Clases de claqué

Cómo convertirse en Fred Astaire en Zaragoza

Surgió en Estados Unidos hace más de dos siglos y se popularizó gracias al cine en los años 30 y 40. En Zaragoza existen escuelas donde aprender a emular a Fred Astaire y Ginger Rogers.

Clases de claqué en Zaragoza
Cómo ser Fred Astaire en Zaragoza
P. Z.

Parece sencillo, pero hay que tener ritmo. El claqué es un baile basado en la percusión hecha con los pies, cuyo origen es un mezcla de danzas irlandesas y bailes afroamericanos que se remonta más de dos siglos atrás. El cine de Hollywood lo inmortalizó a partir de los años 30 y 40 con estrellas de la talla de Fred Astaire, Ginger Rogers, Eleanor Powell, Gene Kelly, Donald O'Connor, Nicholas Brothers o Sammy Davis Jr., entre muchos otros.


Siempre fue un baile difícil de aprender, al ser un disciplina que, prácticamente, solo se conocía en países anglosajones. Poco a poco, el 'tap dance' o claqué se fue introduciendo en España, con escuelas en Madrid y Barcelona, principalmente.


En Zaragoza, desde hace ya unos cuantos años es posible aprender este baile de la mano de Carlota Benedí, bailarina y profesora, que desde hace casi seis años imparte clases de claqué en su propia escuela, en la capital aragonesa. Benedí se formó en el Metropolitan Dance Estudio, con Concha Navarro, experimentada profesora que ya por entonces, en 1992, impartía clases de claqué. Luego continuó de manera autodidacta para ampliar conocimientos, investigando por su cuenta y perfeccionando con clases en escuelas de Barcelona.


En cuanto a dificultad de este baile, Benedí señala que “depende de lo que cada alumno se exija y de las aptitudes que traiga consigo. Todo se puede aprender”. La bailarina y profesora insiste, sin embargo, en que “es un trabajo constante en el que hay que trabajar la agilidad, la precisión con los pies, el ritmo...”.


Benedí es profesora de baile desde hace más de 13 años. Para ella la danza significó una manera de continuar tras su paso por la gimnasia rítmica. En 2006 abrió su escuela en la calle Luis López Allué, en Zaragoza, donde imparte clases de flamenco, danza oriental y claqué. El flamenco y las danzas orientales se pueden encontrar en muchas escuelas, pero no el claqué. Por eso decidió enfocar también su enseñanza a esta disciplina. Actualmente cuenta con 48 alumnos.


El claqué no es “ni tan fácil ni tan difícil”, asegura Benedí. Entre las diversas disciplinas de danza que domina afirma que le gusta hacer de todo: “Cada baile tiene su estilo pero la herramienta es la misma: el cuerpo


Paco Fuster es alumno de la escuela de Carlota Benedí desde hace tres años y practica este baile: “Me encanta la percusión de los pies, es algo que hace que este baile sea más espectacular que otros. Hasta mis sobrinos pequeñas lo practican”


Ana es otra alumna que también lleva tres años asistiendo a las clases de Benedi. Por motivos de trabajo se desplaza a Waterloo (Canadá) y tendrá que dejar su aprendizaje en Zaragoza. Pero está de enhorabuena, porque ya se ha informado bien y explica que “en esa ciudad hay cuatro escuelas de claqué. Es un baile más popular que el folclore autóctono”. Ana practica hasta en el bus, a veces sin darse cuenta: “Hay que tener ritmo y saber poner bien el peso”, explica antes de entrar a la clase.

Formación teatral


Carlos Blanco es profesor de danza para actores en la Escuela Municipal de Teatro de Zaragoza. Para este bailarín, el claqué “requiere una formación específica que puede llevar años si quieres bailarlo como Fred Astaire, pero que también está al alcance del aficionado que lo hace por diversión.


Blanco se inició en Madrid,en la escuela Karen Tafty, y también recibió algunas clases del maestro Burguillos, un bailarín autodidacta que era una institución y que presumía orgulloso de que había bailado ante Gene Kelly, en los años cincuenta,y que la gran estrella de Hollywood le había dado la enhorabuena. Por lo que se podría decir que Carlos Blanco tiene una relación de un grado con el gran Gene Kelly. Lleva unos 20 años dando clases de claqué.


En cuanto a la formación para un actor de teatro, Blanco añade que “el claqué aporta una sólida educación rítmica, coordinación y sentido espacial. Le ayuda a consolidar su eje corporal y musicalidad y sobre todo a moverse con la intensidad o suavidad que requiera la combinación de pasos o la música”. “Si bailas claqué, es un regalo inesperado para el espectador. Hasta Laurence Olivier hizo un musical”, bromea.


El material necesario e imprescindible es un buen par de zapatos. En Zaragoza se pueden encargar en tiendas de danza o comprar por internet. Para adulto, se pueden encontrar desde 50 euros, aproximadamente. Así que ya no hay excusa para dar nuestros primeros pasos de claqué. Hasta tiene su propio día internacional que se celebra el día 25 de mayo.