La bisabuela de oro

La zaragozana Pilar Elvira comenzó a hacer deporte a los 62 años. Tras ser varias veces campeona de España de natación se pasó al remo 'indoor', deporte en el que, con 80 años, ha ganado el Mundial.

Pilar Elvira, de 81 años y campeona del mundo de remo indoor, posa con el martillo que reciben los ganadores
Pilar Elvira, de 81 años y campeona del mundo de remo indoor, posa con el martillo que reciben los ganadores
J. L. Gaona

Mientras la mayoría de sus coetáneos se jubilaban y, poco a poco, iban reduciendo su ritmo de vida, la zaragozana Pilar Elvira, de 81 años, tomaba el camino opuesto. Con 62 comenzó a nadar en el CN Helios y poco después ya estaba participando en competiciones. En la piscina ganó media docena de campeonatos de España de su categoría y otros muchos premios y reconocimientos, pero su relación con la natación se acabó rompiendo. No porque dejara el deporte ni porque decidiera llevar una vida más tranquila, como muchos le aconsejaban, sino porque hizo caso a aquellos que esperaban que la edad no le impidiera seguir persiguiendo sus sueños de juventud.


En 2005 se cansó del agua y se pasó al remo, pero 'indoor' (se practica con las máquinas de remo que suele haber en la mayoría de gimnasios), que se convirtió en su gran pasión. Tanto que tiene dos récords de España, uno en la categoría de 70-79 años y otro en la de 80-84, en 2010 se convirtió en campeona de Europa y hace tan solo unos meses, con 80 años, del mundo. “Toda mi vida me ha gustado el deporte, pero cuando era joven no había ni dinero ni instalaciones para practicarlo, y menos si, como en mi caso, eras una mujer”, recuerda Pilar, quien “soñaba con ser deportista, porque soñar sí que era gratis”.


Lo soñó durante tanto tiempo que no tuvo más remedio que convertirlo en realidad, aunque fuera ya casi medio siglo más tarde. “Yo he hecho de todo. Trabajaba con mi padre en su taller, monté un gabinete de belleza, he cuidado a mis nietos, y ahora hasta a mi bisnieto, que tiene un año. Hay gente que se cree que cuando se jubila se acaba la vida, pero yo pienso todo lo contrario, ya que entonces tienes tiempo para hacer lo que realmente te gusta”, explica esta zaragozana, cuya pasión por este deporte puede tener una explicación en su infancia: “Recuerdo que íbamos con mi padre al Gállego o al canal y como nadie quería remar me tocaba a mí”.



Pilar Elvira, durante el campeonato del mundo que ganó en Boston.


Ahora, superadas las ocho décadas de vida, se ha hecho famosa en el mundo del remo y, sobre todo, en el gimnasio del José Garcés, donde se entrena. “Allí todo el mundo me conoce y me llaman la 'yayita'. Estoy hasta en los grupos de 'whatsapp' con la gente joven del gimnasio. Ahora hasta tengo club de fans y tanta gente me dice que de mayor quiere ser como yo que voy a tener que hacer una lista de espera”, se ríe Pilar, que a sus 81 años no falta ni un solo día a su cita con el gimnasio. Se levanta a las 6.30 y una hora después ya está en el gimnasio. Este jueves, por ejemplo, hizo una hora de cardio, una clase de TRX, media hora de pesas y 1.000 metros remando, además de volver a su casa, en el centro, andando desde Torrero.


“Cuando mis nietos eran pequeños contaban en el colegio que su abuela era campeona y nadie les creía, así que los días que iba a buscarlos venían a preguntarme a mí para ver si era verdad”, recuerda la zaragozana. Pero el deporte no solo le ha convertido en la abuela -y ahora bisabuela- de la que más pueden presumir sus nietos, sino que también le ha ayudado a superar los malos momentos. “Mi marido estaba muy enfermo y en aquella época el remo fue mi salvación”, confiesa Pilar.

Remar hacia un sueño


En 2010, fueron sus propios familiares los que la empujaron a viajar a Alemania para participar en el campeonato de Europa. A Pilar, decidida por naturaleza, tampoco le hizo falta que le insistieran demasiado y no solo acudió, sino que se convirtió en campeona continental. Tras un parón por la enfermedad de su marido, decidió retomar el deporte, que de nuevo fue la mejor terapia.


Y su regreso al remo estático fue a lo grande, con el Mundial de Boston como gran objetivo. Con los 80 años ya cumplidos, Pilar viajó el pasado mes de febrero a Estados Unidos junto a otras tres generaciones de su familia: su hija, sus nietos y su bisnieto, que fueron testigos de cómo se convirtió en la mejor del mundo de su categoría. El premio que ganó por la hazaña, el tradicional martillo que reciben los mejores del planeta en esta modalidad, lo guarda en un lugar destacado de su estantería, junto al resto de copas y trofeos que ha logrado a lo largo de su tardía pero productiva carrera como deportista.


"Siempre digo que nadie me quita los récords porque no hay nadie tan mayor que haga estas cosas", bromea Pilar Elvira, el mejor ejemplo de que nunca es tarde para cumplir un sueño, aunque esté pendiente desde la infancia y se tarden décadas en convertirlo en realidad.

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