El adiós del espartano

?El exinternacional aragonés, de 33 años, abandona el Real Madrid tras siete temporadas en las que ha levantado dos Ligas de Campeones, una Liga y dos Copas del Rey.

Zinedine Zidane y Álvaro Arbeloa, en la Cibeles para celebrar la undécima.
Zinedine Zidane y Álvaro Arbeloa, en la Cibeles para celebrar la undécima.
Pedro Armestre/Afp

Marchar en la victoria es una de las mayores bendiciones que pueden acompañar a una persona. Ni los guionistas más almibarados de Hollywood hubieran firmado un final más feliz que el que ha protagonizado Álvaro Arbeloa en el Real Madrid. Tras siete exitosas campañas, coronadas por dos Ligas Campeones, el defensa aragonés ha decidido buscar nuevos desafíos y abandonar su zona de confort en la entidad blanca. Atrás deja un intenso legado, trufado de laurel, polémicas y sudor.


Con una sonrisa imbatible y compartiendo confidencias con Zinedine Zidane bajo una lluvia de confeti. Esta imagen que ilustra este artículo, tomada en la mañana del pasado domingo en la plaza de Cibeles, plasma con más fuerza que las palabras el estado de felicidad en el que se hallaba el jugador. La angustiosa victoria en la final de Milán contra el Atlético de Madrid, sellada en la tanda de penaltis, supuso el –por ahora– último capítulo madridista de este futbolista criado desde infantiles hasta juveniles en el Real Zaragoza.


Cerebral, honrado y pragmático, a sus 33 años, Arbeloa ha rechazado la propuesta de renovación que le planteó Florentino Pérez ya que es consciente de su cada vez más testimonial protagonismo en el primer equipo. Sin ir más lejos, esta campaña sólo ha participado en nueve encuentros oficiales (dos de ellos en la Liga de Campeones). Muy lejos de los 35 encuentros en la anterior, los 30 en la 2013-2014, los 40 en la 2012-2013, los 38 en la 2011-2012, los 43 en la 2010-2011 y los 38 en la 2009-2010, cuando regresó al Santiago Bernabéu tras tres años excepcionales en el Liverpool, donde alcanzó la internacionalidad.


El botín reunido por Arbeloa en la escuadra merengue es notable. A las dos Champions ha unido una Liga, dos Copas del Rey, un Mundialito de Clubes, una Supercopa de Europa y una Supercopa de España.


Su paso por la entidad presidida por Florentino Pérez irá irremisiblemente unida en los libros de historia a la figura de José Mourinho. Durante el trienio del portugués en el club capitalino (de 2010 a 2013), el lateral se convirtió en uno de los estandartes del técnico, junto a Xabi Alonso. Las guerras entabladas con el formidable Barcelona de Pep Guardiola habitan ya en el álbum del fútbol mundial. Un brutal choque de estilos y de rivalidades que deparó una larga lista de víctimas y, sobre todo, unos duelos electrizantes en los que Arbeloa apareció constantemente. En especial por sus férreos marcajes al argentino Leo Messi, un arte que ya exhibió durante su estancia en el Deportivo de La Coruña y posteriormente en el Liverpool.


Unos tiempos de plenitud física y personal en los que también abrazó gestas con la selección. Contribuyó a la Eurocopa de Austria y Suiza en 2008 y al Mundial de Sudáfrica en 2010. Volvió a levantar la Eurocopa de Polonia y Ucrania en 2012, siendo titular en todos los encuentros de la competición. Su inesperada ausencia en la convocatoria de Vicente del Bosque para el Mundial de Brasil en 2014 supuso una de sus mayores decepciones.


El presente del exinternacional pasa ahora –y muy probablemente– por el fichaje por un club europeo –preferentemente en Italia o su adorada Inglaterra–. Inquieto por naturaleza, prolongará este último tramo de su trayectoria con nuevos retos y experiencias por desprecintar. Cuando cuelgue definitivamente las botas, le aguarda un puesto de relevancia en el Real Madrid. Su defensa desprejuiciada y pública del equipo y de la entidad es muy del gusto de los rectores blancos. El espartano no dice adiós, sino que dice hasta luego.

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