Triunfo sobre la bocina

Robinson da la victoria al CAI Zaragoza, en la pista del Iberostar Tenerife, con una canasta en el último segundo.
Marcus Landry (23 puntos)lidera la remontada del conjunto aragonés

Henk Norel, pívot del CAI Zaragoza, intenta anotar dos puntos en el partido de ayer en Tenerife.
Triunfo sobre la bocina
ACBMedia

Fue un triunfo de fe, tesón y perseverancia. El CAI Zaragoza volvió a exhibir importantes desequilibrios en el juego, especialmente en la primera mitad, pero siempre creyó en sus posibilidades de triunfo. Jamás se descompuso ante el Iberostar, ni siquiera cuando los canarios, en el inicio del último cuarto, acumulaban una renta de 10 puntos en el marcador. El cuadro aragonés perseveró, combatió hasta la extenuación, se sobrepuso a todas las adversidades y acabó obteniendo una importante recompensa: firmó la victoria en último suspiro, con un lanzamiento de Jason Robinson, cuando apenas restaban un segundo y siete décimas para la conclusión (66-67). Era la primera vez que los zaragozanos se ponían en ventaja. Yera el premio a un conjunto obstinado, decidido, convencido de sus propias posibilidades. 


El CAI nunca le perdió la cara al encuentro. Mostró carácter, orgullo, personalidad, compromiso y ambición. Valores muy estimables para comenzar a crecer. Lo demás vendrá conforme avance la competición, cuando Joaquín Ruiz Lorente consiga ajustar todas sus piezas. La tarea no es fácil, después de las siete nuevas incorporaciones acometidas por el club; pero en la plantilla hay actitud, hambre y recursos. Tiene unas bases muy sólidas. Solo faltan tiempo y paciencia.


Mientras tanto, el equipo aragonés sigue en proceso de construcción, muy alejado de su verdadera medida. Carencias que exhibió principalmente en la primera mitad, donde volvió a mostrar un desacierto gigantesco en sus acciones ofensivas, sobre todo desde el perímetro. En el intermedio, el CAI apenas había sumado un triple de sus 11 intentos. Por entonces, sus jugadores exteriores no representaban ninguna amenaza para el rival: Robinson había convertido una sola canasta, mientras que Lisch, Pere Tomás, Sastre y Goulding, transcurridos 20 minutos, todavía no se habían estrenado en el capítulo anotador. Además, el equipo aragonés sumaba hasta 8 pérdidas de balón, otro indicador diáfano de deficiencias en ataque.


El choque se decidía en la pintura, con Sekulic y Landry sosteniendo a sus respectivos equipos. El pívot del Iberostar, emparejado con Norel, también sumaba desde el triple. Y los locales enseguida tomaron distancia en el marcador, con un parcial de 7-0, cuando Sekulic encontró el acompañamiento de Luke Sikma (15-7).Amplitud de banquillo

En el segundo acto, el CAI aprovechó su mayor amplitud de banquillo para reducir las diferencias. Alejandro Martínez tiró de la segunda unidad, dando descanso a Sekulic, Sikma, Beirán y San Miguel, y el cuadro tinerfeño comenzó a sufrir (24-20). Aun con todo, el cuadro de Ruiz Lorente seguía presentando un importante déficit anotador, con sólo 6 puntos en los primeros 9 minutos del cuarto. Una situación que resolvió primero Llompart, con una penetración, y posteriormente Katic, con una canasta bajo los aros. Pese a todo, el Iberostar alcanzó el descanso con ventaja (31-26). 


El CAI pareció desplomarse en la reanudación. Incapaz de contener a Sekulic, y sin criterio en sus acciones de ataque, el bloque zaragozano se vio permanentemente superado en el tercer acto, donde los locales tomaron una distancia de hasta 10 puntos (51-41).


Sin embargo, el CAI emergió en el cuarto definitivo. Asumió por fin sus debilidades en el perímetro (2 de 20 en triples), y decidió volcar sus acciones hacia el juego interior. Se actuó con paciencia, sin ansiedad. Lisch y Llompart ofrecieron buenas lecturas, que se tradujeron en situaciones de tiro muy ventajosas, sobre todo en la pintura. Y todos comenzaron a sumar. Katic y Jelovac golpearon bajos los aros; Goulding, con dos penetraciones, aumentó las dudas del rival; y Marcus Landry, que acabó con 23 puntos, resultó incontenible por dentro y por fuera, anotando desde todas las posiciones. 


Tras siete ataques consecutivos sumando, el CAIse situó a tres puntos (64-61), con dos tiros libres de Llompart, a sólo dos minutos para la conclusión. El Iberostar Tenerife, perfectamente defendido, se quedó entonces sin ideas. Sikma se jugó un triple forado, al límite de la posesión, y Jelovac atrapó el rebote. Inmediatamente después, Landry redujo la distancia a la mínima expresión (64-63). Richotti aportó oxigenó, aunque el CAI –tras otra captura de Jelovac– volvió a colocarse a un solo punto con una canasta del propio jugador serbio. Restaban 21 segundos. 


Goulding envió Richotti a la línea de personal, pero el italiano erró sus dos lanzamientos y el rebote, de nuevo, fue a las manos de Jelovac, decisivo en la recta final. En la siguiente acción, el CAI se manejó con sosiego: movió el balón con soltura, inmune al griterío de la grada, hasta que, a falta de 7 segundos, encontró a Robinson. El americano, habituado a estas situaciones límite, engañó a su defensor y, ya liberado, lanzó con convicción y puntería. Quedaban 1,7 segundos. El balón entró y los aragoneses, por primera vez en todo el partido, se ponían por delante en el marcador (66-67).


Presionado por la defensa zaragozana, y con apenas un segundo de tiempo, el Iberostar ya no tuvo opción. Al contrario, perdió la posesión nada más efectuar su saque. El desenlace había sido justo: premió al más tenaz; premió al CAI Zaragoza.