PINTURA

Diez años sin Antonio Saura

Hoy se cumplen diez años de la muerte del pintor aragonés Antonio Saura, un creador fundamental en el panorama del arte español del siglo XX. Una exposición en Huesca recuerda su fecundo legado

El 22 de julio de 1998 el Supremo condenó a 13 años de prisión a Vera y Barrionuevo, Olano abandonaba el Tour y se desvanecía la enésima amenaza de huelga en los aeropuertos españoles. En lo cultural, parecía el clásico miércoles de julio (Pirineos Sur, Mel Gibson presentando "Arma Letal IV" en Barcelona...), hasta que saltó la noticia: Antonio Saura fallecía en su casa en Cuenca a los 67 años de edad. El pintor aragonés sucumbía así a una leucemia que se le había detectado tan solo un año antes. Con su muerte, España perdía a uno de los pintores sustanciales del siglo XX, una figura irrepetible y de gran influencia en todas las generaciones de artistas que vinieron después.


Hoy, su legado artístico sigue en disputa entre Cuenca, donde el pintor quiso crear una fundación, y Suiza, donde sus herederas han creado otra. Conforme pasa el tiempo gana peso específico la fundación en Suiza, a la que los tribunales van dando la razón en todos los litigios que plantea. Toda esta batalla se libra lejos de Aragón, tierra que no fue ingrata con Saura, pero que dejó pasar la oportunidad de crear una fundación que le recordara. Hoy, diez años después de su muerte, doce "perros de Goya" de Saura y otras dieciocho obras de siete artistas altoaragoneses se dan la mano en la exposición que la Fundación para el Desarrollo del Alto Aragón (FUNDESA) celebra en la capital altoaragonesa. La nave interior del Matadero, la número 1, está destinada a las obras del pintor aragonés, en el recuerdo más importante que se le dedica cuando se cumplen diez años de su muerte. Debajo de estas líneas Ángel Ramírez comenta la exposición.


Antonio Saura Atarés (Huesca, 1930), fue miembro fundador del grupo El Paso, el primero que introdujo las formas vanguardistas de la segunda mitad del siglo XX en nuestro país. Pero su vinculación con el mundo del arte se remontaba a su primera adolescencia, cuando una tuberculosis mal curada le dejó la huella de una pequeña cojera y un enorme amor por los libros y el arte. A los 19 años celebró su primera exposición en Zaragoza, una muestra de corte surrealista. Fue su atracción por esta corriente lo que le llevó a París en 1953, aunque una vez allí se desencantó del movimiento creado por Bretón. De vuelta a España, se instaló en Cuenca y empezó a gestar el grupo artístico El Paso, que saltó a la luz pública en 1957 y en el que se integraban artistas como Rafael Canogar, Martín Chirino o Manuel Viola, que fusionaron el lenguaje internacional más vanguardista con la idiosincrasia española.


En esta época Saura comenzó a pintar utilizando exclusivametne el blanco y el negro, con un estilo califiicado como de "barroco ascético", que habría de mantener en el futuro. Posteriormente se enfrenta a lo más cotidiano, creando obras con objetos comunes. Y a partir de 1976 comenzó a realizar una importante labor gráfica, que se vio complementada en 1977 con la serie de litografías "Jardín de las naciones" y "Las cuatro estaciones".


"Una secreción natural"


Esta época fue la de su reconocimiento internacional, ya que recibió el premio de la Bienal de Grabado Europeo en Heidelburg en 1979, y el Museo Stedelij de Amsterdam organizó una retrospectiva de su obra ese mismo año, que luego viajó a la Kunsthalle de Düsseldorf.


En los años 80 se dedicó sobre todo a los grabados y a los libros ilustrados, entre los que destacan 133 dibujos en tinta china, aguada, tinta acrílica y agua, que ilustraron la edición de "El Quijote" que preparó el Círculo de Lectores para conmemorar su 25 aniversario.


En 1982 recibió la Medalla al Mérito de Bellas Artes y ocho años después el Centro de Arte Reina Sofía acogió una muestra de su obra. En el 92 estuvo presente en la Exposición Universal de Sevilla con sus pinturas en homenaje al cuadro "El perro de Goya". Y en el 96, con motivo de conmemorarse el 250 aniversario del nacimiento del pintor de Fuendetodos, organizó una exposición en Zaragoza que, con el título de "Después de Goya, una mirada subjetiva", reunía obras de artistas como Bacon, Dubuffet, Ensor, Ernst, Giacometti, Klee, Kline, Miró, Masson, Motherwell, Munch, Picasso o Tàpies. Su compromiso con el arte fue total. "La pintura no morirá nunca -decía- porque es una secreción natural del ser humano".