Operación Puerto

La Guardia Civil destaca la falta de condiciones del laboratorio de Fuentes

Considera que no reunía als condiciones adecuadas para el tratamiento y almacenaje de la sangre.

Los testigos de la Guardia Civil que han declarado este lunes en el juicio de la Operación Puerto han subrayado la falta de garantías sanitarias con la que se conservaban las bolsas de sangre, halladas en una nevera de uso común; la ausencia de fichas o historiales clínicos y el "desorden" de la documentación.


Así ha descrito el teniente del instituto armado que instruyó el atestado de la investigación lo que encontraron en los registros practicados en el laboratorio del médico Eufemiano Fuentes, en la calle de Alonso Cano, y en una vivienda propiedad de sus padres también en Madrid, en la calle de los Caídos de la División Azul.


En la cocina del primero de los pisos los agentes encontraron una nevera común sin indicador de temperatura y sin ningún mecanismo alternativo para el caso de que se fuera la luz, en la que se conservaban varias bolsas de sangre identificadas mediante la fecha de extracción, un código numérico y "acrónimos o alias".


En la segunda de las viviendas había dos arcones frigoríficos, uno de ellos -el que albergaba las bolsas de sangre- "comprado recientemente en El Corte Inglés" y que sí disponía de un indicador de temperatura -marcaba 35 grados bajo cero-, pero ningún mecanismo alternativo en caso de un corte de luz.


El testigo ha dicho asimismo que para alguien ajeno a la trama era imposible identificar a quién pertenecía la sangre de las muestras, porque no existía un registro con los nombres y apellidos de los donantes; que la documentación intervenida en los registros estaba "mezclada" y "completamente desordenada" y que no había fichas ni historiales médicos.


Por último, ha señalado que durante los traslados que sufrían las bolsas -desde el punto de extracción a Alonso Cano, de allí a Caídos de la División Azul, de vuelta a Alonso Cano y de ahí al punto de reinfusión- no se utilizaban neveras habilitadas para el transporte de muestras biológicas, sino mochilas térmicas.


"Como las que uno se lleva a la playa para conservar frías las bebidas", ha concluido.


Durante la sesión de hoy, las acusaciones y las defensas han preguntado por los deportistas tratados por Fuentes, especialmente por aquellos ajenos al mundo del ciclismo, pero sin éxito.


A preguntas del abogado que acusa en nombre del Comité Olímpico Italiano (CONI), el instructor de la investigación ha dicho que esa cuestión "no es competencia de la policía judicial" y que su único interés era determinar "si existía un grupo criminal que realizaba prácticas no terapéuticas con humanos".


Más tarde, el testigo se ha negado a decir quién o quiénes estaban detrás de alias o acrónimos como Urco -que apareció en una bolsa de sangre extraída el 4 de abril de 2006- o Rsoc.


El primer nombre se relacionó con la atleta Marta Domínguez, dado que coincidía con el de un perro de su marido, aunque la palentina -luego resultó implicada en la Operación Galgo contra el dopaje, finalmente archivada- siempre ha negado haber tomado sustancias prohibidas.


La incógnita sobre Rsoc -por las que los periodistas preguntaron la semana pasada a Fuentes, que ironizó diciendo que podía ser "la marca de un buen vino"- tiene aún más recorrido, sobre todo después de que el expresidente de la Real Sociedad Iñaki Badiola las haya relacionado con la entidad que dirigió en 2008, denunciando que antes de su llegada se compraban al médico sustancias dopantes.


Hoy, Fuentes ha zanjado las preguntas de la prensa con un escueto "sin comentarios".


Los abogados, sin embargo, siguen buscando fuera del pelotón, aunque por diferentes motivos. El del exdirector deportivo Manolo Saiz ha llegado a preguntar al testigo si hizo "un cribado de deportistas" con el entonces secretario de Estado para el Deporte, Jaime Lissavetzky.


"¿Me está acusando usted de algo?", ha respondido éste.