Premios Goya 2012

Antonio Banderas

Cuesta creerlo, pero el actor que se propuso ser el rey del mambo y que abrió las puertas de Hollywood al reparto nacional nunca ha ganado un Goya.

Antonio Banderas posando para los fotógrafos en Cannes
Antonio Banderas y Pedro Almodóvar en Cannes
AFP

Su relación con los premios es inversamente proporcional a su carisma. Y de lo segundo, anda sobrado. Y es que Antonio Banderas es al Goya, lo que Cary Grant al Óscar. Ni uno ha ganado el galardón del cine español ni el otro jamás pudo decir eso de que es “un inmenso honor” recibir la estatuilla de Hollywood. La diferencia es que el actor malagueño todavía está a tiempo de saldar su cuenta pendiente con la industria patria.


Su tarjeta de visita para la próxima noche de los Goya es un villano con cara de buena persona, un criminal con el título de cirujano plástico, un vengativo pigmalión que transforma a su discípulo a base de tortura, un nuevo Mengele con piel de cordero. “Un psicópata al que no le atraviesan las emociones de los demás”, en palabras de su doctor Frankenstein, Pedro Almodóvar, que ha coincidido con su actor fetiche dos décadas después de su anterior película juntos: ‘¡Átame!’ (1990).


Un (re)encuentro al que ambos han llegado de forma muy diferente y con vitolas diametralmente opuestas. Banderas, con la llave que da acceso a los grandes públicos pero con la estantería (casi) vacía de los premios que dan prestigio y, Almodóvar, con un último fracaso de crítica y público (‘Los abrazos rotos’) pero con el reconocimiento internacional de ser una especie en extinción: uno de los últimos que da sentido al cine de autor. A estas alturas de la película, quiero decir del estreno de ‘La piel que habito’ el pasado septiembre, no se puede esconder que A&A (Antonio&Almodóvar, tanto monta) esperaban más de la película que les ha (re)unido. Más resultados. Mejores resultados. Ambos tenían las miras puestas en los Óscar, pero su lugar en las candidaturas como estrella (extranjera) invitada lo ha acabado ocupando la película revelación de la temporada, la francesa ‘The Artist’.


Compuestos y sin candidatura dorada, los Goya taparon las cicatrices de ‘La piel que habito’ al otorgarle el mayor número de candidaturas, 16, en dura pugna con la otra gran favorita, ‘No habrá paz para los malvados’ (14). Precisamente, el protagonista de esta última, el contradictorio inspector de policía Santos encarnado de forma ejemplar por José Coronado, es el gran rival de Antonio Banderas en el Goya al mejor actor, un premio que el malagueño merece por su intensa, contenida y magistral interpretación del médico con las entrañas retorcidas Robert Ledgard.


Un papel que en pantalla ha resultado muy diferente a lo que el actor pensó y preparó en un principio, ya que desde los ensayos Almodóvar pidió a Banderas que guardara todos los sentimientos tras esa piel que habitaba su personaje para convertirlo en un ser frío y carente de emociones. Una diferencia de pareceres de la que saltaron chispas, pero de la que el actor malagueño supo salir victorioso y componer lo que el propio Antonio Banderas denomina “un egocentrista que utiliza la venganza como una excusa para un proyecto mucho más serio: la posibilidad de convertirse en Dios”.


Pero más que un dios, el personaje de Banderas es un ángel caído que sobrevuela en ocasiones muy por encima de la línea argumental de ‘La piel que habito’. Un sobresaliente trabajo que es su mejor coartada ante un premio Goya que se le resiste (sus colaboraciones con Almodóvar le proporcionaron sendas candidaturas por 'Matador' y 'Átame', a las que después sumó otra por ‘Two Much’) y que de ganarlo ahora llevaría además implícito el reconocimiento a una carrera internacional marcada por el riesgo y el compromiso.


Valores que lo llevaron a dar el salto a Hollywood sin el respaldo del premio del cine español y sin hablar inglés. Nada pudo detener el empeño, calidad y fuerza de este actor que hace ahora dos décadas se propuso ser el rey del mambo. Su triunfo y ascenso en producciones internacionales facilitó que otros españoles alcanzaran la alfombra roja, como Penélope Cruz, Javier Bardem o el propio Almodóvar.


Esa capacidad de sacrificio, valentía y éxito de Banderas se han visto reconocidas con distinciones al conjunto de su carrera (Medalla de Oro de la Academia de Cine y sendos títulos de doctor Honoris Causa por el Dickinson College, de Pennsylvania, y la Universidad de Málaga), mientras que en el plano más personal cuenta apenas con una candidatura a los premios Tony de 2003 por su papel estelar en el musical ‘Nine’ (un éxito de crítica y público durante seis meses, pero que apenas duró unas semanas más en cartelera tras el abandono del malagueño y su sustitución por otro actor al frente del reparto) y tres nominaciones a los Globos de Oro.


El Óscar, por el momento, no está en sus balances. Pero con la piel del Goya tiene una cuenta pendiente muy antigua. Y nada mejor que un cirujano como Ledgard para cerrar viejas heridas.