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Felipe II sufrió una enfermedad parecida a la gripe porcina

Felipe II padeció una enfermedad similar a la gripe aviar o la porcina, ha dicho Antonio Martínez Llamas, médico y escritor, autor del libro 'Felipe II, el hombre', que acaba de ser publicado ahora por la editorial Lobo Sapiens.


Martínez Llamas es un profundo conocedor de Felipe II y su época, personaje que ya ha tratado en obras anteriores como la novela 'La flor de la peste' o el ensayo sobre Isabel de Valois, por el que mereció el Premio de Novela Histórica Alfonso X el Sabio.


"Aunque hay numerosos libros sobre el rey más poderoso del mundo desde la faceta política, hay un déficit de su análisis como hombre; me preocupé de eliminar los matices políticos y abundar en la faceta humana, el niño, el adolescente, el amante, el esposo, lógicamente con alguna anotación política, pero escarbando en lo humano", dice el escritor.


"Como estudiante -afirma- Felipe II era mediocre, muy poco dado para una ortografía aceptable, nulo para los idiomas, prácticamente sólo hablaba latín y sobre todo era una persona con dificultades para la expresión oral, de ahí su silencio, de ahí ese apelativo muy generoso de rey prudente".


"En el ámbito de la salud - explica- hay muchos huecos, desde el punto de vista historiográfico, aparte de la consabida gota. Desde mi faceta de médico, examinando la documentación, he descubierto numerosos errores en los textos que se han escrito".


"Hay -señala- aspectos curiosos; por ejemplo, en 1580, Felipe II estaba en la frontera de Portugal y se contagió de lo que los historiadores llaman la gripe, algo que, en primer lugar, es un anacronismo porque gripe es un termino de finales del XVII-XVIII".


"Hay un error de diagnóstico; fue un tipo de epidemia ocurrida en agosto, lo que elimina los virus invernales; pero además hay que examinar el desarrollo de la enfermedad, el tratamiento, el hecho de que todos los enfermos pasan una neumonía que es prácticamente mortal, de hecho su cuarta esposa Ana de Austria murió a los pocos días...".


"Todo esto me ha hecho pensar, meditar y analizar con epidemiólogos que es muy probable, con un índice de probabilidad de al menos el 90 por ciento, de que aquella epidemia que asoló a España y parte de Europa, y que afectó sobre todo a clases altas y menos en el pueblo llano, fue un virus porcino o aviar", dice el experto.


En el ensayo se detiene en la gota, en las patologías y los fallecimientos de sus esposas, en especial el relativo a la tercera, Isabel de Valois, "que no murió de un aborto, tal como se ha dicho. No es lo mismo morir por un aborto que abortar en la agonía un feto muerto que llevaría dos o tres semanas en su vientre".


Martínez Llamas destaca en Felipe II su carácter de rey desconfiado: "Es una persona que desconfiaba de todos y de todo. Era un rey melancólico"


"Con las mujeres -dice- se ha definido como un rey casto, cuando la realidad es que tuvo cuatro matrimonios, amantes conocidas, las propias de un rey de aquella época...aunque estoy en contra de asumir su relación amorosa con la Évoli, algo que otros dan por hecho".


El escritor también ha repasado la faceta oscura como alquimista: "Tenia un laboratorio de alquimia en los bajos del Escorial, con alquimistas reconocidos y muy bien pagados, en busca de la Piedra Filosofal, de la Quinta Esencia... era contradictorio porque por un lado apoyaba las persecuciones con la Inquisición y estaba en el límite de ser perseguido, pues rozaba las practicas heréticas con la alquimia"


"Tenía -agrega- más de 5000 reliquias: huesos, costillas y fémures, y mandó hasta San Isidoro de León a Ambrosio de Morales para conseguir reliquias, pero el pueblo se amotinó y no pudo llevarse nada, algo que como leonés me congratula".


El autor es rotundo al desmitificar la Leyenda Negra: "es injusto ese baldón".