La gesta de Perico cumple 40 años

El deportista aragonés se proclamó campeón del mundo de boxeo el 21 de septiembre de 1974.

Derrotó a Tetsuo ‘Lion’ Furuyama, y pasó a ser un fenómeno social en España

Perico Fernández alza los brazos al viento como rey universal de los Superligeros.
La gesta de Perico cumple 40 años
Heraldo

Hubo un tiempo en el que el boxeo fue el deporte rey. Ni el tenis, ni el automovilismo, acaso el fútbol. Boxeo, noble arte, decían. En ese tiempo, hace hoy 40 años, un zaragozano gobernó el universo. Era el Rafa Nadal o el Fernando Alonso de ahora. El 21 de septiembre de 1974, Perico Fernández detuvo la vida de un país a las 22.30. Esa noche no hubo ‘Un, Dos, Tres’ con Kiko Ledgard, ni ‘El Hombre y la Tierra’ de Félix Rodríguez de la Fuente, ni ‘Directísimo’ con José María Íñigo y su mostacho. Esa noche toda España vio a Perico Fernández devorar al japonés Tetsuo ‘Lion’ Furuyama en el Palacio de los Deportes de Roma. Por fin teníamos un campeón del mundo.


Pero Perico fue más que un campeón del mundo, fue un fenómeno social. Encarnó la épica del genio, del héroe nacido de la nada, quizás solo comparable con Manuel Benítez, ‘el Cordobés’. El torero pasó de haber estado fichado por vago y maleante a ser invitado por Franco a tomar café en el palació de El Pardo. Perico tampoco lo tuvo sencillo. No le dieron cornadas los toros, pero sí la vida. Pedro Fernández Castillejos creció en el orfanato de Zaragoza. Siendo un niño vio a Cassius Clay por televisión y se enamoró del boxeo. Educado en las leyes de la calle, en la universidad de la vida, se decidió a subir a un cuadrilátero. Con todo lo apuntado con anterioridad, evidentemente el terreno acotado por las 12 cuerdas no constituyó el espacio más hostil que se encontró en la vida.


Su ascenso fue meteórico. Primero conquistó el título nacional ante Cayetano Ojeda, ‘Kid Tano’. Después llegó el título europeo ante Tony Ortiz. Solo le quedaba el título mundial ante ‘Lion’ Furuyama. Perico había puesto en fila india al boxeo mundial. Todo el mundo se arrodilló ante el campeón aragonés, el boxeador capaz de ganar con las manos en los bolsillos (lo esquivaba todo), el que abría con la izquierda y machacaba con la derecha, el gran noquedador.


Perico solo tenía 21 años y ya era el rey. Apenas entrenaba ("si entrenara no les ganaría, les mataría", decía el campeón). Era el amo de Zaragoza con Raúl Aranda, Nino Arrúa y ‘Lobo Diarte’. José María García, Pedro Ruiz, Mercedes Milá e Isabel Tenaille le seguían a todas partes. Ya lo hemos dicho, más que un campeón fue un fenómeno social. Gobernador del mundo, retuvo el título ante el brasileño Joao Henrique, para perderlo ante Saensak Muangsurin en Thailandia.


No perdió, se perdió Perico, que parece lo mismo pero no es igual. El extravío continuó. Unos años después abandonó el perímetro de las 12 cuerdas y descendió al cuadrilátero de la vida. Tres mujeres, cinco hijos... La fama y el dinero le abandonaron a la misma velocidad que le llegaron. Hace tres años quedó en la calle. Su amigo Toñín Castilla se lo encontró en la calle Francisco de Vitoria de Zaragoza y Perico le confesó que dormía en un lupanar. Sus amigos se movilizaron y le hicieron un homenaje. José María García y Ángel Nieto proclamaron bien alto en el Teatro Principal de Zaragoza quién era este hombre. Por si alguien lo ha olvidado: el que esta noche unos minutos antes de la medianoche hace 40 años tuvo el mundo a sus pies, el que gobernó el mundo, el que nos hizo campeones.