REAL ZARAGOZA

Catorce días y trece noches

Agapito, Prieto y Herrera acometen la recta final del mercado estival con numerosos deberes por hacer. Faltan tres fichajes, deben dar salida a cinco futbolistas y lograr algún traspaso que proporcione dinero.

Agapito Iglesias, con gesto serio en el palco de Soria.
Catorce días y trece noches
T. GALáN/A.F.P.

El mercado empieza a apretar seriamente al Real Zaragoza a únicamente semana y media del comienzo de la Liga. Han pasado más de tres meses desde que se supo que el equipo seguía en Primera División y, con el verano ya en su recta final, a Agapito, Prieto y Herrera el cronómetro de la cuenta atrás les empieza a generar vértigo.

Están acostumbrados a estas situaciones límite, son verdaderos maestros (o al menos lo simulan muy bien) del negocio súbito, del trato in extremis, tal y como han demostrado en los últimos tiempos al frente del Zaragoza. Pero, realmente, la lentitud del mercado global y la escasez de cintura económica de la SAD aragonesa por su gravísimo estado financiero actual, les han dejado por hacer una preocupante cantidad de asuntos de envergadura para lograr el cierre definitivo de la plantilla.

14 días restan para que el tiempo de fichajes se acabe. Para dar más moral a los regentes zaragocistas, quizá sea bueno apuntar que son 14 días y 13 noches, mucho más cuando es con la luna en el cielo cuando más y mejores acuerdos han obtenido en los últimos años (en algunos casos, por cuestiones de diferencia horaria intercontinental de todo punto inevitables).

Lo que no han sabido o podido solucionar en más de cien días, habrán de consumarlo en tan corto espacio temporal. De entre las cuestiones de hondo calado que han de resolver, cabe extraer tres paquetes diferentes que, desde fuera, se antojan indiscutibles para que todo marche por la senda correcta.

El primero, la obtención de tres refuerzos que, de acuerdo con el área técnica, se adivinan vitales para dotar de cuerpo consistente al plantel del curso próximo: un delantero goleador, un centrocampista dinámico diferente a los que hay actualmente (aunque, como sucedió en enero hasta que Poschner trajo a Edmilson en una decisión casi unilateral, el del organizador sea el fichaje que más reticencias encuentra en el área deportiva) y un defensa polivalente que consolide la zaga.

El segundo, lograr dar salida a los cinco futbolistas con contrato en vigor a los que, al regreso de las vacaciones -tras pasar los reconocimientos médicos- se les comunicó que no cuentan para nada aquí y que es necesario y conveniente que se busquen la vida fuera del Zaragoza: Pavón, Paredes, Babic, Songo'o (los cuatro se entrenan con el equipo pero están apartados de los partidos) y Pablo de Barros (este fue enviado a Brasil sine díe y de su paradero no hay noticias oficiales pese a seguir en nómina).

Y el tercer ejercicio de precisión que aguarda en estos días vertiginosos al triunvirato Agapito-Prieto-Herrera es la plasmación de, al menos, un traspaso por el que el Real Zaragoza SAD obtenga beneficios importantes para sus arcas. Obtener 8 millones de plusvalía entre compras y ventas cada uno de los próximos seis veranos es una obligación escrita en el clausulado del plan de viabilidad financiera que Agapito presentó a las cajas aragonesas en mayo para que le den oxígeno en su intento de reflotar la compañía. Dichas entidades, que pese a las presiones externas aún no han dado el sí oficial a dicho plan, analizan con mimo la seriedad y el cumplimiento de dicho plan de salvación.