"La Quebrantahuesos es el objetivo que llevas en mente todo el año"

Prendados de la Quebrantahuesos (QH). En este estado están los aragoneses Antonio Millán (45 años) y Luis Carlos Borbón (44), ciclistas aficionados, desde los primeros años de la década de los 90. Antonio correrá este sábado su quinta edición y Luis Carlos su decimoctava. Ambos dicen que durante todo el año, en cada salida ciclista que realizan, tienen en mente la QH. Es el reto a conseguir.

"Acudí por primera vez en 1995, era la quinta edición y mi primera marcha cicloturista. Aunque no me sentía preparado me motivaron los 200 kilómetros y quería conocer el reto, la belleza de la carrera", explica Luis Carlos. "Desde entonces no he faltado ningún año", añade.

La presencia de Antonio en la carrera ha sido menor e irregular. "Participé por primera vez en la cuarta o quinta edición y después de tres ediciones seguidas tuve que colgar la bicicleta por motivos de trabajo y porque le quitaba mucho tiempo a mi familia", apunta. "He corrido un par de veces la Treparriscos pero no me gusta mucho. La QH sin embargo sí, es un reto contra uno mismo", señala. 

Los dos ciclistas aragoneses coinciden en que su afición les quita muchas horas de familia y amigos: para estar a punto para una prueba como esta ruedan miles de kilómetros. "Yo digo que esta [la bicicleta] es mi querida", dice divertido Antonio, que esta temporada acumula en sus piernas 7.000 kilómetros. "Comienzo la temporada en diciembre y entreno todas las semanas saliendo con la bici y en el gimnasio", explica el ciclista.

Una prueba dura pero agradecida

Los buenos y malos recuerdos de la QH conviven en las memorias de Luis Carlos y Antonio: los malos porque son muchos debido a la dureza de la prueba, los buenos porque son muy intensos, inmejorables. "El año 2002 hubo que variar el recorrido por obras en el Portalet y se sumaron 30 kilómetros. Fue muy duro", explica Luis Carlos. "Pero el peor recuerdo que guardo es de la carrera de 2010; corrimos 100 kilómetros bajo la lluvia a muy bajas temperaturas. No se me quitó el frío hasta el día siguiente", añade. "Un buen recuerdo siempre es terminarla", dice Antonio. 

Junto a estos dos ciclistas aragoneses, este sábado tomarán la salida un total de 11.182 personas: 8.837 disfrutarán de la Quebrantahuesos, mientras que 2.345 lo harán en Treparriscos. Los participantes llegan desde 18 países diferentes. La más numerosa es la comunidad gala (190), seguida de la portuguesa (71).

También habrá ciclistas de México, Argentina o Australia. En cuanto a los participantes españoles, vuelven a ser los más numerosos los vascos (2.486 personas), seguidos de los aragoneses (2.113) y los catalanes (1.571).

"El ambiente de la carrera es muy bueno: los ciclistas solemos ir con un grupo de amigos hablando, pero si te separas te acercas a otro grupo y vas hablando con ellos. Muchos catalanes y vascos suelen ir hablando en catalán y euskera y te acercas y no te enteras de nada, pero si les hablas en castellano ya cambian el chip", cuenta Antonio. 

"La gente no va loca a hacer buenos tiempos como sucede en la Treparriscos u otras carreras. Aquí salen más calmados, a competir contra uno mismo o con su grupo de amigos", comenta Luis Carlos.

Ambos recomiendan practicar ciclismo porque es un deporte en el que se adquiere fondo y no produce demasiado desgaste óseo. "Puedes estar encima de una bici a un buen nivel hasta los 70 años", coinciden ambos, aunque señalan que el ciclismo es un arma de doble filo. "La forma que te cuesta semanas conseguir la pierdes en pocos días si no eres constante", lamentan. 

Pese a que ambos se declaran enamorados de la QH confiesan que le serían 'infieles' con una cicloturista francesa: la Marmot. "Es una prueba más dura que la Quebrantahuesos. Subes varios picos de los más importantes del Tour de Francia y es muy difícil obtener plaza, también hay una lista de espera muy importante como en la QH", explican.