Martín Fiz: “Me escapé de casa para ser atleta”

El maratoniano Martín Fiz (Vitoria, 1963), oro en el Europeo de Helsinki 94 y en el Mundial de Göteborg 95, ofreció una conferencia esta semana en ESIC Zaragoza.

Martín Fiz, en los pasillos de la Escuela de Negocios ESIC.
Martín Fiz, en los pasillos de la Escuela de Negocios ESIC.
A. Navarro

Qué disgusto cuando perdí el póster de Martín Fiz, Diego García y Alberto Juzdado en la meta de Helsinki 94. Probablemente, junto a los brazos al viento de Fermín Cacho en Barcelona 92, la imagen más sobresaliente en la historia del atletismo español.

Lo recuerdo como si fuera ahora mismo.


Esto lo quiero oír de su boca.

Primero llegué yo. Luego esperé en la meta a Diego García para abrazarlo. Y después, los dos, arrodillados y abrazados, esperamos a que llegará Alberto Juzdado. Fue precioso.


Además de precioso, significó un antes y un después. Los maratonianos españoles gobernaban el mundo.

Los medios de información supieron hacerse eco de esa imagen maravillosa del Europeo de Helsinki 94. La gente comenzó a correr más por los parques. Me reconocían por la calle y todo. Es algo que jamás pensé cuando comencé a correr en Vitoria. Yo me he pegado toda la vida corriendo. Hasta me escapé de casa para ser atleta.


¡Qué me dice...!

Lo que oye. Yo jugaba al fútbol en el Aurrerá de Vitoria. Les dije a mis padres que quería correr y me dijeron que de eso nada. El caso es que me escapé y gané la carrera. Al llegar a casa, azotes en el culo... Luego, mis padres entendieron mi pasión. Recuerdo cuando mi padre me llevaba en el Renault 12 a todas las carreras. Hacían un gran esfuerzo para comprarme unas zapatillas adecuadas. Eso no se me olvidará jamás. Y empecé a correr a tope.


Fue un ejemplo de superación. Martín Fiz nunca se rendía.

Quizás, porque mi ídolo era Marino Lejarreta.


¿Un ciclista?

Sí. Me encantaba porque siempre luchaba. Como atleta, mi referencia era Antonio Prieto. Yo seguía progresando y en 1991 comencé a dedicarme profesionalmente al atletismo. Había trabajado de huevero, de pastelero y en la contabilidad de la empresa Azlok. Pasé a entrenar profesionalmente con González y Cacho. Los Juegos de Barcelona 92 eran un reto y no quería dejarlo pasar.


Y a Barcelona 92 fue.

Corrí la final de 5.000. ¡Qué palo!


¿Qué pasó?

Más de 22 vueltas en cabeza y en los 200 metros finales me pasó hasta el atleta de la Islas Fidji... (se parte de la risa). Ese día le dije a Sabino Padilla que quería pasarme a maratón. Estaba harto de pedirles autógrafos a los africanos. Quería ganarles.


Es durísimo el maratón.

Ya lo creo. Lechuga, hidratos de carbono, 220 kilómetros entre pecho y espalda cada semana... Lo demás, cuatro paredes, hotel y aeropuerto.


Lo ganó todo, Martín.

El Europeo, el Mundial. También fui cuarto en Atlanta 96.


Ese día le vi llorar...

Fue durísimo. Estaba pletórico. Al final, medalla de chocolate (cuarto). Luego, con el tiempo, le he dado y se le ha dado valor.


Ahora traslada esos valores a la empresa: entrena ejecutivos.

También entreno a toreros, como a El Juli, que iba a correr la Maratón de Nueva York, pero le pisó un toro unos días antes. También a Anne Igartiburu.


A ver si sale en el papel cuché...

En serio, no tengo esa intención. Ahora estoy en Zaragoza, en la Escuela de Negocios ESIC, donde quiero contar estas experiencias para aplicarlas a la empresa.


También van a presentar junto a los hermanos García la segunda edición de la Carrera de Empresas de ESIC.

El formato de la prueba es muy bonito. Se corre por equipos. Deben trabajar como colectivo.


Así es: contará el tiempo del último de cada equipo. Pasando a otro tema, en los últimos días ha sido noticia Marta Domínguez...

Es una noticia muy mala para el atletismo... (silencio explícito).


El TAS la ha sancionado con tres años y le ha quitado un oro mundial y una plata europea.

Después de tantos años, vemos que no era toda la verdad. La mentira se ha esclarecido. Una vez retirada, una atleta que ha conseguido tanto... Tengo relación con Marta. La conozco. Estoy triste por el atletismo. Marta ha sido la imagen del atletismo, la abanderada de muchas mujeres... Es triste.

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