Premios Goya 2012

Mateo Gil

En un país en el que el único guionista reconocido está muerto, ser el libretista de cabecera de Amenábar debería bastar como carta de presentación en el foro más exigente.

Cartel de 'Blackthorn'
Mateo Gil, el pistolero
HA

En un país en el que el único guionista reconocido está muerto (ni a Azcona se le habría ocurrido una línea de ficción así), ser el libretista de cabecera de Amenábar debería bastar como carta de presentación en el foro más exigente. Mateo Gil ha escrito a cuatro manos con el genio 'Tesis', 'Abre los ojos', 'Mar adentro' y 'Ágora', un póquer de estrenos alejandrinos que suma un torrente de espectadores. En sus ratos libres, y antes de cruzar la frontera de los cuarenta, este canario además ha construido una filmografía como director que incluye 'Nadie conoce a nadie' y 'El método', otros dos éxitos de taquilla de los que no abundan en el cine español. Seguramente es el director no famoso (y menos prolífico) con más premios Goya. Con sus cuatro cabezones supera, por poner un ejemplo, a su colega Pedro Almodóvar.


En su última película, 'Blackthorn', Gil lanza varios órdagos a la vez: se atreve a rodar una del Oeste sin pisar Almería, osa resucitar a Butch Cassidy con Paul Newman ya bajo tierra y tiene el cuajo de enviarle un guión a Sam Shepard y a Stephen Rea, que además aceptan encantados. Para certificar su locura (el bigote de Eduardo Noriega solo es una prueba circunstancial), llevó algunas escenas a un lugar tan inhóspito como un salar de 10.000 kilómetros cuadrados, en el altiplano boliviano, donde hasta los caballos eran más sensatos que el director. Hubo que vendarles los ojos para que no se asustaran.


No sorprende que, pese a sus éxitos, a Mateo Gil le llevara una década rodar un nuevo largometraje, pero no por falta de espíritu de trabajo, ya que guarda varios guiones en el cajón, seguramente con algún detalle de esos que cortan la respiración a los productores. Experto en causas perdidas, tiene entre ceja y ceja el empeño de traducir al cine la obra más intraducible del castellano, el 'Pedro Páramo' del mexicano Rulfo. "Igual tengo que empezar a pensar más barato", confesaba a ABC en una entrevista reciente.


Visto como se las gasta su imaginación, sería de esperar que además de Amenábar contara con él algún estudio hollywodiense. Allí podría disparar con pólvora del rey, o del presidente, pero de la cara. 'Blacktorhn' fue muy bien acogida en tierras americanas, pese a que para ellos un español que hace un western tiene que ser el equivalente, para nosotros, a un guiri que dirija una de toreros.


Que por cierto... Superada esta prueba, para agarrar el petate y unirse al sueño del imperio, tras los pasos de otros ilustres compatriotas, el guionista y realizador solo tendría que superar un miedo atávico al competitivo modo de vida americano. Canario por los cuatro costados, a Mateo le repugna la mera idea de avanzar a trompicones, menos aún si hay que pisar sobre cabezas ajenas. Que lo admita sin disimulos lo define, y para bien, tanto como su cine: "Me pones a competir y me bloqueo. No tengo afán de superar a nadie".