RECELO ENTRE LOS PURISTAS

Berna enseñará a bailar la jota en la Escuela Municipal de Música de Zaragoza

La Escuela Municipal de Música y Danza tiene un nuevo profesor de Jota Clásica y Danza Folclórica. Y su nombre ha caído como una bomba en los círculos de la jota tradicional y "canónica": Miguel Ángel Berna.


La plaza, que parecía reservada a alguien salido directamente de los círculos folclóricos tradicionales, se dirimió hace unas semanas entre una quincena de aspirantes, entre los que se encontraban nombres muy conocidos del folclore aragonés. Hubo prueba teórica, hubo prueba práctica y, al final, la plaza de profesor que deja libre por prejubilación Ignacio Laborda, el que fuera fundador y director del grupo Los Amigos del Arte, ha sido para Berna.


Aunque nadie se manifiesta abiertamente contra él, lo cierto es que su nombramiento (ya ha participado incluso en algún claustro de profesores) ha dado pie a numerosos comentarios. Incluso maledicencias. Que un hombre como Berna, odiado por algunos y admirado por muchos, vaya a marcar el rumbo artístico de la jota bailada durante los próximos años no ha dejado indiferente a nadie. "¿Qué va a enseñar? -se preguntaba hace unos días un bailador en un foro-. ¿El folclore tradicional y la base para una nueva formación? ¿O va a introducir sus "cosas" y a revolucionar nuestro folclore?". Y otro añadía: "¿Se podrá mantener la ortodoxia?".


Evolución desde dentro


El proceso que ha llevado a su designación también ha sido cuestionado. Pero quienes lo vieron lo tienen claro : "Todo fue limpio y aséptico -asegura una de las personas que asistió a la prueba-. En el baile había una parte libre y otra obligada. En esta, tocó por sorteo la jota de Calanda. Hubo bailadores que lo hicieron muy bien, el nivel fue altísimo, pero Berna estuvo impresionante. Hizo un "Calanda" impecable, sin amaneramiento ni estilización. Demostró que sabe lo que es la jota tradicional, y que aporta a ella toda su disciplina corporal".


Mientras, el bailador se mantiene ajeno a la polvareda e ilusionado por el trabajo. "Yo me presenté a las pruebas con toda seriedad y respeto, consciente de que podía haber alguien que lo hiciera mejor que yo, o que estuviera más preparado, y que podía volverme a casa sin la plaza. Pero amo la jota, creo que tiene que evolucionar, y ya hace tiempo que pienso que la única forma de conseguir que evolucione es trabajando desde dentro. Viendo el plantel de profesores, además, creo que se pueden hacer muchas cosas".


Personalidad y clonación


Cuando los puristas de la jota escuchan la palabra "evolución", se les ponen los pelos de punta. "Yo no vengo a la Escuela para plantear una revolución, porque en la jota es imposible y no tiene sentido -subraya Berna-. Yo llego a la Escuela porque todo lo que es la jota lo he vivido en mi propia carne y porque creo que hay cosas que se pueden mejorar. No voy a destruir nada de lo que ya exista, pero me gustaría que me dijeran qué es eso de la 'jota pura' que algunos están todo el día nombrando. Creo que hay una tradición, que se debe respetar, y que dentro de ella se pueden abrir distintos caminos. Desde el punto de vista técnico, hoy se baila la jota mejor que nunca, pero se hace sin personalidad. Muchos bailadores parecen clones. Y, ¿de qué sirve una técnica perfecta si no se trasmite nada?".


Pero, por otro lado, ¿no se corre el riesgo de que la escuela empiece a crear clones de Miguel Ángel Berna? "No. Yo no voy a imponer ni prohibir nada a nadie -responde-. La esencia de la jota es la libertad, no la imitación. Lo que hay que hacer con la gente joven es darle las mejores bases posibles para que trabajen la jota con su propio cuerpo y sus propias castañuelas. De la misma manera en que todos tenemos voz, pero cada una es diferente, tenemos que conseguir que cada alumno 'tenga' jota, y que sea algo especial y único. Hay que recuperar el espíritu y la emoción".


Berna quiere que la Escuela vuelva a ser el referente de la jota en Aragón y tiende la mano a todo el mundo. "A mí me han vetado muchas veces en la vida, pero yo no voy a vetar a nadie. Al contrario, me gustaría que la Escuela fuera el lugar natural de encuentro de todos los grupos. Sé que esto va a ser muy duro, que voy a estar en el ojo del huracán, que voy a recibir muchas críticas... pero algo hay que hacer con la jota".