Juegos Olímpicos de Londres 2012

Garriga: "En España se ha instaurado un complejo de medalla"

Olímpico en Tokyo 64 y México 68, el ex atleta aragonés define los Juegos Olímpicos como una ?experiencia especial, capaz de acompañarte toda la vida?.

Luis Garriga
Luis Garriga: "En España se ha instaurado un complejo de medalla"
OLIVER DUCH

Los Juegos Olímpicos son la esencia del deporte, una reunión en la que los mejores deportistas del mundo se juntan para competir. Se trata de una experiencia maravillosa, en la que se crea una atmósfera especial. Algo capaz de acompañarte toda la vida”. Son palabras del ex saltador de altura borjano Luis Garriga, quien participó en las ediciones de Tokio 1964 y México 1968. Una reflexión autorizada capaz de generar un bosquejo aproximado de la dimensión que posee la cita que este próximo viernes dará comienzo en Londres. Como cada cuatro años, el mayor evento deportivo del mundo regresa para poner nombre y apellidos a historias repletas de superación y épica.


Para Garriga, estos esfuerzos deben ser valorados más allá de la clasificación que pueda reflejar el medallero. “En España se ha instaurado un complejo de medalla. Parece que si no ganas una medalla no has logrado un buen resultado. Solo el estar en los Juegos supone el haber logrado una marca mínima que cada año es más complicada de conseguir. Si, además, consigues ser finalista, supone que estás entre los 12 mejores atletas del mundo. Para mi eso merece la consideración de éxito”, explica. Por ello, echa en falta “una visión global de lo que para un país significa tener una representación nutrida”, más allá de lo que se pueda conseguir posteriormente.


Modernización de los Juegos

Sin duda, muchas cosas han cambiado desde que Garriga participara por primera vez en unos Juegos. “En mi época éramos totalmente amateurs”, rememora. Situación que, en su opinión, tenía sus pros y contras. “Recuerdo que en Tokio recibía dos dólares al día de dietas, que era lo que establecía el Comité Olímpico Internacional. Sin embargo, íbamos todos juntos y después de participar continuábamos conviviendo entre nosotros y con gente procedente de países muy diversos. Actualmente hay varios deportistas que, según su preparación, a lo mejor viajar tres días antes y se van cuando terminan”, explica.


No obstante, para el exatleta la profesionalización vivida tras 1992 no supone una pérdida del espíritu que impregna la cita. “Al margen de su condición económica, cuando el atleta participa en el desfile, cuando suenan las fanfarrias y se ve inmerso en una manifestación de tal magnitud, posee una sensación interior que le hace sentirse mejor. Es un momento íntimo, que está muy por encima de lo material”, relata Garriga con devoción.


Un sentimiento que, todavía hoy, a escasos días para que el pebetero vuelva a encenderse, asegura seguir usando de inspiración para su día a día. “Mi experiencia fue fantástica y ha condicionado toda mi vida. En una escuela deportiva aprendí el valor del trabajo y el esfuerzo. Y eso es de una gran utilidad para la vida. Esto es importante para las nuevas generaciones, saber que no se consigue nada fácilmente. Que hay que trabajar y ser contaste. Aceptando la victoria sin ofender y la derrota como estímulo para continuar. Quejarse o el buscar excusas no sirve de nada, hay que analizar por qué se ha perdido y cómo se puede mejorar”, asegura.


Con esta filosofía, Garriga consiguió alcanzar la final de salto de altura en México 68. Una experiencia que, según afirma, todavía logra estremecerle cuando la recuerda. “En aquella final fuimos 13 atletas. Estaban los tres representantes de la Unión Soviética y los tres norteamericanos. Yo iba antes que Dick Fosbury, el hombre que logró revolucionar la técnica. El creador de un estilo que actualmente se usa en todo el mundo”, recuerda con cierta nostalgia. Un éxito que, espera, puedan experimentar los deportistas aragoneses clasificados para la cita británica.