COUCH SURFING

Una cama en cualquier lugar del mundo

La red de viajeros ha crecido sin parar. Ofrece intercambio de alojamiento o conocer las ciudades de mano de los locales.

Paco Sanmartín, de Zaragoza, en uno de sus viajes.
Una cama en cualquier lugar del mundo

Haz memoria y recuerda tu último viaje. Compraste los billetes con meses de antelación. Decidiste entre media pensión o alojamiento y desayuno después de volverte loco leyendo comentarios en páginas web de hoteles. Conseguiste una ‘Lonely Planet’ y recorriste al dedillo todos los itinerarios marcados. Y acabaste en París o en Pekín escuchando hablar español en la mesa de al lado de la cafetería, con las fotos de siempre llenando la tarjeta de tu cámara. ¿Es esa la única forma de viajar posible? Miles de personas, cientos de ellas en Aragón, creen que no. Y han apostado por una red de viajeros basada en el intercambio de alojamiento y, sobre todo, de buenas experiencias. Una ventana al mundo, un sofá cama disponible para ti en cualquier rincón. Más o menos, eso es el Couch Surfing (CS, literalmente, surfear colchones). Una red que nació en 1999 y que tiene inscritas a dos millones de personas, la mayoría estadounidenses (casi medio millón), pero repartidas por 238 países en total. El perfil del CS es un joven menor de 35 años, que habla al menos dos idiomas, que es un apasionado de los viajes y sin prejuicios a la hora de conocer otras culturas.


La idea de “tirar de sofá de amigo” no es nueva. Ir a visitar a un amigo que está de Erasmus, a esa chica con la que compartías vacaciones de verano en la playa y que vive al otro lado de España. Lo cuenta Paco Sanmartín: “Yo llevaba ya tiempo haciendo CS (la abreviatura coloquial de Couch Surfing) mucho antes de que existiera la página. Mis padres me mandaban al extranjero de intercambio a través del instituto o de servicios de juventud, y luego la gente que conocía en los viajes, si venían a Zaragoza, se quedaban en casa. En el fondo es el mismo espíritu, pero en tiempos preinternet”. Este joven zaragozano, que ahora mismo residente en La Haya, cuenta que ya había visitado 24 países cuando se dio de alta en la página. “Me pareció una herramienta perfecta para seguir descubriendo mundo”. Y se lo tomó en serio, llegando a ser un ‘agitador’ de los grupos de CS en Zaragoza –donde se organizan quedadas y excursiones y se aconseja a los viajeros que pasan por la ciudad- y Buenos Aires, donde vivió un año, y convirtiendo las casas en las que ha vivido en ‘Couch Surfing Headquarters’ -oficinas centrales del CS- “En Buenos Aires llegamos a alojar a 150 personas en un año. “Era como viajar estando en casa. ¡Los países venían a ti!”, cuenta desde Holanda.

Bautismo a lo grande


Desde luego, las experiencias que recopila Paco son extraordinarias, pero parece ser que la tónica general es buena. Él ha hecho amistades serias con personas que ha conocido en la red. Igual que Mathieu Spencer, francés de origen aunque asentado en Zaragoza desde hace tiempo. “Cuando llegué a la ciudad no conocía a nadie. Empecé a ir a reuniones del grupo de CS en Zaragoza, y ahora todos los amigos franceses que tengo aquí, los he conocido a través de la red”.


Su ‘bautismo’ en CS fue a lo grande. Destino, Nueva York. “No lo hice solo por ahorrarme dinero. Quería ir y no ver solo las cosas turísticas. Y conocí gente de allí, muy diferente y muy abierta. Llegué a casa del hombre que me acogió y me dio las llaves de su casa. Fue una gran experiencia”. Mathieu asegura que ha conocido a gente interesante, y rememora a los viajeros más peculiares que han pasado por su casa: una estudiante china de 21 años que recorría Europa haciendo autoestop, un chico que había construido una bicicleta gigante desde Toulouse hasta Madrid... Pero asegura que la mayor parte de las peticiones que le llegan para alojarse en su casa en Zaragoza son de estudiantes, viajeros que vienen de paso ‘a dedo’ o que buscan un viaje económico con los vuelos de Ryanair.

En Aragón

Según las estadísticas de la página web, en Aragón hay 320 personas activas en estos momentos en la red, ya sea para ofrecer su casa a un viajero, o bien en modo “tomar algo”, es decir, disponibles para quedar con la persona que está de paso y enseñarle la ciudad o invitarle a conocer de la forma que elija cómo es la vida en su ciudad o pueblo. Porque muchos ‘couchsurfers’ viven en pueblos como Ansó o Tamarite de Litera. En Teruel, Huesca y Jaca hay más de una decena de miembros de la red. Por ejemplo, Marga Verón, una experimentada CS, vive en Calatayud, y desde allí cuenta que “Calatayud no es un sitio muy visitado, y las personas que vienen con una motivación especial, por conocer sitios de naturaleza, o el monasterio de Piedra o por conocer la verdadera España. Esto me hace sonreír, que consideren mi casa como un sitio turístico en sí mismo”. En el caso de Julio Prieto y su pareja, Ana, ambos residentes en Huesca, que han observado que los CS que pasan por su casa son gente en busca de los encantos del Pirineo o del Camino de Santiago.

El perfecto anfitrión

A ambos les preguntamos cómo es el perfecto anfitrión CS. “Cuando comencé a acoger gente me sentía un poco obligada a tener todo recogido, a dedicar tiempo a cocinar. Con el tiempo me he relajado. Les acojo, les doy una habitación y les explico dónde están las cosas en la casa, cuales son nuestros horarios y que pueden hacer o visitar si no lo tienen claro. A veces los puedo acompañar y a veces, no”, explica Marga. Julio y Ana, por su parte, hacen gala de sus conocimientos sobre la zona y sobre los vinos de la tierra y abren su pequeña biblioteca con información para el viajero.


En realidad, en el universo CS no hay normas. Cada cual pone sus límites y detalla su disponibilidad y las características de su casa en sus perfiles, para que nadie se lleve sorpresas. Pero hay ciertas cosas que no son Couch Surfing, y sus miembros lo quieren dejar claro. Paco resalta que “no es un sitio para buscar alojamiento gratis” y Marga añade que tampoco es una red de contactos o de amistad, aunque pueden surgir buenas relaciones. La red de CS se precia de ser segura y detectar los abusos, si se dan, mediante un sistema de verificación -de residencia, mediante amistades o referencias de viajeros con los que has compartido experiencias-. Aunque quien da sus primeros pasos en la red carece de ellas, y siempre es agradable que alguien te abra las puertas de su casa y con ellas, a este grupo.


¿Sensación de inseguridad?: Marga responde: “No puedes evitar pensar, cuando aterrizas de noche en una ciudad que no conoces, está lloviendo y el taxi te deja en una zona residencial: “Espero que no haya ningún problema y todo vaya bien”. O “con lo tranquila que estaría yo ahora en un hotel. Un par de horas mas tarde, después de una buena cena y una buena conversación, te sientes feliz de haber elegido viajar así”.

Filosofía de viaje

Iniciarse en CS implica asumir una filosofía y una forma de viajar. “Hay quien prefiere tenerlo todo muy organizado, pero a nosotros nos gusta más esta forma imprevista y abierta de viajar sin prisas y acumular vivencias más que fotos de monumentos”, opina Julio.


Pero por lo demás, es sencillo: entrar en www.couchsurfing.org, leer las instrucciones y los consejos de esta organización sin ánimo de lucro, completar un perfil detallado y abrirle las puertas de tu casa al mundo, y viceversa.