LA RECOMENDACIÓN

Otro gran año de literatura juvenil / y 2

Ana Alcolea ganó el premio Anaya; Nesquens y Begoña Oro el Barco de Vapor y el Gran Angular. Dos buenos estrenos en la ficción: Irene Vallejo y Virginia C. Aguilera.

Portada de 'Cielo rojo', de David Lozano
Otro gran año de literatura juvenil / y 2

En la lista de libros aragoneses que ofrecíamos estos días, una pincelada de sugerencias, hemos dejado para una segunda entrega algunos de los títulos y los éxitos del año 2011 en literatura infantil y juvenil, así como algunos estrenos más que prometedores. El 2011 ha sido el año de ‘Alerta Bécquer’ (Alba) de Miguel Mena, un libro que plantea un viaje desde Sevilla a Veruela con el deseo de enterrar los restos del poeta en el lugar mágico donde escribió ‘Cartas desde mi celda’. Miguel Mena cuenta con dos personajes, amigos y antagónicos, propone una historia de amor y una ‘road movie’, que le permite dar pinceladas de geografía y costumbres españolas, entre ellas el Cipotegato, sin perder nunca el sentido del humor, la intriga y el tono de literatura popular con calidad que tanto le gusta.


Ana Alcolea se alzó con el premio Anaya con una de sus novelas más redondas: ‘La noche más oscura’ (Anaya), con la que retorna a los fiordos y al clima de la II Guerra Mundial y sus secretos. La historia se inicia cuando una madre y su hija, adoptada, parten a descansar y a huir del estrés a un faro noruego, y allí descubren secretos y descubren el mar y sus leyendas e incluso un episodio de amor. Daniel Nesquens ganó el Premio Barco de Vapor con ‘Mi vecino de abajo’ (SM).



Un joven intenta desmenuzar la vida de su vecino de abajo, un extraño islandés, que le da pie para vivir situaciones increíbles y para viajar con la imaginación, con los mapas y las enciclopedias a la tierra de los vikingos. Nesquens también firmó otro libro sobre el niño Alejandro, diez años, que tiene vocación de escritor y narra muchas peripecias: de sí mismo, de su familia, de lo que sueña, de sus cosas (los profesores, el curso, un bañador nuevo, un gato con dos rabos, un papá rarito...). Se trata de ‘Este soy yo’ (EGN. Ilustraciones de Jesús Sotés): Nesquens en estado puro: cotidiano, surrealista, divertido, con predilección por los objetos.


Begoña Oro ganó el premio Gran Angular con ‘Pomelo y limón’ (SM), un libro especial: una historia de amor imposible, o quizá no tanto, de Jorge y María que arrancaba de relatos clásicos como los amantes de Teruel, Romeo y Julieta, para contar una historia más contemporánea que le permitía reflexionar sobre diversos asuntos: la expansión imparable de las nuevas tecnologías, internet, el email, las páginas web y facebook, y el periodismo sensacionalista, que deriva de la condición de las madres de los jóvenes.


David Lozano ha dado un pequeño giro a su carrera con su novela ‘Cielo rojo’ (SM), donde se traslada a los bosques de Chernóbil para contar una historia de amor, terror (vinculado aquí a lo sobrenatural y a la creencia en una bestia sangrienta), muerte y violencia de estado protagonizada por dos jóvenes que vivieron en el pasado una hermosa historia de amor y que están unidos por un amigo muerto. Fernando Lalana es otro escritor muy activo: en 2011 el sello Kattigara recuperaba tres libros de la serie Marijuli y Gil Abad Investigaciones: ‘Pabellón psiquiátrico’, ‘El tiovivo búlgaro’ y ‘El fantasma del Rialto’, escritas al alimón con José María Almárcegui, historias muy zaragozanas con callejas umbrías, anticuarios y cines de barrio.


En otra dirección, la del debú en la ficción, habría que recordar algunas apariciones: la de Irene Vallejo con su novela ‘La luz sepultada’ (Paréntesis), que cuenta la vida de una familia que, de golpe, se ve sorprendida por la guerra civil. La novela está contada por una adolescente que intenta entender todo lo que se le viene encima: a su padre, sobre todo, comprometido con la II República, a su madre, algo más acomodada, a su círculo de amigos y a ella misma en una Zaragoza que le sorprende quizá porque multiplica sus silencios. El afán de sobrevivir sea como sea puede con casi todo. Muy diferente es ‘Helena Kín’ (KRK. Premio Casino de Mieres, 2011) de Virginia C. Aguilera, otra joven zaragozana que ha cerrado el año con un nuevo premio, el Ciudad de Mérida de novela. Su novela transcurre en Pittsburg, entre 1897 y 1914, y aborda la extraña existencia de una mujer bellísima, de ojos turquesa, que siempre provoca el desconcierto y la desgracia en su entorno. Su última víctima podría ser el médico psiquiatra que la atiende en un convento donde se ha retirado por decisión propia.


Pronto se le hará un homenaje a Perico Fernández: el 2011 también ha sido su año gracias a un libro-plaquette como ‘Perico Fernández que estás en los cielos’ (Libros de l(a) imperdible’ de Juan Luis Saldaña y Octavio Gómez Milián, donde se sitúa al ex campeón mundial como una figura pop que se mueve entre el boxeo, la pintura y la poesía, la música y el cómic.