El reinado de la bicicleta

 Este sábado, las bicicletas toman de nuevo el Pirineo. Más de 11.000 participantes se dan cita en una cita clásica, tradicional, que se ha hecho un hueco en el calendario mundial del ciclismo.

La Quebrantahuesos, surgida a principios de los 90 de la lúcida locura de un puñado de enamorados del ciclismo, miembros de la Peña Edelweiss, se ha convertido en una cita imprescindible para miles de aficionados a la bicicleta.

En la parrilla de salida, repleta de ilusiones, se alista una retahíla de kilómetros que han servido de puesta a punto para cumplir con la cita de este sábado en Sabiñánigo.

La Quebrantahuesos, fiel a su nombre, rompe el cuerpo –y, en ocasiones, derrumba el alma- de quienes osan desafiarla. Más de 200 kilómetros de recorrido con cuatro ascensiones –y descensos- que ponen a prueba a los participantes: el Somport, el durísimo Marie-Blanque, la eterna subida al Portalet y el remate del alto de Hoz, ya en las puertas de Sabiñánigo.

Este 22 de junio está marcado en rojo en el calendario de los amantes del ciclismo. Y también de los habitantes del entorno, que ven cómo una prueba consolidada se ha convertido también en una fuente de riqueza por la enorme atraccicón que genera. Además, la Quebrantahuesos contribuye a que medio mundo vuelva hoy la cabeza hacia una cita que atrae a participantes de 42 países.

La principal novedad de este año es el cierre de las carreteras por las que discurre la prueba. La seguridad se ha convertido en una obsesión para los organizadores, que saben de la dificultad que entraña que todo salga a la perfección cuando se mueven tal cantidad de personas.

El cierre al tráfico supone, en cualquier caso, un salto cualitativo en las cuestiones de seguridad; un paso más en la evolución de una marcha cicloturista que se ha convertido en una de las grandes referencias mundiales de esta modalidad deportiva. Despega la Quebrantahuesos.