Híbrido

Un SUV eléctrico recargable

El Mitsubishi Outlander PHEV incorpora toda la tecnología que el fabricante japonés lleva investigando desde hace años en materia de impulsión eléctrica.

Mitsubishi Outlander PHEV
Mitsubishi Outlander PHEV

Mitsubishi Motors se ha comprometido a explorar las nuevas fronteras que permitirán a los vehículos eléctricos (EV) aventurarse más allá de las áreas urbanas, basándose en más de 40 años de I+D en esa tecnología, desde 1966. Después del I-Miev, la nueva manifestación es la versión del Outlander, un híbrido enchufable basado en la tecnología eléctrica: el PHEV. Presentado por primera vez en el salón del automóvil de París y a la venta en Japón desde el pasado mes de enero, será lanzado en Europa a partir de este mismo verano.


El nuevo Outlander PHEV no es una simple adaptación de un vehículo con motor de combustión (ICE) interna ni uno dedicado a hacer exhibición de tecnologías híbridas enchufables, sino una versión del Outlander que se une a las opciones de gasolina o diésel, desarrollada como tal desde el principio del proyecto.


Después de materializar su propia experiencia en desarrollo de los EV con su primer I-Miev, en 2009 (seguido por los LCV eléctricos de la clase K-car, para el mercado japonés), Mitsubishi decidió poner el punto de mira en los vehículos eléctricos de mayor tamaño, adecuados para conducción de largas distancias con carga completa de pasajeros y gran volumen de equipaje.


El nuevo Outlander PHEV se distingue por ser el primer híbrido enchufable de Mitsubishi Motors, basado en tecnología eléctrica, que utiliza los amplios conocimientos en esa área y en la electrónica de la marca, complementado por un motor de gasolina cuando se necesita. Además, aprovecha de modo óptimo el prestigio y la experiencia en tracción a las cuatro ruedas del fabricante. Es también el primer automóvil de pasajeros con tracción 4WD eléctrica permanente producido en serie por un fabricante y dirigido al gran público. Por último, se ha desarrollado dentro de la amplia gama del nuevo Outlander, por lo que no sufre ninguno de los inconvenientes de las simples adaptaciones, especialmente la intrusión de los componentes propios de la tecnología eléctrica.


Con este coche, Mitsubishi Motors aporta una nueva opción a la categoría de los híbridos eléctricos, un híbrido serie/paralelo enchufable de dos motores, es decir: ICE delantero + motor eléctrico delantero + motor eléctrico trasero + capacidad de carga. Y todo ello con la arquitectura específica de los EV (en lugar de derivar de vehículos basados en ICE), así como la comodidad y versatilidad de un SUV.


Arquitectura propia EV

Tomando algunas de las referencias del lenguaje del I-Miev, el Outlander PHEV puede incorporar una arquitectura específica de EV sin compromisos.


En ese sentido, deja de lado el formato tradicional de motor + caja de cambios + tracción final, sustituyéndolo por una configuración ‘más pura’ de (delantero a trasero): propulsor delantero de gasolina de dos litros de 210 cv (89 kW), situado en el lado derecho del mismo compartimento de motor que el nuevo Outlander con motor tradicional; motor eléctrico delantero (60 kW) + (70 kW) inversor + generador, situados en el lado izquierdo del compartimento del motor, con el grupo dispuesto en configuración transaxle; paquete de baterías de tracción, almacenadas (de modo seguro) bajo el suelo, entre los ejes, para no afectar al espacio interior; y motor trasero (60kW) + inversor, situado bajo el suelo, para no penetrar en el área de carga (ver gráfico).


De hecho, esta configuración innovadora no incluye ni una caja de cambios convencional ni un árbol de transmisión convencional, sino que el sistema se controla electrónicamente, mientras que el motor de gasolina acciona las ruedas delanteras (en modo híbrido paralelo) a través de un tren de engranajes.


Asimismo, la fuerza motriz primaria del Outlander PHEV procede de los motores eléctricos delantero y trasero, del mismo modo que en un EV puro con tracción 4WD permanente.


En lo relativo a la carga, puede conectarse a cualquier toma eléctrica, del mismo modo que el I-Miev, con un tiempo de repostaje de cuatro horas, para la fase completa (240V– 15A), o 30 minutos, con el cargador rápido (Chademo estándar), para ampliar su autonomía en modo EV puro.


Recarga en marcha

Además, el conductor puede cambiar también a un modo de recuperación de batería en marcha, cargando a través del motor de gasolina cuando no hay posibilidad de suministro eléctrico (actividades al aire libre, etc.). Y cuando el conductor aplica los frenos, los motores delantero y trasero actúan como generadores, recuperando la energía cinética y utilizándola para cargar la batería de tracción.


Por último y no menos importante, la electrónica desempeña un papel vital para conseguir que la tecnología PHEV sea una realidad, mediante desarrollos adicionales del elogiado sistema operativo electrónico, el cerebro que está detrás.