El reparto de puntos atasca a unos y otros en la pelea por sus objetivos

Al margen de la plasticidad y la emoción del derbi que ayer protagonizaron Real Zaragoza y SD Huesca, por encima de cualquier análisis relativo a lo interesante e intenso que resultó el choque de La Romareda, lo que realmente queda en el balance contable de ambos equipos aragoneses es el raquítico punto cosechado para sus respectivas ubicaciones en la tabla clasificatoria. Un punto que a ninguno de los dos sirve para reaccionar en pos de sus aspiraciones mayores: el Zaragoza, lograr el ascenso en junio a Primera División, y el Huesca, alcanzar la permanencia en la categoría cuanto antes y sin sufrimientos en los próximos cinco meses y medio que restan de torneo.

Esta es, sin duda, la parte más ácida de la evaluación final del espectáculo que ayer se disfrutó en el estadio municipal zaragozano. El Real Zaragoza no logró salir de su tercer bache de resultados de la temporada y el Huesca sigue flotando sobre la parte electrificada de la clasificación con escaso margen sobre los conjuntos que están atrapados en las arenas movedizas de las últimas cuatro plazas, las que suponen el descenso al final de la liga.

Con este aparatoso y vibrante 3-3 de ayer, los blanquillos acumulan su tercera jornada sin ganar –segunda como locales tras la igualada ante el Numancia de mitad de diciembre–, sumando solo dos puntos de los últimos nueve dirimidos al computar en este mal tramo de competición la derrota por 3-1 en Tarragona antes de Navidad. Por su parte, los azulgranas se ceban en los empates (llevan ya 9) y, sabido es, en esta liga de Segunda, punto a punto no se va muy lejos hacia delante y, sin embargo, la parte de atrás succiona con facilidad a quien no aumenta sus réditos con cierta asiduidad de tres en tres.

En definitiva que, del espectacular partido que ayer desarrollaron los dos equipos de Aragón en La Romareda, los menos favorecidos en términos de rentabilidad clasificatoria son ellos mismos. Y, por derivación, este reparto de puntos favorece a sus múltiples rivales en sus respectivas pugnas en el escalafón de la división.

El Zaragoza, con 28 puntos, ha perdido esta jornada una posición más. Verse en la 9ª escalera genera cierto vértigo. Por fortuna, el Córdoba perdió ayer con el Mirandés y eso hace que la brecha con el ascenso directo, aun siendo importante ?(5 puntos), no sea un mundo todavía. Pero sí que obliga a reaccionar de inmediato. Y Oviedo, la próxima estación, no es un lugar propicio para ello a priori. El Alavés, el líder, se ha ido ya a 8 puntos de distancia. Un mundo.

El Córdoba está a 5. El Oviedo es tercero, con 4 puntos por encima. Perder en el Tartiere el domingo que viene abriría una herida seria. El Osasuna (que también tropezó ante el Nástic), es el primero que queda a tiro de un partido de los blanquillos, cuarto, con 31 puntos. Otro problema añadido como consecuencia de este atasco del Zaragoza es que por delante se le han metido el Nástic, el Mirandés, el Leganés... y falta saber qué hace esta noche el Alcorcón en Tenerife ya que, de ganar, alcanzaría el ras de los osasunistas.

Por detrás, el Real Zaragoza queda asimismo al alcance de un solo partido del Lugo, el Elche y la Ponferradina, que es el 12º. Todo un aviso de lo que puede venir de no mediar una revitalización urgente a partir de Oviedo.

Por su parte, la SD Huesca, con 21 puntos, sigue instalada en la 16ª plaza de la tabla. El peligro del descenso le queda a 2 puntos, pero con el matiz de que lo marca el Girona, que hoy juega como local su partido de esta jornada ante el Valladolid. Según se dé este marcador, los oscenses podrían quedar a solo un punto del abismo (Mallorca y Albacete tienen 20). Por delante, su distancia de un partido es la 13ª plaza que ostenta el Valladolid (junto al Numancia) con 24 puntos.