El calvario español está en el campo de regatas

Trujillo (clase Finn) termina sexto, mientras que Mónica y Sandra Azón y Graciela Pisonero acaban vigésimas en clase Yngling.

Como decía el mito Peter Blake, «no wind, no race» (si no hay viento, no hay regata). Esta regla del que fuera mejor regatista del mundo y que fue asesinado por unos piratas en el Amazonas al negarse a entregar sus instrumentos de navegación, no la tienen en cuenta los Comités de Regatas de estos atípicos Juegos en lo que se refiere a la vela. Los resultados obtenidos por los españoles no tienen ninguna excusa, pero sí el atenuante de que los grandes regatistas necesitan el motor, léase viento para regatear. El campo de regatas, según Mónica Azón, patrona del Yngling español, "es muy raro y tiene muchos pozos sin viento". Según Trujillo "es terrorífico y sin ningún sentido para la navegación".


La primera prueba de ayer sábado, en ambas clases, no debió celebrarse. El primer clasificado de cada una de ellas tardó en completar las cuatro millas más de una hora. Una barbaridad tratándose de un recorrido pequeño y de bastones. La clave de esta lentitud está en que hay más corriente en contra que intensidad de viento, por lo que la velocidad es mínima y los barcos pasan por un verdadero calvario, sobre todo en los rumbos de popa. Trujillo (Finn) no estaba muy contento con su actuación. En la primera manga "hice la gran cagada y me equivoqué, lo reconozco". El gaditano firmó uno de los peores resultados de su historia, haciendo unos tramos penosos (17,13,12,12) y sin recursos tácticos, si es que los había. En la segunda mejoró notablemente, pero tampoco se libró de un fallo tremendo en la salida que le obligó a adelantar a la flota en cada uno de los tramos (15,7,4,4). En la general, va sexto a cinco puntos de su amigo Ainslie, campeón olímpico, que es tercero. "Lo importante es no bajar del décimo puesto y entrar en la Medal Race", fue su conclusión.


Las chicas del Yngling Mónica y Sandra Azón y Graciela Pisonero no tuvieron suerte en ninguna de las dos mangas. Ellas reconocieron que no navegaron bien, porque lo hicieron por medio del campo de regatas cuando la presión estaba por los lados. Los tramos de la primera manga no fueron los que habitualmente suelen hacer (10,10,7,11), pero en la segunda dieron todo un recital en los tres primeros (4,4,2,9). Luego fueron sancionadas por uno de los árbitros porque realizaron «punping» (remar con la escota de la vela mayor) y tuvieron que autopenalizarse con un giro de 720 grados en la última de las popas, lo que las hizo perder siete puestos. Este domingo entra en liza la clase 49er con Íker y Xabi.