Hacienda aprieta al Real Zaragoza

El club aragonés ofrece abonar hasta seis millones de euros antes de que finalice el presente año; pero la Agencia Tributaria tampoco acepta esta propuesta de plan de pagos de la deuda   

De izquierda a derecha, José Guerra, director financiero del Real Zaragoza, y Javier Lasheras y Luis Gamón, accionistas.
Hacienda aprieta al Real Zaragoza
Aranzazú Navarro

Hacienda sigue apretando al Real Zaragoza, que vive su dolorosa agonía como sociedad anónima deportiva pendiente de que la Agencia Tributaria le apruebe in extremis un plan de pagos de su abultada deuda tributaria. 


De la reunión de ayer  entre Javier Lasheras, accionista de referencia del club aragonés; Luis Gamón, su mano derecha; José Guerra, director financiero de la sociedad anónima deportiva, y Paloma Villaro, delegada regional de Hacienda en Aragón, no surgió la deseada aprobación del plan de pagos de la deuda tributaria que propone la entidad deportiva.


El Real Zaragoza está dispuesto a pagar seis millones de euros antes de que concluya este año, además de ceder a la Agencia Tributaria los derechos de televisión en Segunda, el 25% de los derechos económicos de los traspasos de los futbolistas que venda a otros clubes y, hasta donde sea necesario, los derechos de televisión del primer año de regreso a Primera, categoría en la que el club aragonés percibe alrededor de 25 millones de euros por este concepto. 


La deuda global que mantiene el Real Zaragoza con Hacienda asciende a 29 millones de euros.    


Según el parecer de Lasheras y Gamón, la última oferta de pagos de la deuda tributaria presentada por el Real Zaragoza difícilmente se puede mejorar, ya que se trata de cifras muy considerables dentro de las circunstancias que concurren en la sociedad anónima deportiva aragonesa, situada en Segunda División y sin líquido disponible en sus cuentas en este momento.


Villaro no dio una negativa tajante a estos planes de pago; pero tampoco levantó la mano. A lo largo de las dos horas de reunión que mantuvieron las partes en la sede de Hacienda situada en la calle Albareda de la capital aragonesa, cada cual expuso sus respectivos puntos de vista, sin que llegaran a encontrar una zona de intersección, de acuerdo.   


La delegada de la Agencia Tributaria en Aragón situó la responsabilidad definitiva de un entendimiento entre la Agencia Tributaria y el Real Zaragoza en el Ministerio de Hacienda, en Madrid, y no la delegación regional, cuando a principios de semana a Javier Lasheras y Luis Gamón se les trasladó desde el Ministerio el criterio contrario. 


A juicio de los nuevos propietarios del club, Hacienda se está mostrando «muy dura» con el Real Zaragoza, un trato que entienden que es más severo que el recibido por otros equipos del fútbol profesional español como Deportivo de la Coruña, Real Sociedad u Osasuna, que acaba de alcanzar un pacto con la Hacienda Foral, siendo que sus deudas tributarias ascienden a 50 millones de euros.


Ha quedado abierto, en todo caso, un espacio para seguir en conversaciones entre Real Zaragoza y Hacienda. Las negociaciones son tensas por momentos, aunque no están rotas. El matiz que introduce en este sentido Luis Gamón es que «el tiempo apremia» al club aragonés. 


Metidos de lleno en julio, los plazos que tiene marcados ante la Liga de Fútbol Profesional (LFP) ya no son prorrogables. O a finales del presente mes presenta resueltas sus obligaciones económicas con futbolistas y técnicos o sufrirá un descenso administrativo, circunstancia que prácticamente  abocaría a la sociedad anónima deportiva a un proceso de liquidación. 


Sin un acuerdo con la Agencia Tributaria en la mano, muy poco puede hacer la entidad aragonesa, habida cuenta de que el grupo inversor mexicano con el que los accionistas mayoritarios tienen firmado un preacuerdo de compraventa supedita la aportación de capital a dicho pacto con Hacienda. 


En este momento, el Real Zaragoza agoniza sin que se atisbe una salida limpia a los graves problemas que padece. Por supuesto, tampoco cabe considerar a estas alturas la supuesta opción del pakistaní Kadir Sheikh, que en ningún momento de este proceso  ha acreditado la solvencia que requiere una operación de esta envergadura.