Ya le ha mandado la Casa Real la caja de bombones?

¿A mí? No...

Cuando un periodista escribe algo que no gusta en Zarzuela, dicen que acaba recibiendo una caja de bombones Godiva.

No es el caso. A lo mejor lo que me tenían que enviar es la cabeza de alguien, alguien que ha montado una polémica gratuita.

¿Lo dice por el comunicado?

Por el no-comunicado. Porque se habla de algo que no ha existido. Lo curioso es que ha tenido que ser una periodista del 'New York Times', Victoria Burnett, la que lo ha descubierto. Pidió a Prensa de la Casa Real que le mandaran el comunicado, y le dijeron que no existía. Todo ha partido de un comentario verbal realizado por alguien de Prensa de la Casa Real, y que se ha trasladado a España multiplicado por tres.

¿Ha hablado con la Reina después de todo esto?

Todo lo que viene en el libro es para los españoles. Pero lo que ha ocurrido después de mis conversaciones con ella en su cuarto de estar nos pertenece a las dos. Lo que sí puedo decir es que el libro, por mi parte, nació con lealtad, y no vasallaje; y, por la suya, con confianza. Y que la misma lealtad y confianza que había al empezar el libro sigue vigente ahora. Yo me acerqué a la Reina para 'sacarle' todo lo que quería decir y todo lo que los españoles querían saber.

Las conversaciones, ¿fueron con la Reina, o con la mujer?

Con la mujer... Bueno, ella no cree en esas distinciones. Dice que lo es todo a la vez, princesa y reina, griega y española, madre y abuela, atenta a la tradición y a la actualidad... Y dice que lo es todo incluso durmiendo. Y yo le pregunté: "¿en qué idioma sueña?". Y, después de pensárselo, contestó: "Aunque parezca un esnobismo, en inglés", que fue el idioma en el que la educaron. Doña Sofía es muchas cosas a la vez, pero sobre todo es muy humana. El otro día en Cariñena reconoció un rostro entre la multitud. Se acercó a la mujer y le dijo: "Yo a ti te conozco, pero no sé de qué". Y era una azafata que la había acompañado en algunos vuelos.

¿Rechazó contestar muchas preguntas?

Yo no soy periodista ni de la Reina ni de la Casa Real, así que planteé todo tipo de preguntas, que entregaba previamente antes de reunirme con ella. Lo único que me echaron atrás fue una pregunta sobre la Ley de Memoria Histórica. Y fue porque el general Cabrera pensó que, dijera lo que dijera, iba a sentar mal a mucha gente, dado que el tema todavía divide a España. Sí que es cierto que luego ella algunas preguntas no me las respondía. Me daba lo que en términos taurinos se denomina una 'larga cambiada', pero en ese caso yo lo he puesto así en el libro, para que se vea que yo hice la pregunta. Así ocurrió, por ejemplo, con el famoso episodio del '¿Por qué no te callas?', del que eludió pronunciarse.

Una vez remitidas las pruebas de imprenta a la Casa Real, ¿hubo muchos cambios?

No. El libro estuvo a disposición de la Casa Real durante 60 horas, al término de las cuales recibí el 'ok' para su publicación. Lo único que se corrigió fue el título, que en principio era 'La Reina confidencial', y que se cambió por 'La Reina muy de cerca'. La razón que esgrimieron fue que doña Sofía no había hecho 'confidencias' sino 'declaraciones'. La sensación que yo tuve cuando conversaba con ella era de que quería dejar su pensamiento en todos los órdenes. Que había tirado de la manta de su conciencia humana para expresar su opinión sobre todo tipo de temas. Y, sobre todo, que quería amadrinar la pareja de Felipe y Letizia. Eso sí que era muy importante para ella, mucho más que su opinión sobre otros temas que han sido más comentados últimamente.

En su libro, la descripción que hace de cómo presentó don Felipe a doña Letizia a sus padres es casi de cuento de hadas.

Don Felipe les invitó a merendar a los tres y llevó todo el peso del encuentro. La Reina está encantada con la pareja, porque ha visto a su hijo muy feliz y muy enamorado, y porque ha comprobado que la pareja funciona muy bien. Ella tiene mucho interés en apoyar este nuevo tipo de monarquía que va a nacer con don Felipe y doña Letizia, una monarquía muy a pie de tierra. La monarquía del futuro.

A algunos les ha sorprendido esa aceptación, especialmente porque doña Sofía siempre se ha puesto como modelo de reina 'profesional'.

A ella no le gusta esa palabra porque dice que en lo suyo no hay ni academias, ni sueldos, ni horarios. Ella siempre había pensado que una reina no se improvisa, que no se forma, y ahora ya no lo ve así. Y ello se debe, primero, a que ha visto lo bien que funciona la pareja; y, en segundo lugar, a que es consciente de que hoy en día los príncipes no deciden ya las políticas de Estado.

La imagen que tiene la Reina, ¿es real, o inventada?

Real. A mí lo que más me ha sorprendido es su sentido del humor. La Reina es muy divertida, hace muchísimas bromas inteligentes aunque, la verdad, no cuenta muy bien los chistes. Y es una persona muy, muy informada. Tiene un ciclorama del mundo en la cabeza.