No es la primera aventura solidaria ni la última, pero el reto es sin duda apasionante: atravesar el desierto del Sahara, a lomos de un Fiat Panda -o Seat Marbella-, con el fin de entregar material escolar para los más niños más necesitados del sur de Marruecos.

La de este año es la quinta edición del Panda Raid, cuenta con 180 participantes repartidos en 90 equipos, y entre ellos, varios aragoneses como David Alierta y Arturo Alonso, vecinos de Montañana. “Nos enteramos por internet y no lo dudamos. Es una forma de ayudar, que además te permite recuperar el espíritu aventurero del Dakar, donde no puedes usar GPS”, explican.

Los equipos deben cubrir un itinerario en línea de ocho días, dividido en etapas diarias sobre la geografía de Marruecos. Más que una prueba de velocidad sujeta a un cronómetro, el verdadero reto es la orientación. El ritmo de la prueba es elegido bajo criterio de los participantes, y lo importante no es llegar el primero, simplemente llegar.

De hecho, los equipos tienen prohibido el uso de cualquier tipo de tecnología como el GPS y solo pueden contar con la ayuda de una brújula, el libro de ruta proporcionado por la organización y su intuición.

“Tocará sufrir, pero lo hacemos con espíritu solidario y de aventura”, asegura Alierta, quien habla de la preparación de su vehículo, un viejo Fiat Panda. “La preparación es básica, porque no se puede tocar mucho el motor, solo poner unas ruedas decentes, quitar los asientos de atrás para ganar espacio y poco más”.

Sin embargo, la inscripción no es precisamente barata -unos 2.000 euros-, por lo que la participacion de patrocinadores es fundamental. “Estamos satisfechos con el apoyo que hemos recibido, como el que nos ha dado Javier Suescun, entre otros”, señala.

Además, Alierta agradece la colaboración del colegio de La Concepción de Santa Isabel, donde los alumnos han aportado el material escolar que harán llegar a los más necesitados de un centro educativo del sur de Marruecos.

La salida de la carrera tuvo lugar este pasado viernes desde el estadio Santiago Bernabéu de Madrid. De ahí, a través del ferry de Algeciras, camino del desierto, los niños y la aventura a través de un buen puñado de kilómetros. David y Arturo, compañeros de trabajo en un taller mecánico, lo tienen claro: “Nos cansaremos, discutiremos, pero volveremos tan amigos con una gran experiencia para contar”. De momento, se les puede seguir la pista en su blog.