El modesto 'Mundial' del rugby aragonés

Mientras Nueva Zelanda y Australia se juegan el título, el rugby aragonés lucha por crecer y crear cantera lejos de todos los focos.

Un partido de rugby entre el Fénix y el Ejea
Un partido de rugby entre el Fénix y el Ejea

Lejos de los focos del Mundial, donde no hay All Blacks ni Wallabies, el rugby lucha por seguir creciendo en un país más identificado con los balones esféricos que con los ovalados. Pese a las dificultades económicas y de difusión, los prejuicios y la falta de instalaciones, este deporte quiere ganar metros en Aragón y pasar de la defensa al ataque. Con el trabajo de la Federación y los clubes, la apuesta por las escuelas para crear cantera, la presencia del Fénix en la categoría de plata y la aparición de nuevos equipos, el rugby aragonés sigue trabajando para crecer.


En los últimos años se han creado dos clubes -el Quebrantahuesos, en el Somontano, que ya ganó la pasada Liga Aragonesa, y el Íbero CR, en Zaragoza- y han aumentado de forma considerable las fichas gracias, entre otras cosas, a los equipos femeninos y a los jóvenes jugadores. En Aragón ya hay ocho clubes, aunque el Teruel compite, desde este año en la Comunidad Valenciana: Ejea, Fénix (Zaragoza), Seminario (Tarazona), Jaca, Quebrantahuesos (Somontano), Universitario e Íbero (ambos de Zaragoza).


Según los datos del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, las licencias federadas han aumentado un 54% en dos años, pasando de 440 en 2012 a 681 en 2014. El aumento de las masculinas, de un 37%, es considerable, pero la gran explosión se ha producido en el rugby femenino, que ha pasó de 24 licencias en 2012 a 111 en 2014, un incremento del 362%.


“El crecimiento del rugby es una tendencia a nivel nacional que también está teniendo su reflejo en Aragón”, asegura Chema de la Cuerda, director técnico de la Federación Aragonesa de Rugby, quien señala a las escuelas que están desarrollando los clubes y a la creación de una liga femenina como dos de los motivos del crecimiento. De hecho, desde este organismo están dedicando buena parte de su esfuerzo a la cantera, para lo que organizan concentraciones de escuelas de forma regular, y a la difusión de este deporte en nuevas zonas de la Comunidad. El Quebrantahuesos ya realiza entrenamientos semanales en Huesca, donde esperan que se acabe formando equipo, y en Mequinenza ya están sentando los cimientos del Rugby Club Mequinenza 'Los Siluros', que aspira a competir dentro de poco.


“Llevo 30 años en el rugby aragonés y he vivido épocas de todo tipo. La verdad es que en los últimos 2 o 3 años la situación es bastante buena. La Liga Aragonesa no es comparable a la de otras regiones con mayor tradición, como Cataluña, Madrid o el País Vasco, pero ha alcanzado un buen nivel”, asegura Fredy Benedí, técnico del Fénix. La presencia de este club en División de Honor B, la segunda categoría del rugby español, también ha contribuido a posicionar a Aragón a nivel nacional.


“Nuestro éxito va en dos direcciones. En primer lugar, nuestra escuela, en la que tenemos casi 100 jugadores, y la promoción en colegios. Y en segundo, el éxito del primer equipo. Ambos objetivos deben ir de la mano”, indica Benedí, quien ya observa signos de cambio: “En estos dos últimos años he visto algo que nunca hubiera ni soñado, que es a los niños de la escuela pidiendo autógrafos a los jugadores del primer equipo. Eso es una pequeña señal de que estamos siguiendo el camino correcto”.

El futuro es la cantera


Que la cantera es el futuro lo tienen claro casi todos los clubes, y aquellos que no tienen escuela ya están trabajando para crearla. En el Club Deportivo Universitario Rugby lo hicieron hace tres años y ya cuentan con medio centenar de niños. “Al principio creíamos que vendrían solo hijos de jugadores y exjugadores, pero también han llegado muchos de otros deportes porque ellos o sus padres se habían cansado del ambiente que hay alrededor. En el rugby es totalmente diferente y el que lo conoce se engancha, pero tenemos que acabar con los prejuicios y los estereotipos de que es un deporte violento. No es así”, asegura Jorge Serrano, presidente del Universitario y entrenador del equipo femenino, quien atribuye la mejoría de la salud de este deporte al “trabajo de los clubes”.


