La irrupción de una joven de 16 años ha puesto el mundo de la natación -y los Juegos Olímpicos al completo- 'patas arriba'. Su actuación en el 400 estilos el pasado sábado ha puesto todos los focos, cámaras y ojos de los aficionados en su inesperada superioridad en el agua.

No era la favorita. Ni siquiera comandó la prueba hasta bien pasado el ecuador de esta. Eso sí, una vez que tocó el final de la piscina por sexta vez comenzó la exhibición. Con un 'crawl' tan estiloso como insultantemente superior al resto consiguió el primer récord del mundo en la piscina de las olimpidas londinenses. Con sus brazadas delicadas y una gran potencia en su tren inferior realizó unos últimos 50 metros a la altura de los mejores.

Es decir, y resumiendo. Si Ye Shiwen hubiera competido ante Ryan Lochte y el mismísimo Michael Phelps en los últimos metros, la china se habría coronado reina de la natación mundial, si tras su exhibición aún no lo es.

La asíatica realizó un tiempo de 28.93 segundos en los 50 metros finales de la prueba, su registro superó al de Lochte, campeón de la misma prueba en la categoría masculina. El nadador americano marcó un tiempo de 29.10 segundos, 17 centésimas más lento que Shiwen.

Este martes volverá a competir. Ya no será una desconocida. La presión será para ella. Para la joven de 16 años que nada más rápido que nadie. Incluso dudan de su credibilidad. Su sorprendente tiempo en el 400 estilos ha hecho que se levanten muchas voces entorno al dopaje de la china. Expertos que ven imposible su desafío a la física y a la historia. De momento son solo rumores que intentan justificar lo deportivamente injustificable hasta la fecha. Unos 50 metros finales estratosféricos. 

Dios salve a la reina de la natación.