Premios Goya 2012

Elena Anaya

Su secreto: elegir muy bien sus personajes, cerrar los ojos y ponerse en las manos de los mejores directores.

Elena Anaya y Natasha Yarovenko
Sexo, amor y confidencias
PARAMOUNT

Quince años han pasado desde que aquella jovencita recién llegada de Palencia, donde nació en 1975, rodaba en el entonces muy castigado barrio madrileño de San Blas ‘África’, a las órdenes de Alfonso Ungría, su primera película, enfrentándose a escenas duras y difíciles que pondrían a prueba su condición de actriz, a esta internacional ‘chica Almodóvar’, adjetivo que no le va nada pero que le hace mucha gracia.


"Haberme convertido en ‘chica Almodóvar’ es una maravilla. Es increíble", asegura Elena Anaya. En el camino, una trayectoria impresionante, rodando en Europa y América, en inglés y en francés, que le han ayudado a crecer humana y profesionalmente.


Su secreto: elegir muy bien sus personajes, cerrar los ojos y ponerse en las manos de los mejores directores: Fernando León, que la dio a conocer para el gran público con ‘Familia’, Joaquín Oristrell (‘¿De qué se ríen las mujeres?’), Felipe Vega (‘Grandes ocasiones’), Ricardo Franco (‘Lágrimas negras’), Agustín Díaz Yanes (‘Sin noticias de Dios’, ‘Alatriste’ y ‘Solo quiero caminar’), Miguel Albaladejo (‘Rencor’), Julio Medem (‘Lucía y el sexo’ y ‘Habitación en Roma’, películas por las que tuvo sus dos primeras nominaciones al Goya), su primer encuentro con Almodóvar en ‘Hable con ella’ con un pequeño papel que ella supo hacer grande, y su salto internacional con ‘Van Helsing’, seguida de ‘Dead Fish’, ‘Savage Grace’, la inédita Cairo Time’ o la francesa ‘Cuenta atrás’, que veremos en pocas semanas.


Especializada en mujeres al límite, personajes que le gustan mucho más que las comedias –"no soy demasiado amiga de las comedias. No suelo entrar tanto como cuando se cuenta una historia más profunda", reconoce- y cree que los personajes complejos le pegan más y que tiene un físico más adecuado para ello, Elena Anaya es una actriz muy meticulosa a la que le gusta el riesgo en sus personajes.


"La experiencia hace que madures a la fuerza y que respetes más el trabajo, que le tengas incluso más miedo, en el mejor sentido, porque el oficio no es algo que salga solo cuando te pones delante de la cámara, sino que lleva mucho trabajo previo", reconoce.


Anaya se muestra agradecida a Pedro Almodóvar por haber confiado en ella para ‘La piel que habito’, un personaje que el manchego había escrito para Penélope Cruz y que ella ha hecho propio. El director le ha hecho un doble regalo: su personaje de Vera Cruz y la relajación oriental. El manchego le ha descubierto el yoga, necesario para interpretar un personaje que vive en un sacrificio auténtico, pero que sobrevive gracias a la disciplina del yoga. Ya está enganchada a ello para siempre. Es más, comparte con Pedro a Marta Mao, la misma profesora de yoga.


En el futuro, Hollywood la espera, pero Elena se resiste: le gusta vivir en Madrid rodeada de su gente y no le deslumbra la Meca del Cine: lo primordial es saber elegir un buen guión, un personaje con fuerza, sin importar de donde proceda la historia, procurando equivocarse ‘lo menos posible’ porque, como ella dice, "eso tiene consecuencias muy caras".