También ha influido la aparición de dos clubes nuevos, Quebrantahuesos CR, en el Somontano, e Íbero CR, que ha acabado con la dualidad de Fénix y Universitario en Zaragoza con un equipo que se nutre del Trofeo Rector de la Universidad, en el que participan las diferentes facultades, y de jugadores con experiencia en otros clubes. “El Trofeo Rector ha crecido mucho en los últimos años. En 2008 había 10 equipos masculinos que intentaban sobrevivir y en 2014 ya había 13 masculinos consolidados y 10 femeninos. De ahí surge la iniciativa de crear un nuevo club en el que la gente pudiera seguir jugando tras salir de la universidad”, explica Alejandro Cases, su presidente. De momento cuentan con equipo masculino y femenino, y su objetivo es, poco a poco, crear escuela y, sobre todo, "consolidar el club económica, social y deportivamente".


En el Somontano fue Héctor Pérez quien plantó la semilla del rugby y, en apenas tres años, el Quebrantahuesos ha pasado de ser un grupo de personas que nunca habían tocado un balón oval a ganar la Liga Aragonesa. “Empecé a jugar cuando estudiaba en Cataluña y cuando me trasladé a Barbastro no había ningún equipo. Hablé con la poca gente que conocía para empezar a hacer entrenamientos y en dos o tres meses ya éramos unos 30”, explica Pérez. Pocos meses después ya jugaron la Copa de Aragón y, la temporada siguiente, la Liga.


Lucha contra los elementos


El éxito que han cosechado en el Somontano (ya cuentan con un centenar de fichas y equipos senior masculino y femenino, sub-18, sub-16 y sub-10) no ha facilitado su camino, y siguen peleando para seguir disfrutando de su pasión y, sobre todo, que otros muchos puedan unirse. “Tenemos un problema con las instalaciones. En Huesca, por ejemplo, no hay equipo porque no tienen un sitio donde entrenar y jugar. Hasta ahora nosotros jugábamos en Berbegal, pero tras el cambio de gobierno en el Ayuntamiento y nos quieren hacer pagar una cantidad desorbitada, así que nos hemos tenido que trasladar a Binéfar”, asegura Pérez.


Frente a los clubes de reciente creación destaca el CR Seminario de Tarazona, que acaba de cumplir 50 años y, pese a haber pasado etapas críticas, sigue al pie del cañón. “El gran reto del rugby aragonés es extrapolable a nivel nacional. Tenemos que dar a conocer un deporte que cuenta con valores excepcionales, tanto deportivos como humanos. Y lo mejor es que hay un gran margen de crecimiento”, asegura Mario Ornat, jugador del conjunto turiasonense, quien vuelve a hacer hincapié, como casi todos los conocedores del rugby aragonés, en las bases: “Muchos de los que jugamos llegábamos al rugby tarde, con 20 años o más. Por eso ahora tenemos esa obsesión con las escuelas, con lograr que los niños se interesen y que la difusión de este deporte sea mayor”.


Otro de los problemas al que se tienen que enfrentar los clubes aragoneses es el de los kilómetros, que encarecen y dificultan la competición. “En Madrid o Barcelona tienen a decenas de equipos a distancias muy cortas. Aquí hay tres equipos en Zaragoza, uno en Jaca, otro en Ejea, otro en Soria... Las ayudas institucionales y patrocinios son muy escasos, tenemos que buscarnos la vida para subsistir, pagar los viajes, mantener las escuelas... Para subir de nivel necesitaríamos más dinero, apoyo y buenas infraestructuras”, sentencia Jorge Serrano, del Universitario.


Equipos aragoneses


Ejea RC

Fénix RC

CR Seminario de Tarazona

Rugby Jaca

Quebrantahuesos Rugby Club (Somontano)

CD Universitario Rugby

Íbero CR

Teruel CR: por motivos económicos y de distancia, desde esta temporada compiten en la Comunidad Valenciana.



(En Liga Aragonesa también compiten Gigantes Navarra e Ingenieros Soria CR)

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