LA RECOMENDACIÓN

El ‘Poeta en Nueva York’ de Teatro Imaginario

La compañía dirigida por Alfonso Desentre y María José Pardo presenta en Arbolé una función intensa del poemario surrealista, casi un manifiesto contra la barbarie, con música en directo de los guitarristas J. J. Gracia y Carlos Chauan.

Lorca en laUniversidad de Columbia
El 'Poeta en Nueva York' de Teatro Imaginario

Federico García Lorca (1898-1936) llegó a Nueva York en junio de 1929 y permanecería hasta marzo del año siguiente. Vivió en distintos lugares, en la Universidad de Columbia, en el campo de Vermont invitado por el poeta Philips Cummings, en varias residencias, realizó un curso de inglés y asistió a «aquel espectáculo terrible, pero sin grandeza» de la gran ciudad. Se sintió prisionero de la soledad, de la añoranza y de la angustia. Al fin y al cabo, Lorca se había ido para olvidar su ruptura con el escultor Emilio Aladrén y su distanciamiento de Buñuel y Dalí, que habían criticado sus poemas, en especial el ‘Romancero gitano’, y que lo habían convertido en ‘Un perro andaluz’ en la famosa película del genio de Calanda. Después, Lorca se trasladaría a Cuba, donde vivió otros tres meses.


De ese periplo nació uno de sus libros más intensos: ‘Poeta en Nueva York’, que es un auténtico monumento del surrealismo español: Lorca quiso renovar y transformar su poesía y quizá la literatura de su época, y quiso expresar una visión personal y desgarrada de esa ciudad que encarnaba la deshumanización, el despegue del capitalismo, la exaltación de la injusticia y de la desigualdad, el vértigo imparable de la modernidad y una nueva era tecnológica. Poco antes de ser asesinado, Lorca entregó el manuscrito del libro a José Bergamín, y se publicaría en 1940 en la editorial Séneca de México. Es un libro conmovedor y misterioso, redactado con «furia y amor», con un lenguaje brillante, lleno de adivinación, de dolor y de imágenes. «Se trata de un libro que está plenamente vigente. Sé que cada vez que se estrena una obra se dice lo mismo, pero en esta ocasión es realmente cierto. ‘Poeta en Nueva York’ está más vigente que nunca con lo todo lo que está pasando en el mundo», dice Alfonso Desentre, director del Teatro Imaginario que estrenaba ayer en el Teatro Arbolé el espectáculo ‘Poeta en Nueva York’, con dos actores, él y María José Pardo, y dos músicos en vivo: J. J. Gracia (de El Hombre Lento) y Carlos Chauan (de El Luto del Rey Cuervo).


El espectáculo de Teatro Imaginario funciona como «un latigazo» a la conciencia y como la crónica de una perplejidad: Lorca, herido en lo más hondo, encuentra en Nueva York la correspondencia precisa del espanto: percibe el desequilibrio, la desigualdad, el maltrato a los negros y el menosprecio a la homosexualidad, percibe la barbarie y la infame espiral del poder, y poema a poema entona un llanto existencialista, un grito de asco y de repulsión. Y a la vez, en el envés de su mirada, canta al amor, al deseo, a la libertad, a la fraternidad y a la belleza.


Teatro Imaginario, con una cuidada iluminación, una ajustada escenografía de gabardinas y maletas, organiza un espectáculo intenso, medido en sus detalles, que tampoco quiere ser cerrado del todo: los actores recitan, a solas y en conjunto, interpretan, y avanzan los poemas que van a venir a continuación: lo hacen de dos en dos, o de tres en tres, dentro de un esquema que también contiene la interpretación del libro o del estado anímico de Lorca. Recitan ‘La aurora’, ‘Fábula y rueda de los tres amigos’ (que vendría a ser una alegoría sobre los amores perdidos), ‘Oda al rey de Harlem’, ‘Nueva York. Oficina y denuncia’, ‘Grito hacia Roma’, ‘Asesinato’ o, entre otros, ‘Son de negros en Cuba’, que es el texto más luminoso del conjunto, el más festivo.


María José Pardo y Alfonso Desentre son veteranos en el oficio, y a la vez jóvenes, y poseen energía, vitalidad, convicción, y dos voces muy distintas: mientras Alfonso usa ese tono desgarrado, esa voz quebrada que enfatiza la dolencia y el estupor, María José emplea un tono más intimista y suave, sin renunciar a una entonación oscura cuando es preciso. Ambas voces se alían bien casi siempre, y la poesía se alía muy bien con las guitarras de los músicos: hay instantes de rock duro, de rock clásico, de sones graves y turbadores, de melodías y de percusiones graves. La música en directo es muy importante: es algo más que un subrayado o un elemento decorativo. Tiene su protagonismo, marca el ritmo, matiza la evolución del drama y las metáforas torrenciales. El conjunto resulta muy estimulante, y quizá ni fuera necesario ese amago de voz en off para anunciar las composiciones. Con unos cuantos ajustes y unas funciones de rodaje, este ‘Poeta en Nueva York’ debería tener mucho recorrido. Y parece que ya lo va a tener: el catorce de julio se presentará en el Centro Joaquín Roncal, en septiembre en el Teatro del Mercado, y luego en varios países latinoamericanos.




Poeta en Nueva York. De Federico García Lorca. Teatro Imaginario. Actores: María José Pardo y Alfonso Desentre. Músicos: J. J. Gracia y Carlos Chauan. Teatro Arbolé, viernes, 1 de julio, a las 22 horas.