Nuevas tecnologías

Los editores en español pierden dinero con el libro electrónico

El libro electrónico sigue sin ser rentable aunque el año pasado aumentó la facturación un 27% por la venta de títulos en este formato según señalan desde la Federación de Gremios de Editores.

Un dispositivo 'e-book' o libro electrónico.
A la caza de 'e-books' asequibles
JOSé MIGUEL MARCO

Los editores en español están perdiendo dinero con el libro electrónico, que sigue sin ser rentable aunque el año pasado aumentó la facturación un 27 por ciento por la venta de títulos en este formato, ha afirmado el director ejecutivo de la Federación de Gremios de Editores, Antonio María Ávila.


Según ha señalado en rueda de prensa, las ventas de 'e-books' no cubren los costes de las fuertes inversiones que han tenido que hacer los editores para digitalizar libros y publicarlos en formato electrónico.


A eso se suma que los fabricantes de lectores no están haciendo un esfuerzo para bajar los precios, que España tiene el internet «más caro de Europa» y que los e-books no están gravados con el tipo reducido del IVA, el 4 %, como los libros de papel, sino con el 18, ha explicado en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo.


Allí se está celebrando un nuevo Encuentro sobre la Edición, que este año rinde homenaje a uno de sus fundadores, el editor Pancho Pérez González.


«¿Un mundo feliz? o La guerra de los mundos» es el título de este encuentro, que alcanza su vigésimo séptima edición y que está repasando los principales retos a los que se enfrenta el mundo de la edición en español, bajo la dirección de Ofelia Grande, directora general de Siruela.


Uno de esos grandes retos es la irrupción del libro electrónico y, aunque los editores esperan que en el futuro tenga un uso masivo, por el momento los datos indican que por cada diez aparatos lectores que hay en España se hace una sola descarga.


Ofelia Grande ha apuntado, en rueda de prensa, que los españoles han optado mayoritariamente, por el momento, por dispositivos que ofrecen más funciones y no por los que solo pueden leer e-book, al contrario de lo que ocurre en Estados Unidos.


A su juicio, los editores tendrían que hacer un esfuerzo mayor para poner en manos de los lectores más títulos en este formato, a pesar de que el año pasado los títulos digitalizados subieron un 140% y hay 27.000 referencias disponibles, incluyendo los libros especializados de escasa difusión.


Tanto la responsable de Siruela como el director de los editores están de acuerdo en que el libro tradicional no va desaparecer en muchos años y que ambos formatos podrán convivir. «El resultado será una ampliación del negocio», ha apostillado Ávila.


Como a todos los sectores, al del libro le está afectando la crisis económica y durante el año 2010 han desaparecido unas 70 editoriales, otras tantas librerías y más de cien distribuidores, que representan el eslabón intermedio.


Los editores se quejan además de que las compras institucionales para bibliotecas bajaron el año pasado un 43 por ciento y esperan que para este ejercicio se alcance una solución que permita que el Estado destine dinero a las comunidades autónomas para realizar adquisiciones.