Tiene solo 13 años, pero Beatriz Rangel ya ha grabado su nombre en la historia de la esgrima aragonesa. La jovencísima tiradora zaragozana del Club Esgrima Aragón se colgó la medalla de plata en Sant Sadurní d’Anoia (Barcelona), durante el pasado Campeonato de Europa en categoría infantil, que se celebró el 19 de marzo. Su presea es la primera que consigue una representante de la Territorial en un certamen internacional. Un balance total de diez victorias y tres derrotas es el resumen de la gesta de la aragonesa, a la que un solo tocado (14–15) le privó del oro. No obstante, y con este resultado, el destino augura grandes triunfos para esta nueva heroína de la espada.

"Me sentí muy contenta y muy satisfecha por todo lo que había entrenado, es el deporte que me gusta desde siempre y con el que quiero seguir muchos años más", explica la tiradora, que desarrolla su preparación en el polideportivo de La Salle Franciscanas Gran Vía. En la primera vuelta de ‘poules’ (eliminatorias), Beatriz sumó tres triunfos y dos derrotas, con un total de 21 tocados infligidos por 17 recibidos. Sin embargo, su mejor actuación vendría a continuación, cuando tumbó a cuatro tiradoras de forma consecutiva, dando 20 tocados y sufriendo tan solo seis. En los enfrentamientos a cara o cruz, la aragonesa repitió resultado en los octavos y cuartos de final –sendos y extraordinarios 15 a 3–, mientras que solventó su pase a la final por 15 a 12. "Entreno seis horas a la semana desde noviembre de 2013, cuando tenía 11 años y empecé con la esgrima. Siempre lo he hecho con el Esgrima Aragón, y ahora sigo trabajando duro", explica Beatriz, que el próximo sábado participará en Valladolid en el Torneo Nacional de su categoría.

Beatriz es una de los 16 deportistas aragoneses inscritos en el programa de tecnificación de la Federación Aragonesa de Esgrima (FAE), cuya duración es de cinco años (2014-2019) y que nació con la premisa de instruir a las nuevas generaciones sin forzar éxitos inmediatos. Aunque ella es la excepción que no sigue la regla, es también el orgulloso espejo en el que se refleja el trabajo desarrollado por la Territorial, un ente que preside Ramón Alcaine, quien considera que este deporte goza en la Comunidad de una salud tan buena como juvenil. "Es muy significativo para nosotros que el 50% de nuestros federados tenga menos de 20 años –explica– y lo que intentamos es que asimilen la experiencia de los adultos. Es una tendencia que no cesa, el rejuvenecimiento de nuestra esgrima, y queremos que la base de hoy continúe evolucionando".Una labor de la base a la cima

El número total de licencias que presenta la FAE es de 197, una cifra que se ha mantenido con pequeñísimas variaciones en los últimos años, entre otros motivos, debido a la crisis económica, letal con todas las federaciones. Para seguir apuntalando este volumen de federados, una de las claves es la forja de talentos que propone dicho programa de tecnificación. "Nuestra base es pequeña, y si bien no tenemos centenares de miembros como en Cataluña o Madrid, va dando sus éxitos, como el de Beatriz. Lo más importante es que los chicos y chicas que se unen a la esgrima tengan buena atención y puedan defenderse en los Nacionales a los que acudan", afirma Alcaine.

Aunque todavía prematuros, los resultados de la nueva escuela aragonesa en espada, sable y florete se van haciendo de notar, y, en opinión del máximo responsable de la FAE, "se está destacando e incluso alcanzando el nivel medio de la tabla nacional", todo un logro para una institución que nació de forma oficial en 1999 y que reclama "más medios técnicos y económicos" para poder crecer de forma competitiva. En medio de un clima de optimismo, la plata europea de Beatriz Rangel llega como un premio al trabajo bien hecho y un síntoma de que el futuro está garantizado. "Viene pisando fuerte", estima Alcaine sobre la perla de la esgrima de la tierra.