CINE

Adiós a Charlton Heston

El legendario interprete murió en su residencia de Beverly Hills, tras haber sufrido durante seis años un lento e imparable deterioro debido al Alzheimer. Actor de poderosa presencia, pasará a la historia por ser protagonista de títulos como ¿Ben-Hur¿, ¿Los diez mandamientos¿ o ¿El planeta de los simios¿. Enrique Abenia (HERALDO.es)

El mundo del celuloide ha perdido a otra de sus leyendas. Charlton Heston, con independencia de la polémica que en su día suscitaron sus ideas políticas y el hecho de que presidiera la Asociación Nacional del Rifle, siempre será considerado uno de los grandes de Hollywood. Su rostro quedará asociado al cine histórico y épico, de catástrofes o de ciencia ficción en películas clave para comprender la evolución de esos géneros. Para el recuerdo quedan su carisma y su capacidad para llenar la pantalla solo con su presencia, cualidad sin duda favorecida por su complexión y su poderosa voz. No es de extrañar que con esas características interpretara a personajes históricos como Moisés, El Cid o Miguel Ángel. Algunas de las escenas de los filmes que protagonizó han pasado a la historia del cine y forman parte del imaginario colectivo. Sirvan, a modo de ejemplo, la batalla de cuadrigas de “Ben-Hur”, por la que ganó su único Óscar o el monólogo final, frente a la Estatua de la Libertad, en “El planeta de los simios”.


Su extensa filmografía comenzó en 1941 con “Peer Gynt” a las órdenes de David Bradley, con quien repitió en “Julio César”, en la que hizo de Marco Antonio. Pronto trabajaría con el reputado Cecil B. DeMille en “El mayor espectáculo del mundo” (1952) y “Los diez mandamientos” (1956), participando en medio de ese periodo en numerosos proyectos televisivos y en películas como “Cuando ruge la marabunta” o “Horizontes azules”. Orson Welles contó con él para hacer de policía mexicano en “Sed de mal”, una de las obras maestras del cine negro. Luego lo reclutaría William Wyler para “Horizontes de grandeza” y la icónica “Ben-Hur”. Después viajaría a España para rodar “El Cid” (1961) junto a Sophia Loren, a la que siguieron “55 días en Pekín”, “Mayor Dundee”, a las órdenes de otro grande, Sam Peckinpah, “El tormento y el éxtasis” o “La historia más grande jamás contada”.


A finales de la década de los sesenta y primeros años de los setenta se centró en la ciencia ficción (“El planeta de los simios”) y la serie B del género (“El último hombre... vivo”, que en 2007 fue objeto de una nueva versión protagonizada por Will Smith, y “Cuando el destino nos alcance”). Eso sin olvidar su regreso a España para rodar “Marco Antonio y Cleopatra” y “Los tres mosqueteros”. Asimismo, con el cine de catástrofes en pleno apogeo, no dudó en participar en “Aeropuerto 75” o “Terremoto”.


En los años posteriores su ritmo de trabajo, ya más reducido, se limitó prácticamente a la televisión. En los noventa encabezó el reparto de “La isla del tesoro”, dirigida por su hijo Fraser, e interpretó papeles pequeños en “Tombstone”, “Mentiras arriesgadas”, “En la boca del miedo” y “Hamlet”. Tras “Alaska”, también realizada por su hijo, llegarían “Un domingo cualquiera”, de Oliver Stone, y “Gideon”. El último trabajo de Heston en llegar a las salas comerciales españolas fue la mediocre “The Order” (2001), producto para mayor gloria de Jean-Claude Van Damme, si bien se retiraría definitivamente del cine con la italiana “My father, rua alguem 5555”, de 2003.