que en Marie Blanque estaba lloviendo y hacía mucho frío y eso me ha acabado de echar para atrás, aunque ya no venía muy motivado por el mal tiempo que venían anunciando esta semana", dijo.


Óscar Montoya, de Vitoria, se estrenaba en la QH pero al final hizo suyo el dicho que una retirada a tiempo es una victoria. "En Somport ves tanta gente bajar que piensas: ¿a dónde voy yo? Aun así hemos continuado, pero hacía mucho frío, niebla, llovía y los frenos casi no respondían en la bajada. A los 6 kilómetros ya nos hemos decidido abandonar muchísima gente", explicó.


La Cruz Roja les atendió en un primer momento con mantas térmicas y se resguardaron en un refugio cercano hasta que llegó un autobús en el que regresaron a Sabiñánigo. La cantidad de abandonos era tal que permitieron incluso que muchos ciclistas volvieran por el túnel de Somport. "Es una pena porque llevaba entrenando desde febrero y había pedido fiesta en el trabajo una semana antes y la próxima para recuperarme. Pero con el frío, el cuerpo no me respondía", relató.


Otros afortunados en el sorteo de la QH prefirieron dejarlo para otro año y quitarse el gusanillo al menos haciendo la Treparriscos, como Josep Girbau y Joan Bosch, de Granollers. "Lo pedimos el viernes a la organización y no nos puso ningún problema. Ya la habíamos hecho varias veces y no hemos querido arriesgas porque si hace frío y encima tienes que ir tres o cuatro horas mojado, puedes sufrir hipotermia. Y hemos acertado", dijeron satisfechos.


Mientras, Agotz Iturbe, de Oñate, Guipúzcoa, tomó la decisión a última hora. "Cuando me he levantado esta mañana y he mirado hacia las montañas de Pirineo, he pensado que por ahí no me metía y que me iba a la Treparriscos. Me había preparados, pero para otro año será", dijo. Además, elogió el recorrido de la hermana pequeña de la QH "porque solo hice una vez el antiguo y este es muy bonito".


En la Treparriscos tomaron la salida siete handbikes. Para Ion Galarraga, de Goiatz (Guipúzcoa), era su cuarta edición y en tres de ella ha sido el primero de su categoría. Ayer hizo 8 minutos más que en 2015 "porque el viento me ha fastidiado un poco, sobre todo desde Broto, y los últimos 20 kilómetros".

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