El caspolino Víctor Rivera gana por tercera vez el Intercontinental Rally

El piloto aragonés dominó desde el principio una prueba que une Almería con Dakar en 14 días.

Víctor Rivera, piloto caspolino
El caspolino Víctor Rivera gana por tercera vez el Intercontinental Rally

Ni el calor de las dunas mauritanas ni las frías madrugadas del Atlas han podido con Víctor Rivera. El piloto de motocicletas caspolino se llevó el pasado domingo el Intercontinental Rally, una prueba que une Almería con Dakar en solo 14 días, sin casi un momento de descanso.


Una aventura que no es nueva para Rivera. Esta es la tercera ocasión consecutiva en la que se ha alzado con el primer puesto de su categoría. “Me siento satisfecho”, asegura el piloto. La clave de la victoria está en un trabajo bien hecho, según explica. “Este año es el que más preparado iba, sabiendo que otros competidores también iban a por la victoria con todas sus fuerzas, aunque lo más importante es que hemos disfrutado mucho de la aventura y cuando me divierto, las cosas salen bien”.


La llegada al mítico Lago Rosa senegalés fue el culmen de dos semanas de esfuerzos. “Sin duda es la prueba más dura, por los pocos recursos con los que se cuenta en África. Tienes que apañártelas solo”. Las temperaturas son extremas, tanto por el frío como por el calor, y la variedad de terrenos, la duración y la acumulación de cansancio y el poco tiempo que hay para recuperarse hacen de esta prueba la más difícil de en cuantas ha participado.

Para contrarrestarlas, Rivera tiene un remedio que le ha impulsado hasta la cúspide. “Lo importante para soportar eso es mentalizarse para lo que venga. Si la preparación física es correcta y la cabeza está en su sitio, junto con la experiencia y estar convencido de que puedes con todo, tienes mucho a tu favor”. La improvisación es otro de los elementos básicos, “para resolver los problemas que seguro van a aparecer” en la soledad del recorrido.


A pesar del clima extremo y la dureza del terreno, lo peor para el aragonés fue una discusión con un compañero, aunque “al final del rally, este mismo compañero me sorprendió gratamente porque hablamos y arreglamos las cosas. Se lo agradezco”, recuerda. También tiene claro cuál ha sido el mejor momento de la carrera: “acabar todo el equipo sano y salvo en Dakar”.


Además, su equipo, el Aventura Touareg se alzó por segundo año consecutivo como el mejor de la prueba. “Hay mucho trabajo previo para lograrlo, el culpable de esto es Manuel García Murchi, el alma del equipo, el que se desvive porque todo salga lo mejor posible”. Rivera corre en el equipo riojano porque en Aragón “no hay apoyos”, aunque se muestra muy agradecido a sus compañeros

Una vida sobre la moto


El caspolino no es precisamente un recién llegado al mundo del motor. Profesional desde 2003, en 2008 se alzó con el Campeonato del Mundo de Rally 450 y se reconoce apasionado por las motos desde niño. “Me crié montado en una. Mi madre iba con una Derbi Variant a todas partes”. Pero fue cuando uno de sus amigos, Víctor Fontoba, le dejó su moto cuando se dió cuenta de cuánto le gustaban. “Quizás le deba a Victor todo lo que ha venido después”, reflexiona. Después de constantes peticiones a su padre, consiguió que le dejase una de las motos que tenían en casa y así empezó su historia.


Ya recorrió las dunas del Dakar cuando la prueba todavía se llamaba así, con sus participaciones entre 2004 y 2007. “Era jovencísimo, el niño del Dakar y no tenía experiencia, información, conocimientos ni edad para estar allí”, rememora. La prueba, aunque se desarrollara en la misma zona, era muy diferente, en especial en su organización. “Nos castigaban mucho con los largos enlaces por carretera. Ahora los checos que lo organizan son más humanos”. Es la razón principal por la que no cambia el Intercontinental Rally por el Dakar. “La ASO sangra a los participantes tanto económica como física y psicológicamente”.


Ya de vuelta de este duro pero satisfactorio viaje por el norte de África, Rivera tiene ganas “de calma y de descanso, de desconexión”. Aunque ya tiene algunos planes en su cabeza. “Me ha liado el equipo para participar en el campeonato nacional de rally en moto, aunque empieza en apenas 10 o 12 días”, anuncia. Hacer de copiloto en el de coches con ‘buggy’ o el Rally de Albania son algunas de las ideas que le rondan, además de participar en el Hellas Rally en Grecia, su premio por ser el vencedor en el Intercontinental Rally. “Son muchas cosas y está por decidir, que hay vida aparte de las carreras y hay que vivirla”.