Un final sin red

El ascenso directo cotiza en la horquilla de los 69-71 puntos, lo que obliga a los aragoneses a sumar 14-15 más. El empate en Ponferrada reduce al mínimo el margen de error del Real Zaragoza en las últimas seis jornadas.

Carreras, durante el partido.
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César Sánchez/La nueve crónica

El tramo final de la temporada le reserva al Zaragoza un paseo por un cable de acero colgado entre azoteas: seis partidos en los que sus pisadas exigen firmeza, una serena ambición y victorias, muchas victorias. Un ejercicio de funambulismo que guarda el premio del ascenso directo al final del alambre, pero en el que el Zaragoza transitará sin malla de seguridad bajo los pies. Quedará colgado así en un frío abismo o, en el mejor de los casos, a los cuidados de reanimación que, en después del golpe, traería el ‘play off’.


Después del empate en Ponferrada, su margen de error se ha encogido al mínimo. Ya apenas le queda al Zaragoza límite para un paso en falso. Ese punto ofrece lecturas antonímicas: habrá quien lo lea en clave de oportunidad perdida para arrinconar al Alavés y dejarlo a un punto o habrá quien observe una valiosa suma en un contexto de extrema igualdad que le permite al equipo sostener las diferencias con la segunda plaza.


Ahora, el Zaragoza se presenta ante las últimas seis jornadas en un escenario semejante al de hace una semana, aunque con Nástic y Oviedo ahora por delante (aún deben visitar ambos equipos La Romareda) y dos importantes matices. Uno es que queda una jornada menos. Ya no son 21 puntos los que restan para limarle la desventaja al Alavés, sino 18. Esto es lo que provoca que el margen del error se haya reducido en el equipo aragonés. Que pueda tener más o menos colchón en caso de fallo dependerá en gran medida de lo que hagan entonces sus rivales directos. El otro matiz es Osasuna. Los navarros son sextos ahora en la clasificación, por detrás del Zaragoza porque al triple empate con el Oviedo aún le quedan dos partidos para aplicar la regla de desempate por golaveraje particular, pero virtualmente están delante del conjunto de Lluís Carreras. Con Osasuna, el Zaragoza tiene ese diferencial perdido, pero también en un supuesto caso de que el triple empate actual con el Oviedo se mantuviera en la resolución de la segunda plaza al final de temporada. Incluso ganando al Oviedo, el Zaragoza no sumaría más puntos en esos duelos directos que Osasuna. Como mucho, después de perder y empatar con los navarros y perder ya un partido con los asturianos, el Zaragoza puede sumar cuatro puntos, mientras que Osasuna ya lleva cinco a falta de ese partido de la última jornada contra el Oviedo (dos empates y una victoria).


Esta situación indica que el Zaragoza no solo depende de que falle el Alavés, sino también Osasuna. Y también lanza una advertencia: el Zaragoza debe evitar cualquier caso de empate con Osasuna y, a ser posible, con Girona, rivales que además de ganarle el desempate particular entre iguales también se lo ganará casi siempre en situaciones de múltiples empates. De los equipos aún con ciertas opciones en la batalla del ascenso, el Zaragoza tiene los golaverajes particulares bien encarados con la mayoría de los rivales. Se lo gana a Leganés, Alavés, Córdoba, Elche o Alcorcón. Deberá vencer a Oviedo y Nástic (a los tarraconense por dos goles) para compensar las derrotas de la primera vuelta. Y lo tiene perdido con Osasuna y Girona: cualquier empate con estos dos adversarios amenaza al Zaragoza.


Las cosas del calendario

El calendario no solo marca la ruta hacia Primera, sino que también desvela ciertas claves sobre qué puede suceder debido al gran número de enfrentamientos directos que aún restan. Hay una circunstancia curiosa: por un lado, Alavés y los cuatro equipos ahora en promoción se van a quitar puntos entre ellos, y, por el otro, los perseguidores, Girona, Elche, Alcorcón y Córdoba (más los más descolgados Lugo y Tenerife), se cruzan casi todos contra todos ellos. Desde el prisma zaragocista, hay varias certezas. El Leganés tiene una cómoda ventaja y el Alavés sigue siendo la primera pieza de caza.


El Zaragoza, a priori, tiene un calendario accesible, muy similar al de Leganés y Osasuna, casi el mismo, pero con una diferencia importante: recibe a Nástic y Oviedo en casa y no los visita. Por aquí, el Zaragoza debe aguardar que Osasuna pierda algún punto. Nástic y Oviedo, además de visitar La Romareda, tienen al Almería como rival pendiente, un equipo difícil, más en su casa a estas alturas de la temporada. El Alavés, por su parte, tiene un supuestamente tramo cómodo, con Ponferradina, Bilbao Athletic y Numancia, pero tiene dos salidas envenenadas, Alcorcón en quince días y Tarragona en una última jornada que el Zaragoza debe mirar con buenos ojos: Nástic-Alavés y Oviedo-Osasuna. Estos dos partidos finales aún hacen más determinante la victoria en casa contra tarraconenses y ovetenses, para así visitar Llagostera en un escenario en el que dependa de sí mismo. Hasta entonces, el Zaragoza debe remontarle los tres puntos a Alavés y sacar de rueda a Osasuna.


La frontera de los 70 puntos

Los continuos tropiezos en las últimas semanas del Alavés han provocado que la proyección del ascenso directo haya bajado notablemente y esté por debajo de los 69 puntos. En principio, entre los 69 y 71 puntos parece que estará el umbral de la segunda plaza. Teniendo en cuenta los numerosos duelos directos que aún restan, especialmente entre los seis primeros clasificados, todo hace indicar que aún se quedarán puntos por el camino y que el ascenso no se disparará más allá de esa proyección de la horquilla 69-71. Incluso puede ser menor. Esto obliga al Zaragoza a sumar entre 14 y 15 puntos, es decir, o ganar cinco de las seis jornadas que restan o ganar cuatro y empatar dos. Sea como sea esta ecuación tiene tres constantes: victorias en La Romareda. Por encima de todo, el Zaragoza no puede fallar contra Bilbao Athletic, Nástic y Oviedo.

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