Ciclismo

Y la Vuelta surgió del océano

Desde una batea cualquiera, de las más de dos mil que hay en la Ría de Arousa, arrancaron esta tarde los 22 equipos de la carrera en la primera etapa contrarreloj, con 27,4 kilómetros de recorrido.

Los corredores cerca de la meta en la playa de Silgar, en Sanxenxo
Y la Vuelta surgió del océano
EFE

La Vuelta Ciclista a España 2013 salió de las aguas del Océano Atlántico, el más difícil todavía para un deporte que en su modalidad al aire libre "hilvana" desde siempre competición y turismo.


Si Francia mostró al mundo la belleza de la isla de Córcega en el inicio del último Tour, el escaparate de la Vuelta se ha abierto a los encantos de Galicia en lo que ha podido ser el arranque más original y espectacular en la historia de la ronda española y de todas las grandes pruebas ciclistas.


Una batea cualquiera, de las más de dos mil que hay en la Ría de Arousa, fue desplazada unos metros y desde ahí arrancaron los 22 equipos de la carrera en la primera etapa contrarreloj, con 27,4 kilómetros de recorrido.


Según ha dicho el máximo responsable de Unipublic y director de la Vuelta, Javier Guillén, es "el inicio más espectacular de la historia de la Vuelta". Lo comentó durante la cena de bienvenida en La Toja y eso que Guillen no fue el ideólogo de esta salida, pero sí quien ha apostado por las innovaciones.


Lo de este sábado ha sido una vuelta de tuerca más en la ronda española porque hay que reconocer que la carrera ha tirado de originalidad en los últimos años con una llegada al Bernabéu (2002), una contrarreloj nocturna en Sevilla (2010), una salida desde el circuito del Jarama (2011), una meta en la plaza de toros de Pamplona (2012) o la partida sobre un vivero de mejillones en Vilanova de Arousa.


Los ciclistas habían supervisado el trazado por la mañana y por la tarde llegaron en barco hasta esa batea de la Ría de Arousa, algo insólito. Las imágenes fueron espectaculares y, lo más importante, no había peligro para los corredores a pesar de que los primeros metros transcurrían sobre un cristal de 1,2 centímetros, según dijeron a los organizadores.


La pasarela que unía la batea con tierra firme estaba ensamblada a ella por una pequeña rampa con bisagras que subían y bajaban en función de la marea. Por la mañana la marea estaba muy baja y la rampa hubiera sido imposible de subir para cualquier ciclista, aun escalador.


Y si era impresionante poder ver el mar a través de esa plataforma, también lo fue la acogida de los gallegos a este inicio de Vuelta a España en Vilanova de Arousa. En esta localidad nació Ramón María del Valle Inclán, autor de un libro por etapas, igual que la Vuelta. Su novela Luces de Bohemia salió en entregas semanales entre el 31 de julio y el 23 de octubre de 1920 y su estatua en la villa miraba en dirección a la batea flotando sobre el mar, como vigilante.


Y es que Vilanova rebosaba espíritu ciclista desde bien temprano. El "concello" entero ha estado engalanado durante todo el día con banderas y en muchos balcones había cascos de ciclista como un símbolo de apoyo al deporte de las dos ruedas. Ni el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, ha querido perderse el inicio de una Vuelta que pasaba por su casa.


Galicia sufrió hace justamente un mes el peor accidente ferroviario en España de los últimos cuarenta años, pero hoy ha intentado "aparcar" ese sufrimiento al lado de las bicicletas de la Vuelta. Y parece haberlo conseguido.