Fútbol en estado puro

La Ciudad Deportiva celebra el Torneo San Jorge, que en su octava edición bate el récord de participantes. Más de 1.600 jugadores alevines y benjamines brindan una jornada mágica.

El equipo benjamín de la Agrupación Deportiva Alfindén celebra la victoria por 2-1 ante el San José.
El equipo benjamín de la Agrupación Deportiva Alfindén celebra la victoria por 2-1 ante el San José.
Oliver Duch

Se llaman Rodrigo, Luis, Rolando o Javier; tienen entre 10 y 12 años y juegan en los equipos alevines del Agustinos, Montecarlo, El Olivar o Balsas... Dentro de unos años sus nombres serán los mismos, pero es muy posible que estén jugando en Primera División y en el equipo de sus amores: el Real Zaragoza. Jóvenes perlas del fútbol aragonés que alimentan su sueño de futuro. Y que han encontrado en el Torneo San Jorge el marco perfecto para crecer, no solo como deportistas sino también como personas. Y en el escenario en que ambicionan correr con el balón como sus ídolos, la Ciudad Deportiva. El evento, que organiza la Fundación zaragocista, cumplió ayer su octava edición fiel a la filosofía con la que nació. "Surgió como torneo formativo, abierto a todos los clubes de la Comunidad, y que fomenta los valores de la amistad y la convivencia. Abrimos las puertas de nuestra casa para que los chavales sientan de cerca el Real Zaragoza y puedan disfrutar de un día de fútbol en estado puro", explicaba Pedro Suñén, coordinador del fútbol base del club. El ‘San Jorge’ tomó forma con 70 equipos y en su octavo curso congregó ayer a 113 escuadras y a más 1.600 jugadores, cifra récord.


Doce horas ininterrumpidas de fútbol, 149 partidos, más de 4.000 aficionados repartidos en los ocho campos de la instalación... Una marea multicolor: el rojo que identifica al Montecarlo; el amarillo y negro del Balsas; el verde que tiñe las camisetas del Stadium y El Olivar; rojo y blanco, orgullo del Actur Pablo Iglesias; negro del Alcañiz... Y niños, muchos niños nerviosos, ansiosos, deseando mostrar su mejor juego. "Todos tenemos un objetivo: ser del Zaragoza. Es la primera vez que compito en este torneo, y queremos hacerlo bien. El entrenador nos dice que hay que disfrutar.Pero también nos gusta ganar", anunciaba Rodrigo Lorés.


Con 10 años, el rubio deportista del Agustinos tiene claro por lo que va a pelear. Al igual que sus compañeros, que se preparaban para saltar al manto verde. En la grada, sus principales apoyos: los padres. "Para ellos, ver dónde entrenan sus ídolos, compartir su mismo vestuario, es lo máximo. Pero no todo tiene que ser juego. También hay que potenciar el ‘fair play’ y los valores que acompañan a todo deporte. Aunque esto, lamentablemente, a veces no ocurre", reconocían Marisa Soriano y Begoña Gutiérrez.


Un mensaje que se gesta desde el banquillo. "El entrenador es el educador. Es muy importante saber transmitir un mensaje positivo a los pequeños, de que todos son buenos. Los minutos son muy equitativos en toda la fase de competición y también en las finales. Los chavales tienen que entender que esto es un torneo al que se viene a pasarlo bien y que todos son útiles", razonaba Mourad El Kammas, técnico del CD Unión La Jota Vadorrey alevín.


Compañerismo, respeto...

El eco de los aplausos y los gritos de ánimo viajaban por la Ciudad Deportiva. La calle principal del recinto respiraba fútbol. La labor de seguimiento se realiza a lo largo de todo el año, pero el certamen también es un indicador muy fiable de la capacidad de los equipos y de los jóvenes talentos. Compartían conversación los coordinadores deportivos del Montecarlo: Néstor Paricio y Nacho Forcén; Javi López, del Actur Pablo Iglesias; David Alcaine, del Balsas Picarral; Miguel Sevil, seleccionador del combinado aragonés juvenil y alevín...


En el paseo mostraba la mejor de sus sonrisas el canterano Tarsi, sin acusar el cansancio tras el largo desplazamiento del Zaragoza desde Ponferrada. "Es una fiesta del fútbol base alevín y benjamín y en el mejor escenario para los pequeños, el lugar donde se han forjado jugadores que han llegado al primer equipo. También es un torneo que impulsa el compañerismo, la convivencia y el respeto. El comportamiento de los críos, viene reflejado de la actitud de sus padres, que tiene que ser correcta para que no se sientan ni mejores ni peor valorados por los resultados", contaba de un tirón Tarsi.


A su lado, los niños del Santa Isabel benjamín rodeaban a un nombre propio de la historia del Real Zaragoza, Xavi Aguado, que saciaba la curiosidad de los jugadores: "¿Los defensas también meten goles? ¿Estuviste con Nayim en París? ¿Cómo celebraste la Recopa? ¿Cuesta mucho llegar a ser un gran jugador?". Aguado se manejaba con soltura con los pequeños. "Me gusta venir todos los años. Es una gozada ver a tantos niños y la ilusión que tienen por pisar el campo donde juega el Real Zaragoza. Este tipo de torneos no deberían de prescindirse nunca", afirmaba el recordado ‘6’.


Y del pasado al presente, otro central, Rubén, no perdía de vista desde la grada a su retoño, en las filas del Stadium Casablanca: "A los niños les hace mucha ilusión estar en un escenario donde se preparar sus referentes. Ellos son el futuro. De aquí saldrán grandes futbolistas".

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