Las preocupaciones del CAI

El CAI presenta una irregularidad manifiesta en los dos lados de la pista. La ansiedad lastra el rendimiento de un equipo que sigue amenazado por el descenso.

Andreu Casadevall, técnico del CAI Zaragoza.
Andreu Casadevall, técnico del CAI Zaragoza.
Guillermo Mestre

El principal hándicap del CAI Zaragoza atiende a sí mismo, a su propia actitud, a sus continuos altibajos. Es un equipo voluble, inconstante e imprevisible, con una irregularidad manifiesta en los dos lados de la pista. Andreu Casadevall, incorporado al banquillo el pasado mes de diciembre, dotó al grupo de mayor compromiso, sobre todo en las labores de contención, y subsanó algunos de los desequilibrios que presentaba el equipo en sus acciones de ataque. Sin embargo, el cuadro aragonés sigue presentando una importante rémora en su juego: la plantilla, abatida y desencantada, exhibe una desconfianza gigantesca en sus propias posibilidades.


Un sentimiento que se acentuó el pasado martes, en Trento, en la competición continental. El CAI se jugaba su acceso a los cuartos de final del torneo, en el duelo más determinante de la temporada, pero se desencajó ante las primeras adversidades contra un adversario menor. Llegaron las dudas, la ansiedad, las precipitaciones, el desconcierto y la anarquía, y los zaragozanos no alcanzaron la altura requerida para competir. Ahora sólo queda la Liga Endesa, donde los aragoneses abordan un reto de envergadura: sellar la permanecia en la máxima categoría del baloncesto nacional. Para ello, necesita solventar numerosos aspectos. Porque las preocupaciones del CAI son de una magnitud considerable.

Fragilidad defensiva

Encaja 82,62 puntos por partido. Por momentos, el conjunto aragonés es un bloque vacilante y quebradizo, muy permisivo atrás, con importantes desatenciones en el juego. Únicamente Kravtsov, y en menor medida Fotu, aportan contundencia, intensidad y pundonor en la pintura. Y en el perímetro, el tesón de Joan Sastre y Pere Tomás, siempre prestos al combate, resultan insuficientes ante la dejadez que en ocasiones exhiben sus compañeros. Transcurridas 21 jornadas de la Liga Endesa, el CAI encaja 82,62 puntos por partido. Sólo el Baloncesto Sevilla (85,43), el Estudiantes (84,81) y el Gipuzkoa (84,48) presentan peores registros defensivos que los zaragozanos. Y aún hay otro dato que retrata su indolencia en las labores de contención: es el equipo que menos balones recupera de todo el campeonato (5,71 por duelo).  

Sin amenaza exterior

Desacierto inusual desde el triple. En determinados momentos, el CAI se desenvuelve en ataque con una dificultad inesperada. A priori, la plantilla aragonesa se distingue por su amplitud de recursos ofensivos, tanto en la pintura como el la línea exterior; pero ahora las manos tiemblan y los aros se encogen. Ante el Trento, los zaragozanos tuvieron numerosos problemas para anotar. En ocasiones porque no hubo ritmo, ni fluidez, ni paciencia, ni buenas lecturas del juego. Y otras veces, porque la ansiedad genera un desatino inusual en los lanzadores. De hecho, cuando se movió el balón con criterio y se hallaron situaciones muy ventajosas para lanzar, hubo desacierto sorprendente de los jugadores. En triples, el porcentaje frente a los italianos resultó desalentador: el CAI convirtió 5 de sus 21 intentos, lo que se traduce en una efectividad del 23%. La falta de puntería condiciona el juego del equipo zaragozano, que es, en la Liga Endesa, el conjunto que menos se prodiga desde la línea de 6,75. Los de Casadevall han ejecutado 436 triples en el torneo domético, con 142 aciertos (32%).

Pérdida de efectivos

Jugadores que no rinden. Algunos componentes del CAI Zaragoza, lejos de mejorar, han experimentado una involución gigantesca en su juego. Víctimas de su propia ansiedad, el rendimiento de algunos jugadores se halla muy lejos de las expectativas generadas. Es el caso de Nate Linhart, Robin Benzing y Sek Henry, cuya escasa aportación ha generado una importante inquietud en el club zaragozano. Son hombres con muchos más recursos que los exhibidos en el presente curso.

Siempre a remolque

Obligados a remontar. Las últimas actuaciones del CAI Zaragoza, en la Liga Endesa y la Eurocup, presentan un denominador común: su facilidad para desencajarse en el primer cuarto. En sus compromisos más recientes, siempre ha finalizado el primer acto por debajo en el marcador, lo que le ha obligado a un desgaste superior para optar después a la victoria. Los datos son muy significativos. El equipo zaragozano, transcurridos 10 minutos de juego, nunca ha ido por delante en el marcador en sus siete últimos partidos de la Liga Endesa, saldados con seis derrotas, ni tampoco en los cinco últimos encuentros de la Eurocup –tres victorias–.

Amenaza de descenso

Decimoquinto en la Liga Endesa. Habituado a luchar por el ‘play off’ en las últimas campañas, el CAI se halla en la actualidad en una situación inquietante, de máximo riesgo, que aumenta el desasosiego y la desconfianza de los jugadores. El equipo aragonés sigue instalado en la decimoquinta posición de la tabla, después de haber conquistado seis victorias en las 21 jornadas disputadas. Una temporada infausta, demasiado improductiva, que ha activado una inseguridad nueva en muchos componentes de la plantilla. Sólo dos triunfos separan al CAI del descenso, a falta de 13 encuentros para el término de la Liga regular. Y ello también supone un lastre de envergadura.

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