Un sábado inolvidable

«Mantenerse fiel a un estilo, a un método de trabajo y a un entrenador, José Luis Mareca». Son las claves del éxito del fondista del Simply Scorpio Toni Abadía, que el pasado día 19 tocó la gloria en la final de los 5.000 metros al lograr su primer título nacional absoluto

Toni Abadía, feliz ayer con la medalla de oro conquistada en los 5.000 metros.
Un sábado inolvidable
Guillermo Mestre

Toni Abadía cierra los ojos y dibuja una sonrisa en su rostro. No quiere romper la magia del momento, la película de un triunfo colosal. Fue un sábado inolvidable en la vida deportiva del fondista zaragozano, un chico de 24 años de contagioso espíritu positivo, que en Alcobendas tocó la gloria tras una hermosa carrera. «Ni en mis mejores sueños podía imaginar este resultado», señala, aún exultante, Abadía. El primer Nacional absoluto de su historial. Un oro en los 5.000 metros, un oro de gran valor. «Es la cara de la cruz. El año pasado parecía que no salía nada, ni poniendo todo el empeño del mundo, y este curso está siendo mágico. Es el éxito de mantenerse fiel a un estilo, a un método de trabajo y a un entrenador, José Luis Mareca. Llevo desde noviembre a agosto batiéndome el cobre y el cuerpo está aguantando muy bien. Este oro es la guinda», resume el líder del Simply Scorpio, que de esta manera confirmaba su plaza para los Campeonatos de Europa, que se disputan en Zúrich a partir del próximo 12 de agosto.


Abadía ha sido la estrella invernal: oro con la selección absoluta en los Europeos de campo a través de Belgrado; marca personal en los 3.000 lisos en el Gran Premio Ciudad de Zaragoza ‘indoor’ (7:51.69); plata en el Nacional en sala y nueva internacionalidad en el Mundial de Polonia. Su progresión ha sido espectacular, consolidándose con 24 años en la élite nacional del campo a través y en la pista cubierta. «La temporada pasada fue compleja. Desde el punto de vista psicológico mi entrenador y yo hemos necesitado estos empujones en forma de triunfos y convocatorias con la selección», explica el pupilo Mareca. El maestro guía las zancadas del carismático Abadía, que ha superado el paso por la Residencia Blume de Madrid durante dos años y el gusto amargo que le dejó un curso en el que tuvo que adaptarse a la categoría sénior. «Tenía ganas de volver un entorno familiar donde no primara solo lo deportivo. No quiero desmerecer al grupo de Madrid, pero en Zaragoza me siento muy agradecido, y con los ‘runners’ populares que me animan y me arropan, soy un privilegiado», cuenta Abadía.


Y el zaragozano también es el astro que más brilla en la campaña al aire libre en una distancia, los 5.000, a la que se ha hecho de una manera bastante rápida: brillante en la tercera prueba de la Diamond League en las míticas pistas de Hayward Field en Eugene (Estados Unidos), firmando la  mejor marca nacional (13:30.91) y el pasaporte para Zúrich; y sensacional en la Copa de Europa de selecciones de Primera en Braunschweig (Alemania). «Hay un trabajo muy bueno de fondo, y hay mucho sacrificio, no solo deportivo sino personal. Todo esto te lleva a una madurez deportiva y se consuma la recompensa. El camino está labrado así. Mareca y yo tenemos una simbiosis que hace que todo vaya bien. Y siempre tengo el apoyo del grupo de entrenamiento del Scorpio, dispuesto a ayudarme», resalta el internacional.


A Toni Abadía le gusta ser precavido. Desde que aterrizó de Eugene el 2 de junio con la mínima continental en el bolsillo, enfocó su puesta a punto para hacer la carrera de su vida en Alcobendas. Sólo así podía asegurarse vestir por cuarta vez la elástica de la Roja. Aunque dos gastroenteritis estuvieron a punto de romper la ilusión: «Pero con suerte y paciencia sale todo». El sábado, a las 22.25, los focos de las pistas del polideportivo José Caballero iluminaban a 15 hombres que se enfrentaron en una carrera rápida, vibrante, emocionante hasta el final. Jesús España, después de dos años muy castigado por las lesiones, volvía dispuesto a coronarse por novena vez campeón. Era el hombre a batir por Abadía. «Es el capitán. Tiene un don especial.Verle al nivel que corrió (tercero) –sin desmerecer a Roberto (Alaiz, segundo) y Alberto (Sánchez, cuarto)– me lleva a valorar aún más el oro que logré», afirma Abadía.


Fue España la primera persona que le abrazó. «Recuerdo que no hacía más que gritar. Estaba tan impresionado... no podía creérmelo. Me abrazó y me dijo que me lo merecía. Me llegó al alma. Es un campeón de los pies a la cabeza», evoca. Después, una lluvia de felicitaciones colapsó su teléfono: «Un mensaje que me llegó al corazón fue el de los hermanos Carlos y Roberto García, que nunca pudieron ganar a Jesús. “Nos sentimos vengados”, decían. Esto es muy grande», contesta, emocionado. 


El oro que sujeta Toni Abadía le anima a metas más ambiciosas. «En Zúrich quiero demostrar que esto no es una casualidad y que, en el Europeo, lo mejor está por llegar. Esta medalla me da la seguridad de poder disputar al máximo la competición. De luchar por entrar en una final. Otro sueño por cumplir», concluye.